China como mediadora: entre la apertura de Ucrania y el recelo de Occidente
Según expertos, todos tienen sus intereses: a China le conviene la paz; a la OTAN, que Pekín no amplíe su influencia; mientras que a Kiev la situación le puede servir para ganar apoyos militares, económicos y multilaterales.
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China hizo este viernes un llamado a Rusia y Ucrania para encontrar una salida negociada a la guerra, que el mismo día cumplió un año. Advirtió, además, que las armas nucleares no deben usarse en estos enfrentamientos, justo días después de que, en el discurso del estado de la nación, el presidente Vladimir Putin anunciara la suspensión del último acuerdo de desarme vigente con Estados Unidos.
Después de esta propuesta de paz, las reacciones de Occidente desestimando la postura de Pekín no se hicieron esperar. “China no tiene mucha credibilidad porque no ha sido capaz de condenar la invasión ilegal de Ucrania”, dijo, por ejemplo, Jens Stoltenberg, jefe de la OTAN. El jueves, por ejemplo, el país liderado por Xi Jinping se volvió a abstener en la votación de una resolución de Naciones Unidas que pide el final de la invasión rusa.
Sin embargo, el presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, reviró y le entreabrió la puerta a la participación china en la resolución del conflicto. “Me parece que [en ese plan de paz] hay respeto a nuestra integridad territorial (...). Debemos trabajar con China en ese punto”, afirmó Zelenski, que se dijo dispuesto a reunirse con el presidente chino, Xi Jinping.
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Moscú, por su parte, dijo “valorar” los esfuerzos de Pekín, pero insistió en la necesidad de que se reconozca su control sobre las cuatro regiones ucranianas anexadas.
Para David Castrillón-Kerrigan, profesor e investigador de la Universidad Externado, China está siendo consistente con su postura, pues siempre ha abogado por una salida dialogada de la guerra y “lo hace porque le conviene”.
Se refiere a que la continuación de la guerra solo implica prolongar la inestabilidad económica y política para Rusia, que es su aliado. Un cambio de gobierno, por ejemplo, no descartaría la posibilidad de que un líder pro-Occidente (opuesto a Pekín) llegara al Kremlin, sin olvidar que en esa persona quedaría el control de las armas nucleares.
En materia económica, recuerda el analista, tampoco es conveniente que siga la incertidumbre, siendo China un país importador de alimentos y petróleo, materias cuyos precios han sido altamente afectados por la guerra.
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Y, finalmente, algo que preocupa particularmente a China en medio de este conflicto son los principios de la integridad territorial, en medio de los reclamos de Pekín sobre Taiwán, entre otros. Que Ucrania haya sido víctima de esto China “no lo dice abiertamente, pero si implícitamente. Que la guerra termine con un vencedor daría mal precedente y pondría en riesgo el orden internacional del que China hace parte”.
La OTAN, por otro lado, señala el analista, también tiene sus intereses al manifestar su postura. “Ucrania es un peón dentro de una gran estrategia de confrontación con otros actores, incluyendo a Rusia y China”, apunta Castrillón.
Ahora, la receptividad de Zelenski con su homólogo Xi también podría ser una fórmula de presión para Occidente, por ejemplo, para “acelerar la entrada de Ucrania a la Unión Europea (algo de por sí difícil porque, antes de la guerra, Ucrania era peor que Bulgaria o Rumania económica e institucionalmente hablando) o para obtener mayores ayudas para mantener viva la economía y para una posible reconstrucción”, dice Camilo Defelipe, especialista en Asia de la Facultad de Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales de la Universidad Javeriana.
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La consecuencia entre los acercamientos entre Pekín y Kiev sería que Occidente no entraría a “definir los términos y condiciones del trato, sino que serían objeto de ellos. Por tanto, es natural que Europa y EE. UU. hayan criticado el papel de China”, agrega.
Así, China “tendrá que ser muy cuidadosa porque desvincular a Occidente también le traería costos económicos altos. El reto es lograr el apoyo de muchos países a este trato”, concluye.
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