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El ataque ruso del fin de semana contra un edificio residencial en la localidad ucraniana de Dnipró, que dejó al menos 36 muertos, constituye un “crimen de guerra”, dijo este lunes Suecia, que ostenta la presidencia rotatoria de la UE.
El recuento de víctimas podría agravarse, en lo que representa uno de los peores ataques desde el inicio de la guerra hace casi 11 meses. En tanto, el número de heridos asciende a 75, entre ellos 15 niños.
La autoridad de la región de Dnipropetrovsk informó este lunes que se desconoce el paradero de 35 residentes del edificio y que continúan las operaciones de rescate cerca de 40 horas después del bombardeo. Por otro lado, se informó que al inicio de las operaciones de rescate “39 personas fueron salvadas” de las ruinas.
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“El gobierno sueco condena en términos más firmes los continuos ataques sistemáticos contra civiles (...) incluyendo el ataque del sábado con misiles contra un bloque de apartamentos en Dnipró”, dijo a los periodistas el primer ministro sueco, Ulf Kristersson, que calificó el acto como “horrendo”.
Los “ataques intencionales contra civiles son crímenes de guerra. Quienes resulten responsables tendrán que rendir cuentas”, agregó en una rueda de prensa conjunta con el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel.
Rusia, por su parte, negó este lunes su responsabilidad en el ataque y planteó una teoría, sin sustento, que circula en las redes sociales de que la tragedia fue causada por el sistema de defensa área de los ucranianos.
“Las fuerzas armadas rusas no bombardean inmuebles residenciales, ni infraestructuras civiles. Bombardean objetivos militares”, declaró a la prensa el vocero del Kremlin, Dmitri Peskov.
“Cinco pisos se desplomaron sobre ella”: el relato del ataque
En la tarde del domingo, Roman Juravksy buscó desesperadamente a su madre, que vivía en este conjunto residencial. “Mi madre aún no fue encontrada. Pero la probabilidad, teniendo en cuenta que cinco pisos se desplomaron sobre ella...”, comienza a decir, antes de frenarse y guardar silencio.
El Kremlin tardó dos días en reaccionar y su portavoz mantuvo la estrategia de su país de desmentir que sus tropas fueran responsables de un bombardeo de este tipo.
“Las fuerzas armadas rusas no bombardean inmuebles residenciales, ni infraestructuras civiles. Bombardean objetivos militares”, declaró Peskov, pese a que varios bombardeos han alcanzado a múltiples blancos civiles desde el inicio de la invasión el 24 de febrero.
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El domingo, el presidente ruso, Vladimir Putin, no se pronunció sobre el tema, pero sí expresó que la operación en Ucrania tiene una “dinámica positiva”, unos días después de que Moscú reivindicó la toma de una pequeña localidad en el este.
El ataque contra el edificio residencial de Dnipró forma parte de una campaña de bombardeos habituales y masivos que Moscú comenzó en octubre contra la infraestructura energética ucraniana, destinada a dejar a la población a oscuras y sin calefacción en pleno invierno boreal.
En tanto, los occidentales han multiplicados sus promesas de ayuda militar para Ucrania, proyectando el envío de blindados y tanques, rompiendo con la reticencia inicial a la hora de enviar material pesado.
El ejército ucraniano —fortalecido por una creciente ayuda militar y financiera de Occidente— ha repelido al ejército ruso y le infligió duros reveses en 2022.
El sábado, el Reino Unido prometió suministrar “en las próximas semanas” 14 tanques Challenger 2 a Ucrania, lo que lo convierte en el primer país en enviar este tipo de material pesado.
Frente a las promesas del Reino Unido y de Polonia, el portavoz del Kremlin juró que estos blindados van a “quemarse”. “Los tanques se están quemando y se van a quemar”, dijo Peskov.
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