Son considerados como el militar ideal. Sin necesidad de suministros, permanecen escondidos durante años en el campo de batalla. Nunca exigen agua, comida, refugio o descanso. No dependen de la moral del Ejército y cuando ataca, inflinge el mayor daño posible a su adversario, cumpliendo a cabalidad la voluntad de sus superiores. Durante años de guerras, las bombas racimo, junto con las minas antipersonales, han sido consideradas como el soldado que todo ejército desea en sus filas, ya que incluso cuando las tropas abandonan el frente, se...
Por Tomás Tarazona Ramírez
Periodista de investigación con énfasis en conflicto, memoria y paz.ttarazona@elespectador.com