Boris Nadezhdin, la promesa frágil en las elecciones de Rusia
Un opositor de Vladimir Putin ha concentrado las miradas del mundo y ha reunido los apoyos suficientes para aspirar a la presidencia: Boris Nadezhdin, quien aboga por una tregua en la que guerra entre Rusia y Ucrania. Sin embargo, existen dudas sobre si puede ser una verdadera amenaza para el actual mandatario.
María José Barrios Figueroa
En menos de un mes se cumplirá el segundo aniversario del inicio de la ofensiva rusa en Ucrania. Tres semanas después, se celebrarán las elecciones presidenciales en Rusia, que van desde el 15 al 17 de marzo. Vladimir Putin, el actual presidente, apuesta por una reelección, pero ya se ha encontrado con un primer obstáculo: el pacifista Boris Nadezhdin, quien aboga por una tregua y la liberación de los presos políticos. Pero todavía está por verse si representa una verdadera amenaza para el mandatario.
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En menos de un mes se cumplirá el segundo aniversario del inicio de la ofensiva rusa en Ucrania. Tres semanas después, se celebrarán las elecciones presidenciales en Rusia, que van desde el 15 al 17 de marzo. Vladimir Putin, el actual presidente, apuesta por una reelección, pero ya se ha encontrado con un primer obstáculo: el pacifista Boris Nadezhdin, quien aboga por una tregua y la liberación de los presos políticos. Pero todavía está por verse si representa una verdadera amenaza para el mandatario.
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Putin fue elegido por primera vez a la presidencia en el 2000. Cuatro años después, fue reelegido. En el 2008 se convirtió en primer ministro y se volvió a ser presidente en el 2012. Desde ese momento, no ha abandonado su cargo. Y no piensa hacerlo pronto. Vladimir Rouvinski, profesor de la Universidad Icesi, indica que lo que ocurrirá en marzo no se trata de unas elecciones, pues no hay verdadera libertad y competitividad, sino de un “ritual” con el que cumple el mandatario ruso. En las campañas presidenciales, no hay un “ámbito donde los candidatos pueden competir de manera sensata, pueden tener el acceso a los espacios públicos o donde pueden expresar sus puntos de vista”.
“Por ejemplo, Nadezhdin no puede decir que lo que está ocurriendo en Ucrania es una guerra, tiene que usar el lenguaje ‘una operación militar’. Tiene que cumplir con todas esas regulaciones que básicamente no permiten la libertad de expresión en la Rusia de hoy. Entonces, no hay una competitividad, estas elecciones no son elecciones libres, competitivas y eso es un elemento muy necesario”, enfatiza Rouvinski.
En ese panorama, figuras como Alexéi Navalni, el líder de la oposición rusa, han sido perseguidas y acusadas de diversos crímenes. El opositor se encuentra actualmente en una prisión en el círculo polar ártico, una de las más hostiles en Rusia, en donde cumple una condena de casi 30 años de cárcel.
Ahora, el mundo pone sus ojos en Boris Nadezhdin, un exdiputado de la Duma que se postula como candidato del Partido Iniciativa Civil para competir contra Putin. Se ha posicionado en contra de la guerra contra Ucrania, a favor de una flexibilización a las leyes sobre la interrupción voluntaria al embarazo y de la inclusión a la comunidad LGBTQA+.
El candidato presentó este miércoles los apoyos a su candidatura ante la Comisión Electoral Central de Rusia, la encargada de decidir si avala su participación en las elecciones. No solo presentó las 100.000 firmas necesarias, sino que logró recaudar 200.000, un apoyo que sorprendió al mundo. Para muchos, Nadezhdin apareció de la nada y no se ha encontrado con el mismo nivel de persecución que algunos opositores.
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“No sé exactamente por qué no me arrestan”, dijo Nadezhdin a CNN.
Su figura está rodeada de dudas. Mientras Dmitri Peskov, el portavoz del Kremlin, dice que el candidato “no [los] asusta”, hay quienes recuerdan que Nadezhdin ha tenido cierta cercanía con el presidente y funcionarios de su gobierno. En el 2012 fue observador electoral de Putin en las elecciones presidenciales y era cercano a Serguéi Kiriyenko, el actual asesor político del mandatario ruso. Para quienes critican a la administración actual, Nadezhdin es tan solo una marioneta. El candidato lo ha negado repetidas veces.
En el pasado, Kiriyenko permitió que opositores de Putin participaran en procesos electorales. Rouvinski recuerda que, en el 2013, Alexéi Navalni pudo postularse como candidato a las elecciones a la Alcaldía de Moscú y obtuvo un apoyo del 27,24 %.
“A pesar de las restricciones, de no tener las mismas condiciones para participar en el proceso electoral, [Navalni] sí logró ganar un porcentaje muy importante y, como sabemos, eso generó un castigo para Kiriyenko, que permitió este proceso”, asegura el profesor.
Rouvinski explica que permitir la participación del candidato genera una imagen de unas elecciones libres y justas. En el caso de Navalni, funcionó para mostrar del descontento de la población moscovita y un apoyo firme al líder de la oposición. Sin embargo, el profesor advierte que, en el caso de Nadezhdin, es Putin quien está detrás del telón, manejando las cuerdas de los que parecen ser sus opositores.
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“Representa una jugada del Gobierno. No es más. Una jugada arriesgada, posiblemente, que viene de la administración de Putin”, señala. “Pensaron que Nadezhdin puede ser un elemento que pueda dar un poco de falsa intriga, un color a algo que es completamente gris, como lo es ese proceso ritual llamado ‘elecciones’”.
Rouvinski apunta que, de ser una verdadera competencia para Putin, no hubiera sido posible siquiera recoger firmas. Esa fue la situación a la que se enfrentó Yekaterina Duntsova, una candidata independiente, a quien la Comisión Electoral Central rechazó por supuestas “irregularidades en los documentos entregados” para inscribir a su grupo de campaña. La experiodista ha denunciado haber sido detenida por la policía de tránsito y sometida a una prueba de drogas.
Incluso, las firmas que recibió no serían a favor de Nadezhdin en sí, sino una forma del pueblo ruso de manifestar su inconformidad con la guerra que lleva Putin contra Ucrania, la única que tiene cuando las manifestaciones públicas podrían llevar a una persona a la cárcel.
“Muchos de los rusos que firmaron para Nadezhdin no lo hicieron porque él fuera un líder de oposición, porque no lo es, sino que fue una oportunidad de expresar su rechazo hacia la política de Putin en cuanto a la guerra en Ucrania. Hay que separar Nadezhdin como personaje, que es totalmente controlado por el Kremlin, y miles de rusos que encontraron ahí una forma de protesta contra la política de Putin, porque todas las demás formas de protesta están prohibidas”, afirma Rouvinski.
Aun así, las posibilidades de que sea registrado son pocas. No existe una separación de poderes, por lo que los procedimientos de la Comisión Electoral Central no son transparentes y atienden a las órdenes de Putin. Como con Duntsova, otros candidatos de la oposición han visto que sus inscripciones y registros han sido rechazados con motivos infundados, mientras que los documentos del actual mandatario son aceptados sin rechistar.
Rouvinski nota que un régimen autoritario como el ruso no permitiría las elecciones si no supiera cuál sería el resultado final, es decir, una victoria contundente de Putin. Así, si Nadezhdin llegara a salir en el tarjetón electoral, no habría forma de saber cuántos apoyos recauda sin transparencia en el órgano electoral. Para los expertos, aunque falte más de un mes para las votaciones, el resultado está cantado: Putin seguirá en el poder.
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