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Georgia enfrenta crisis institucional sin precedentes. Miles de manifestantes proeuropeos llenando las calles de Tiflis por tercera noche consecutiva, en protesta por la decisión del gobierno de posponer hasta 2028 las negociaciones de adhesión a la Unión Europea y exponiendo el descontento hacia un sistema político que muchos consideran autoritario y prorruso.
Las protestas comenzaron el 28 de noviembre y han sido violentamente dispersadas por la policía, que empleó cañones de agua y gases lacrimógenos. Según las autoridades, más de 150 personas han sido detenidas, mientras que al menos 42 policías resultaron heridos. Sin embargo, los manifestantes, muchos de ellos jóvenes comprometidos con el futuro de Georgia, insisten en su lucha.
“No volveremos a Rusia, aunque nos cueste la vida”, declaró Nounou Jorbenadzé, de 64 años, durante las manifestaciones, según Reuters.
Primer ministro contra la presidente: el origen de la crisis
La tensión aumentó luego de los comicios celebrados el pasado octubre en los que el partido oficialista Sueño georgiano se impuso con un 54 %. La presidenta Salomé Zurabishvili, enfrentada con dicho partido, ha denunciado que tanto el Parlamento como el Gobierno son “ilegítimos”, apuntando a que las elecciones fueron amañadas, y se niega a dejar el cargo hasta que se realicen nuevas elecciones.
El primer ministro Irakli Kobajidze, quien ha calificado las protestas de “orquestadas por entidades extranjeras”, le ha pedido a Zurabishvili que abandone el cargo el próximo 29 de diciembre, tras finalizar su mandato, cediendo su residencia al próximo presidente electo.
Éxodo diplomático: los embajadores desafían al gobierno
La renuncia del embajador georgiano en Estados Unidos, Davit Zalkaliani, en protesta contra el gobierno, evidencia la magnitud de la crisis política que atraviesa el país. Otros embajadores en países clave, como Lituania, Italia y Países Bajos, también han renunciado.
La crisis ya ha producido algunos llamados de atención desde el exterior. Desde Bruselas, figuras como Kaja Kallas, jefa de la diplomacia de la UE, condenaron la violencia. Durante una visita a Kiev, Kallas advirtió que la situación “tendrá consecuencias” en la relación de Georgia con el bloque europeo y sugirió la posibilidad de sanciones.
“Tenemos una lista de cosas que podemos hacer, pero, por supuesto, tenemos que discutir”, dijo Kallas.
La Unión Europea y Estados Unidos han retirado su apoyo al gobierno de Irakli Kobajidze, acusándolo de retrocesos democráticos. Washington suspendió su acuerdo estratégico con Georgia, mientras que Bruselas condenó la represión policial y convocó nuevas elecciones parlamentarias.
Intentos fallidos de apaciguar las protestas
Kobajidze reafirmó el compromiso de su administración con la integración de Georgia a la Unión Europea para 2030, calificándola como una prioridad fundamental. Según el premier, el partido gobernante, Sueño Georgiano, ha trabajado “incansablemente” para asegurar la candidatura del país a la UE, enfrentándose a obstáculos tanto internos como externos.
A pesar de haber pospuesto las negociaciones hasta 2028, aseguró que este retraso no cambia el compromiso del gobierno con las aspiraciones europeas del país. Sin embargo, estas declaraciones no calmaron las tensiones, ya que las protestas continúan creciendo.
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