Crisis en Reino Unido: ¿qué está en juego para el nuevo gobierno británico?
Violentas manifestantes han estallado en distintas ciudades del país. Analistas coinciden en que Keir Starmer enfrenta su primera crisis y que del manejo que le dé dependerá buena parte de su futuro.
María Alejandra Medina
Es poco probable que la primera crisis que enfrenta el nuevo primer ministro de Reino Unido, el laborista Keir Starmer, sea una amenaza lo suficientemente fuerte como para desestabilizar a su gobierno. Sin embargo, según distintos analistas, sí será una prueba con narrativas y experiencias en disputa que, mal gestionada, le puede terminar pasando factura a la administración que hace un mes logró poner fin a casi 15 años de gobierno conservador.
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Es poco probable que la primera crisis que enfrenta el nuevo primer ministro de Reino Unido, el laborista Keir Starmer, sea una amenaza lo suficientemente fuerte como para desestabilizar a su gobierno. Sin embargo, según distintos analistas, sí será una prueba con narrativas y experiencias en disputa que, mal gestionada, le puede terminar pasando factura a la administración que hace un mes logró poner fin a casi 15 años de gobierno conservador.
La crisis que atraviesa el país por estos días se desató tras la politización y desinformación alrededor de un hecho lamentable: el asesinato de tres niñas que participaban en una actividad lúdica en la localidad de Southport, Inglaterra.
Del atacante, se supo rápidamente que es un joven de 17 años que quedó bajo custodia policial. Sin embargo, casi de inmediato se empezaron a difundir datos falsos, como que era un inmigrante musulmán. Las autoridades británicas han dejado claro que eso no es cierto: el joven es oriundo de Gales.
“La ultraderecha británica circuló en redes una versión falsa según la cual el asesinato lo habría cometido un inmigrante que estaría aplicando al asilo y habría estado, se dijo de manera falsa, bajo el radar de la inteligencia británica. Todo ello es falso. El asesino es británico”, resaltó Óscar Guardiola, profesor de la Universidad de Londres y columnista de este diario. “Sin embargo, se trata de una persona de raza negra”, agregó.
El daño se hizo con rapidez, gracias al impulso de las convocatorias en redes sociales. El sentimiento antiinmigrante explotó en forma de disturbios en un país al que (según los datos más recientes) más de 700.000 personas al año llegan buscando mejores oportunidades, en medio del descontento ciudadano por el alto costo de vida y, según Guardiola, por los efectos de la austeridad de años de gobierno conservador.
“Estos activistas convergen en los hoteles o centros en los cuales se está acogiendo a los inmigrantes. Los atacan, utilizan piedras para romper las puertas y las ventanas, entran y, como en uno de los casos que ocurrió este fin de semana, intentaron prenderle fuego con los inmigrantes allí acogidos dentro”, agrega el docente.
Resalta las consignas de las manifestaciones como “Enough is enough” (“Suficiente es suficiente”) o “Protejan a nuestros niños”, “que de manera más explícita que implícita se refiere a niños blancos y a los valores que la ultraderecha identifica como valores británicos, que son valores racistas”.
El caos se prolongó durante todo el fin de semana, con un saldo a hoy de cerca de 400 personas detenidas y varios oficiales heridos. La agitación, que incluyó también protestas reactivas antirracistas, se extendió por varias ciudades, como Liverpool, Manchester y Londres.
“Condeno rotundamente la matonería de extrema derecha que hemos visto este fin de semana. No lo duden: quienes han participado en esta violencia se enfrentarán a todo el peso de la ley”, dijo Starmer en las últimas horas.
Para Rafael Piñeros, profesor de relaciones internacionales de la Universidad Externado de Colombia, “una manifestación de violencia de la magnitud que se está viviendo es atípica de manera reciente en el Reino Unido”. Sobre las repercusiones de estos disturbios, los más violentos en por lo menos una década, no cree que debiliten al gobierno, “que acaba de instalarse, pero generará un compás de posibles reacciones. Starmer es nuevo en este tipo de sucesos, así que está por verse cómo moldea la situación para situaciones del futuro”.
“Es una prueba más de la crisis política en toda Europa (insular y continental) y podemos decir, en todo el mundo. En Reino Unido se ha exacerbado esta crisis desde la entrada en vigor del Brexit (en enero de 2021) que había ganado el referéndum con el argumento antiinmigración del Partido para la Independencia del Reino Unido (extrema derecha) liderado por Nigel Farage mientras gobernaba David Cameron del Partido Conservador”, opinó, por su parte, Jairo Agudelo, profesor de la Universidad del Norte.
Para Guardiola, efectivamente, hay que prestar atención a la dinámica dentro de la derecha. “El Partido Conservador está dividido y eso hace le hace vulnerable a una toma por parte de los sectores más derechistas del partido, más cercanos a la ultraderecha, cuyos activistas hemos visto en las calles”. En esto es clave el rol del mismo Farage, quien ganó un escaño en las más recientes elecciones británicas. Aunque el líder ultraderechista condenó la violencia en los disturbios, insistió en la “fractura de nuestras comunidades como consecuencia de la inmigración masiva y descontrolada”, según un comunicado.
“Si el actual Gobierno laborista no logra proveer alternativas materiales reales a una población que ve cómo sus servicios de salud de educación de cuidado de los niños de vivienda están siendo desmantelados y privatizados cada vez más, si no se le brinda soluciones, es muy probable que este tipo descontento se canalice hacia la ultraderecha, como ya parece estar ocurriendo”, añade el docente.
Es decir, la coyuntura actual puede no trascender de una crisis complicada, que, según Guardiola, seguramente será atendida con “mano dura”. Sin embargo, si no se solucionan de raíz los problemas que han exacerbado el sentimiento antiinmigrante, en el que prosperaron proyectos gubernamentales como el de expulsar a Ruanda a los solicitantes de asilo (promovido por la administración anterior), “es dable pensar que en el mediano y largo plazo la ultraderecha podría desestabilizar al Gobierno británico, como ya ha ocurrido en otros países europeos, como por ejemplo Italia o Francia”.
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