Bucha: la barbarie que se destapó tras la retirada rusa de Kiev
Cientos de cadáveres tirados en las calles y en fosas comunes fueron encontrados en zonas cercanas a la ciudad de Kiev, en el norte de Ucrania. Mientras el gobierno de ese país acusa a Rusia de estar cometiendo un genocidio, Moscú dice que todo es una “producción” para Occidente.
La noticia de la liberación de la región de Kiev (Ucrania) este fin de semana vino acompañada del horror: cientos de cadáveres fueron encontrados incluso regados por las calles de ciudades como Bucha. Periodistas de la AFP allí confirmaron el sábado la presencia de al menos veinte cuerpos de personas vestidas de civil en una sola vía; uno de ellos tenía las manos atadas, según el reporte.
Luego de la retirada rusa de zonas cercanas a la capital del país, Kiev, y de Chernígov (norte de Ucrania), las autoridades ucranianas pudieron penetrar en áreas que habían estado bajo el control y el asedio ruso desde finales de febrero. Fue entonces cuando se empezaron a conocer las imágenes de la barbarie, que ya ha sido condenada por países de Occidente.
Sugerimos de contexto: “Genocidio”: Zelenski, tras masacre de civiles en Bucha condenada por Occidente
Las localidades de “Irpin, Bucha, Gostómel y toda la región de Kiev fueron liberadas del invasor”, aseguró el sábado la viceministra ucraniana de Defensa, Ganna Maliar, en Facebook. El repliegue fue leído por el asesor presidencial ucraniano Mijaulo Podoliak como una táctica de las tropas rusas para concentrarse en el este y sur del país, en donde ciudades como Mariúpol siguen bajo el asedio.
En el noroeste de Kiev (norte del país), Bucha se convirtió en el epicentro de la barbarie. Según le dijo el alcalde, Anatoly Fedoruk, a la agencia francesa de prensa en una entrevista telefónica, unas 300 personas tuvieron que ser enterradas en fosas comunes en la ciudad, pues no era posible hacerlo en cementerios, expuestos a bombardeos.
Según el mandatario local, muchos de los cuerpos tenían pañuelos blancos “para mostrar que estaban desarmados”, y entre las víctimas había familias enteras, hombres, mujeres, niños y personas de la tercera edad.
La fiscal general ucraniana, Iryna Venediktova, dijo que en los territorios de la región de Kiev recientemente retomados por las fuerzas ucranianas se han encontrado unos 410 cuerpos de civiles. Además de los hallazgos en las calles durante el sábado, el domingo la AFP informó que autoridades locales le “mostraron una fosa común con 57 cuerpos, algunos de ellos parcialmente enterrados”.
Durante el fin de semana también se confirmó la muerte de Maks Levin, fotoperiodista y documentalista ucraniano, que viajó a Vyshgorod, norte de Kiev, a cubrir la guerra y llevaba más de dos semanas desaparecido. Levin, de cuarenta años, registró en fotos varias imágenes de esta guerra que quedarán para la historia, como la de decenas de familias huyendo incluso con sus mascotas a cuestas.
Levin, quien fue colaborador de Reuters, BBC y Associated Press, entre otros, “estaba desarmado y fue abatido por dos disparos de armas ligeras efectuados por militares de las Fuerzas Armadas rusas”, indicó la Fiscalía ucraniana en un comunicado. El fotorreportero, padre de cuatro niños, se une a una lista de por lo menos seis periodistas que han perdido la vida en la guerra ruso-ucraniana.
Entretanto, países occidentales y Ucrania acusaron a las tropas rusas de cometer “crímenes de guerra” luego del descubrimiento de cadáveres esparcidos por las calles y fosas comunes en las ciudades cercanas a Kiev. Volodímir Zelenski, presidente del país, incluso acusó a Rusia de estar cometiendo “un genocidio” de civiles en su país.
“Estoy profundamente impactado por las imágenes de civiles asesinados en Bucha, Ucrania”, dijo el secretario general de la ONU, Antonio Guterres. Reino Unido, Francia, Alemania, España, Italia y la Unión Europea (UE) condenaron lo sucedido y pidieron que los responsables sean llevados ante el tribunal internacional de La Haya. La OTAN y el Departamento de Estado de Estados Unidos también manifestaron su rechazo.
Rusia, por su parte, niega ser responsable de estas masacres. “Durante el tiempo en que esta localidad estuvo bajo control de las Fuerzas Armadas rusas, ni un solo residente local sufrió acciones violentas”, dijo el Ministerio de Defensa. Según la cartera, las imágenes de cadáveres en las calles son “otra producción del régimen de Kiev para los medios occidentales”.
Mientras tanto, en el sur del país, en Odesa, puerto sobre el mar Negro, el domingo se reportó un ataque con misiles que destruyeron una refinería y depósitos de combustibles, según información del mismo ministerio ruso. El ataque no habría dejado víctimas mortales.
Esta semana se completan cuarenta días de invasión rusa en Ucrania. Según cifras de la ONU, más de 1.400 civiles han muerto y más de cuatro millones han huido del país. Las cifras de las autoridades ucranianas, no obstante, hablan de unos 20.000 muertos. El domingo, de acuerdo con la AFP, el jefe negociador ruso, Vladimir Medinski, dijo que aún no hay un proyecto de acuerdo listo para presentar a los presidentes de Rusia y Ucrania. Lo que está claro es que los hallazgos del fin de semana, en medio del intercambio de acusaciones, complicarán las conversaciones, que se reanudaron la semana pasada de forma presencial en Estambul (Turquía).
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La noticia de la liberación de la región de Kiev (Ucrania) este fin de semana vino acompañada del horror: cientos de cadáveres fueron encontrados incluso regados por las calles de ciudades como Bucha. Periodistas de la AFP allí confirmaron el sábado la presencia de al menos veinte cuerpos de personas vestidas de civil en una sola vía; uno de ellos tenía las manos atadas, según el reporte.
Luego de la retirada rusa de zonas cercanas a la capital del país, Kiev, y de Chernígov (norte de Ucrania), las autoridades ucranianas pudieron penetrar en áreas que habían estado bajo el control y el asedio ruso desde finales de febrero. Fue entonces cuando se empezaron a conocer las imágenes de la barbarie, que ya ha sido condenada por países de Occidente.
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Las localidades de “Irpin, Bucha, Gostómel y toda la región de Kiev fueron liberadas del invasor”, aseguró el sábado la viceministra ucraniana de Defensa, Ganna Maliar, en Facebook. El repliegue fue leído por el asesor presidencial ucraniano Mijaulo Podoliak como una táctica de las tropas rusas para concentrarse en el este y sur del país, en donde ciudades como Mariúpol siguen bajo el asedio.
En el noroeste de Kiev (norte del país), Bucha se convirtió en el epicentro de la barbarie. Según le dijo el alcalde, Anatoly Fedoruk, a la agencia francesa de prensa en una entrevista telefónica, unas 300 personas tuvieron que ser enterradas en fosas comunes en la ciudad, pues no era posible hacerlo en cementerios, expuestos a bombardeos.
Según el mandatario local, muchos de los cuerpos tenían pañuelos blancos “para mostrar que estaban desarmados”, y entre las víctimas había familias enteras, hombres, mujeres, niños y personas de la tercera edad.
La fiscal general ucraniana, Iryna Venediktova, dijo que en los territorios de la región de Kiev recientemente retomados por las fuerzas ucranianas se han encontrado unos 410 cuerpos de civiles. Además de los hallazgos en las calles durante el sábado, el domingo la AFP informó que autoridades locales le “mostraron una fosa común con 57 cuerpos, algunos de ellos parcialmente enterrados”.
Durante el fin de semana también se confirmó la muerte de Maks Levin, fotoperiodista y documentalista ucraniano, que viajó a Vyshgorod, norte de Kiev, a cubrir la guerra y llevaba más de dos semanas desaparecido. Levin, de cuarenta años, registró en fotos varias imágenes de esta guerra que quedarán para la historia, como la de decenas de familias huyendo incluso con sus mascotas a cuestas.
Levin, quien fue colaborador de Reuters, BBC y Associated Press, entre otros, “estaba desarmado y fue abatido por dos disparos de armas ligeras efectuados por militares de las Fuerzas Armadas rusas”, indicó la Fiscalía ucraniana en un comunicado. El fotorreportero, padre de cuatro niños, se une a una lista de por lo menos seis periodistas que han perdido la vida en la guerra ruso-ucraniana.
Entretanto, países occidentales y Ucrania acusaron a las tropas rusas de cometer “crímenes de guerra” luego del descubrimiento de cadáveres esparcidos por las calles y fosas comunes en las ciudades cercanas a Kiev. Volodímir Zelenski, presidente del país, incluso acusó a Rusia de estar cometiendo “un genocidio” de civiles en su país.
“Estoy profundamente impactado por las imágenes de civiles asesinados en Bucha, Ucrania”, dijo el secretario general de la ONU, Antonio Guterres. Reino Unido, Francia, Alemania, España, Italia y la Unión Europea (UE) condenaron lo sucedido y pidieron que los responsables sean llevados ante el tribunal internacional de La Haya. La OTAN y el Departamento de Estado de Estados Unidos también manifestaron su rechazo.
Rusia, por su parte, niega ser responsable de estas masacres. “Durante el tiempo en que esta localidad estuvo bajo control de las Fuerzas Armadas rusas, ni un solo residente local sufrió acciones violentas”, dijo el Ministerio de Defensa. Según la cartera, las imágenes de cadáveres en las calles son “otra producción del régimen de Kiev para los medios occidentales”.
Mientras tanto, en el sur del país, en Odesa, puerto sobre el mar Negro, el domingo se reportó un ataque con misiles que destruyeron una refinería y depósitos de combustibles, según información del mismo ministerio ruso. El ataque no habría dejado víctimas mortales.
Esta semana se completan cuarenta días de invasión rusa en Ucrania. Según cifras de la ONU, más de 1.400 civiles han muerto y más de cuatro millones han huido del país. Las cifras de las autoridades ucranianas, no obstante, hablan de unos 20.000 muertos. El domingo, de acuerdo con la AFP, el jefe negociador ruso, Vladimir Medinski, dijo que aún no hay un proyecto de acuerdo listo para presentar a los presidentes de Rusia y Ucrania. Lo que está claro es que los hallazgos del fin de semana, en medio del intercambio de acusaciones, complicarán las conversaciones, que se reanudaron la semana pasada de forma presencial en Estambul (Turquía).
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