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Brigitte Macron, esposa del presidente francés Emmanuel Macron, sostuvo que está lista para presentar acciones legales por información falsa que circula en redes sociales sobre su identidad. “No, Brigitte Macron no es un hombre”, se lee en los titulares de la prensa francesa, desmintiendo una ola de trinos en los que los usuarios aseguraron que ella sería una mujer trans que habría nacido bajo el nombre de Jean-Michel Trogneux.
Medios franceses señalan que el origen de la información falsa estaría en un medio de comunicación de extrema derecha, y que ha sido difundida por grupos antivacunas y de conspiración como QAnon, el movimiento estadounidense que divulga teorías negacionistas del COVID-19 y que apoya a Donald Trump.
El equipo de abogados de Brigitte Macron rastreará a todos los usuarios que han compartido la información en redes sociales. También se investigará el origen de la publicación que, según informan medios locales, fue un artículo escrito por mujer llamada Natacha Rey. “La historia luego encontró una audiencia más amplia después de ser discutida en una transmisión de YouTube”, informó la BBC.
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Rey, una mujer ligada a círculos de conspiración antisemitas y antivacunas, publicó la información en una plataforma de ultraderecha, Faits et Documents. Sin embargo, sus afirmaciones empezaron a divulgarse de forma masiva luego de una entrevista de cuatro horas que Rey dio a una autoproclamada médium, Amandine Roy, el 10 de diciembre, como lo informó El País de España y la BBC. Poco después, el tema agarró fuerza en las redes.
El peligro de las teorías de conspiración y la transfobia
Tras conocerse las medidas legales que impulsará Brigitte Macron, y luego de la cobertura que tuvo la noticia en varios medios de comunicación en el mundo, Marie Peltier, historiadora y experta en teorías de la conspiración, sostuvo que todo este proceso plantea varios dilemas.
“Las teorías de la conspiración son la fabricación de un relato y, si los medios participan en la fabricación de un contrarrelato, se arriesgan a alimentar esa bestia. Pero también es cierto que el imaginario conspiranoico impregna tanto nuestra sociedad que no es un tema que podamos evitar”, sostuvo la experta a El País.
La información falsa difundida por usuarios en Francia es muy similar a lo que ya ocurrió en Estados Unidos hace unos años: “Antes de que el norteamericano Alex Jones lanzara el bulo transfóbico contra Michelle Obama en 2014, Jerome Corsi, de extrema derecha, había preparado el terreno dos años antes sugiriendo (con información falsa) que Barack Obama era gay y lo mantenía en secreto”, recordó Rudy Reichstadt, director del observatorio contra las conspiraciones Conspiracy Watch, en la revista Franc-Tireur.
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¿El problema? Esta vez, en el caso de Brigitte Macron, más de 66.000 usuarios publicaron mensajes que incluían comentarios transfóbicos o sexistas. Sin mencionar que a la discusión también entra el debate del peligro potencial que representan las teorías de conspiración. Y lo vimos con el asalto al Capitolio en Washington.
El caos se desató en la capital estadounidense luego de que Donald Trump se dirigiera a centenares de seguidores que hicieron una marcha en Washington. En su discurso, que terminó encendiendo los ánimos, el expresidente republicano aseguró que “nunca” concedería la derrota frente Joe Biden al reiterar sus acusaciones, sin pruebas, de fraude electoral.
¿El resultado? Cinco personas murieron y cerca de 140 agentes fueron agredidos por manifestantes partidarios de Trump, que iban armados con hachas, bates y palos de hockey, entre otros objetos, según datos de las autoridades.
“No importa mucho si alguien piensa que los ovnis aterrizaron en Roswell, Nuevo México, o que Elvis todavía está vivo, pero es muy importante si alguien piensa que el coronavirus no es real o que una vacuna puede ser más peligrosa que la enfermedad. Tales creencias, si se generalizan, suponen un peligro para la salud pública. De hecho, los activistas contra las vacunas ya son una amenaza”, escribió el columnista Max Boot en el Washington Post el año pasado.