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Kab, un doberman de 2 años que lleva un pañuelo azul, se muestra muy ansioso. A veces le llaman “pastelito”, tiene el tamaño y el peso de un adolescente y la misma energía. En este momento, uno de sus dueños, Luisa Fulcher, lo conduce por el patio de un cine del este de Londres con el fin de quitarle el nerviosismo y permitirle una última pausa para ir al baño antes de que él y un puñado de otros perros se preparen para algo inusual: su primera experiencia cinematográfica.
El pasado fin de semana, Curzon Cinemas, una cadena con 16 salas en el Reino Unido, empezó a permitir que los perros asistieran a determinadas proyecciones con sus dueños, empezando por la de “Strays”, una comedia de acción real cargada de improperios que sigue a un grupo de perros (con voces de actores como Will Ferrell y Jamie Foxx) que se unen para vengarse de su dueño.
Londres es un paraíso para los perros, a los que muchas veces se les ve a los pies de sus dueños en restaurantes, bares, trenes y muchos otros lugares públicos. Es posible que las salas de cine sean las próximas en dar la bienvenida a los perros, gracias en parte a la pandemia.
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En el Reino Unido, que tiene una población de unos 67 millones de habitantes, se calcula que hay 11 millones de perros de compañía, según un informe de este año del Dispensario Popular para Animales Enfermos, una organización benéfica veterinaria. El tener mascotas se disparó durante la pandemia y ahora que se anima a los trabajadores a volver a la oficina, algunas mascotas y sus dueños están teniendo dificultades con la transición.
“Mucha gente decidió tener perros durante la pandemia y quieren venir a ver una película con su mascota”, dijo Jake Garriock, jefe de publicidad de Curzon. Afirmó que las nuevas proyecciones forman parte de un programa más amplio diseñado para que los clientes puedan ver las películas de la forma que mejor se adapte a ellos, como proyecciones para bebés con volumen reducido y mayor iluminación.
Por ahora, Curzon solo en una proyección a la semana admite perros de cualquier raza, en uno de los locales de la cadena en Londres, según Garriock. (Y no, no hay que comprar boletos para los perros.) No se les permite estar sobre las butacas y sus dueños deben limpiar cualquier accidente.
Curzon no es el único que admite perros. Picturehouse Cinemas, otra cadena británica, ofrece proyecciones aptas para cachorros desde 2015 y hay numerosos cines independientes en el Reino Unido que también lo hacen. (Sin embargo, la mayoría de los cines solo admiten perros de servicio).
De vuelta fuera del cine, Fulcher dijo que había traído un hueso para Kab, que ahora estaba lloriqueando para llamar la atención y saltando juguetonamente sobre un reportero.
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“Creo que es una idea estupenda, porque hoy en día los animales de compañía forman parte de la familia”, comentó sobre las nuevas proyecciones del cine. “Ya no son solo mascotas. Son como tu pequeño bebé”.
Para otros dueños de perros, las proyecciones suponen una nueva libertad. Ziad Dajani dice que él y su pareja llevaban cuatro años sin ir al cine juntos por culpa de Tarçin, su labradoodle australiano de 8 años, que sufre ansiedad por separación. “Básicamente, somos sus rehenes”, dijo Dajani. “No podemos dejarlo solo ni un minuto. Alguien tiene que estar con él todo el tiempo”.
En la fila para comprar golosinas antes de la proyección había otros dueños de perros, entre ellos Rebecca Minty y su hija. Con ellas estaba Lottie, que yacía en el suelo sin inmutarse por nada ni por nadie. Minty dijo que Lottie, una cocker spaniel de trabajo de 7 años que no trabaja, fue llevada a dar una larga carrera antes de ir al a fin de que estuviera tranquila.
Dentro, la proyección fue como cualquier otra, salvo por el crujido de los collares y algún ladrido ocasional. También se redujo el nivel de sonido de la película.
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“Es fundamental que los cines reduzcan el sonido en las proyecciones aptas para perros, pues de lo contrario el volumen podría causarles angustia e incluso dolor”, declaró en un comunicado Katherine Polak, veterinaria y vicepresidenta de Humane Society International. “En principio, es similar a los cines que ofrecen proyecciones aptas para bebés, en las que también reducen el sonido y aceptan que es probable que haya cierto nivel de molestia”.
Paget Fulcher, el otro propietario de Kab, declaró tras la proyección que Kab se había comportado bien a pesar de las dificultades. “La mayor parte del tiempo estuvo acostado en el suelo, jugando con un juguete que le trajimos”, dijo. “Todo estuvo bien. No pasó nada malo. Creo que estamos muy contentos de cómo nos fue”.
El comportamiento de un perro en casa ofrece pistas sobre cómo el animal podría afrontar la proyección de una película, según Graeme Hall, adiestrador canino británico conocido como “El pedrino” y presentador del programa de Netflix “Perros muy maleducados”.
“A algunos perros parece gustarles ver la televisión y otros ni cuenta se dan”, dijo Hall, quien aconsejó vigilar al perro en busca de señales de estrés, como que emita sonidos, bostece, se lama los labios y eche las orejas hacia atrás.
También dijo que los perros siguen las reacciones de sus dueños. “Sabemos que los perros se fijan constantemente en nuestras expresiones faciales y nuestro lenguaje corporal, en los pequeños sonidos que hacemos e incluso en nuestra respiración”, explicó. “Si te lo estás pasando bien, es muy probable que tu perro lo perciba”.
Garriock reconoció que no todo el mundo va a disfrutar viendo una película con perros entre el público.
“Obviamente, hay muchas proyecciones en las que no serán interrumpidos por perros”, dijo. “Si prefieres los gatos, puedes ir a otra de las proyecciones”.
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