Bombas, Brexit y Biden: el complicado aniversario del Acuerdo de Viernes Santo
Hace un cuarto de siglo el Acuerdo del Viernes Santo puso fin a un conflicto que por décadas enfrentó católicos y protestantes en Irlanda y que dejó, además de 3.500 muertos, fracturas dentro del tejido social que aún hoy son evidentes.
El martes el presidente estadounidense, Joe Biden, será testigo de los avances en la construcción de esta paz en la isla. El mandatario, que se ha mostrado orgulloso de su herencia irlandesa y se ha descrito como un apasionado por la literatura de la isla, visitará el campus de Ulster, en Belfast, en donde dará un discurso histórico.
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El martes el presidente estadounidense, Joe Biden, será testigo de los avances en la construcción de esta paz en la isla. El mandatario, que se ha mostrado orgulloso de su herencia irlandesa y se ha descrito como un apasionado por la literatura de la isla, visitará el campus de Ulster, en Belfast, en donde dará un discurso histórico.
La capital norirlandesa fue en los tiempos más crudos del conflicto un sinónimo de destrucción. Hoy ese campus alberga a estudiantes de todo el mundo y su arquitectura exhibe la evolución de la ciudad. Aquí las palabras de Biden, descrito como un “hijo de Irlanda”, serán importantes para recordar la necesidad de la paz en un punto inquietante para todo el proceso. Es un aniversario complicado.
Nada más el lunes, en el marco de la conmemoración de los 25 años del acuerdo, unos encapuchados lanzaron bombas de petróleo durante una manifestación en Belfast. En noviembre, un atentado se registró en la localidad fronteriza de Strabane.
“Un cuarto de siglo después del final de los disturbios, los grupos paramilitares republicanos y leales todavía reclutan, todavía marchan, todavía intimidan y, en ocasiones, todavía matan. El IRA Provisional se está desvaneciendo en la historia y los grupos leales no amenazan a los católicos. Pero una forma menos mortífera de paramilitarismo permanece entretejida en la sociedad, lo que refleja y agrava la disfunción política”, escribió Rory Carroll, corresponsal de The Guardian en Irlanda.
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Puede que no haya bombas como antes, pero la reconciliación aún no es un hecho. La conmemoración de 25 años de paz en Irlanda del Norte llega en medio de una situación con varias demandas y pocas soluciones. Por ejemplo, desde hace más de seis meses las ramas del poder no han logrado encontrar la manera de concertar para funcionar. ¿Qué quiere decir esto? La rama Ejecutiva en Irlanda del Norte está constituida por miembros de los partidos que más escaños ganaron en las elecciones populares. Supuestamente, estos integrantes deben ponerse de acuerdo para garantizar que los dos grupos que se disputan el poder en el país (unionistas y nacionalistas) trabajen juntos.
En mayo de 2022 se llevaron a cabo las elecciones legislativas. Su resultado fue sorpresivo debido a que, por primera vez en la historia de la asamblea, también conocida como Stormont, los nacionalistas lograron mayores apoyos que los partidos unionistas. Después de los comicios los unionistas, que están reunidos en su mayoría por el Partido Unionista Democrático (DUP), se han opuesto con vehemencia a que se pueda formar el gobierno y no han permitido avanzar con los trámites que suele hacer este organismo.
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Una muestra de la crisis política que vive el país es lo mencionado por Chris Heaton-Harris, secretario de Irlanda del Norte: “Cualquiera que estuviera prediciendo una fecha en la que el Ejecutivo regresaría (...) sería alguien que también podría venderle un trébol de cuatro hojas. Nadie sabe cuándo volverá. Los plazos son mortales en términos de Irlanda del Norte”.
Las cuestiones de fondo para esta incapacidad para lograr acuerdos políticos son amplias, pero hay una en particular. Vale la pena mencionar que la isla de Irlanda está dividida diplomáticamente en dos desde hace más de un siglo. Entonces, este territorio está compuesto por la República de Irlanda, que no pertenece al Reino Unido, e Irlanda del Norte, que sí está bajo la jurisdicción británica.
Aquí es donde nace todo el problema: Irlanda del Norte es el único territorio del Reino Unido que colinda con un país miembro de la Unión Europea (UE), ya que Escocia, Gales e Inglaterra son islas y no comparten frontera con otros países miembros del bloque de países. Aparece otra gran “B” que enmarca este aniversario, además de las bombas y Biden.
El Brexit, firmado en 2016, con el que inició el proceso político con el cual el Reino Unido se retiró de la Unión Europea, volvió a agitar la política de Irlanda del Norte, debido a que, de acuerdo con los legisladores unionistas, este tratado viola algunos de los puntos pactados en el Acuerdo de Viernes Santo. Dada su discrepancia con el Brexit y con una violación a los acuerdos, según argumentan los líderes del DUP, ellos han bloqueado prácticamente el funcionamiento de los engranajes que mueven la política en Irlanda del Norte.
Según explica el Huffington Post, los unionistas “se han negado a nombrar a ministros para el Ejecutivo, principalmente las funciones de presidente y vicepresidente”. Según se lee en el diario, esto ha desencadenado en que, “sin estas figuras, la asamblea no pueda proceder a ningún otro asunto”.
Para el DUP, haber firmado el Brexit significó “socavar la posición constitucional de Irlanda del Norte”, ya que “la separa del resto del Reino Unido”. Sin embargo, el problema trasciende mucho más allá de estas acusaciones. De acuerdo con la AFP, “la paz en Irlanda del Norte es quizá más precaria en 2023 de lo que ha sido en cualquier otro momento”.
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Esto debido a que la aprobación del Brexit, además de generar una amplia polarización en la política británica, provocó el rechazo de parte de los unionistas, al supuestamente vulnerar uno de los puntos más importantes del Acuerdo de Viernes Santo. En febrero, el bloque de países y el Reino Unido firmaron el denominado “Marco de Windsor”, otro acuerdo de cooperación con el que se esperaba simplificar y salvaguardar las preocupaciones sobre el Protocolo de Irlanda, borrando la “frontera comercial” que se había formado entre Belfast y el resto del Reino Unido. Aunque este fue un importante avance de confianza entre ambas partes, no dejó satisfechos a los unionistas, por lo que la confrontación continúa. La paz se sigue construyendo.