De Sanders a Petro: así conquistó el papa a los candidatos de izquierda
La reunión del candidato presidencial Gustavo Petro con el papa Francisco en el Vaticano causó sorpresa, pero no es el primer encuentro de este tipo que sostiene el argentino con un exponente de la izquierda.
Camilo Gómez Forero
La Biblia dice que Jesucristo fue un hijo de refugiados y un defensor de los pobres. Sin embargo, como explica Jacopo Barigazzi de Politico, fueron los conservadores, de línea dura contra la migración y de proteccionismo a los ricos, los que se apropiaron de su mensaje. Como ejemplo, Barigazzi cita a Donald Trump en Estados Unidos, a Matteo Salvini en Italia o a Viktor Orbán en Hungría, figuras reconocidas anti-migración y opositores a los impuestos para los ricos que buscaron a través de la religión consolidar su base electoral.
Pero mientras estos personajes usaban con cada vez más frecuencia la imagen de Jesús para atraer al electorado, el Vaticano, la organización más antigua y grande del mundo, ha buscado alejar silenciosamente la religión de los debates políticos. En medio de ese distanciamiento, no obstante, la Santa Sede no contaba con que el papa sería el encargado de tejer una nueva relación entre la religión y la política, ahora priorizando el otro espectro de esta: el de la izquierda.
Es poco común que un candidato presidencial se reúna con el papa en la Santa Sede, pues los encuentros suelen ser un gesto común en los jefes de Estado y no en los aspirantes a este cargo. Por esa razón, la reunión del candidato presidencial Gustavo Petro con el papa Francisco en el Vaticano este miércoles causó tanta sorpresa. Sin embargo, no es el primer encuentro de este tipo que sostiene el argentino con un exponente de la izquierda.
En abril de 2016, cuando aspiraba a la nominación del Partido Demócrata para las elecciones presidenciales de ese año en Estados Unidos, el socialista Bernie Sanders también se reunió con el papa Francisco en el Vaticano. El senador de Vermont, desafiante de la candidata Hillary Clinton, discutió con el Sumo Pontífice la necesidad de “inyectar moralidad y justicia en la economía mundial”.
“Le dije que estaba increíblemente agradecido por el increíble papel que está desempeñando en este planeta al discutir temas sobre la necesidad de una economía basada en la moralidad, no en la codicia”, manifestó Sanders sobre el encuentro.
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Sanders no es católico, pero profesa una gran admiración y respeto por el trabajo del papa. Aunque no comparten posiciones sobre el aborto, tienen en común la ambición por controlar el poder corporativo y nivelar las condiciones económicas para la clase trabajadora.
Sobre el caso de Sanders también hay que destacar una particularidad: mientras que el papa Francisco se mostró presto a recibir al senador y aspirante a la nominación demócrata a la presidencia, lanzó, por otro lado, duras críticas al entonces favorito republicano y ganador de la contienda, Donald Trump.
“Una persona que solo piensa en construir muros, estén donde estén, y no en construir puentes, no es cristiano”, dijo Francisco sobre la idea de Trump de levantar un muro para detener a los migrantes en la frontera sur con México.
Eso fue en 2016, pero no fue la única vez que Francisco se inmiscuyó en la campaña electoral estadounidense durante su papado. En 2020, el papa se negó a reunirse con Mike Pompeo, secretario de Estado durante la administración Trump. Esto fue un golpe relevante durante la campaña, considerando que Pompeo lideraba los esfuerzos del equipo Trump para buscar el voto de los religiosos de cara a los comicios. La decisión dejaba claro con quién se sentía cómodo Francisco y con quién no.
Ahora, Sanders no es el único ejemplo de un exponente de la izquierda que se acerca a Francisco o que demuestra enorme admiración por su discurso. Desde 2014, el líder de la oposición griega y futuro primer ministro de ese país, Alexis Tsipras, comenzó su acercamiento con el papa, a quien elogió asegurando que era el “pontífice de los pobres”. Tsipras, cabe resaltar, manifestó ser ateo antes del encuentro.
“Tuve la oportunidad de transmitir la imagen que existe en este momento en Grecia. Decirle que después de cuatro años de estancamiento y políticas de austeridad injustas, la mayoría de los griegos están pagando [un gran precio] mientras que al mismo tiempo los bancos están ser salvo”, dijo Tsipras sobre el encuentro, al que calificó una “reunión importante de personas con ideas afines”.
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El debate por la justicia económica no sería el principal pilar de esta relación, sino la migración. Francisco reconoció los esfuerzos de Tsipras en esta materia llegando incluso a decir que el izquierdista merecía recibir el Premio Nobel de la Paz en 2019 por su postura frente a los refugiados.
“Una vez hablé con un político, un hombre al que respeto y diré el nombre: Alexis Tsipras. Y hablando de esto y de los acuerdos de no dejar entrar, me explicó las dificultades, pero al final me habló de corazón y dijo esta frase: ‘los derechos humanos están antes que los acuerdos’. Esta frase merece el Premio Nobel”, dijo Francisco.
Otro político que se ha regado en elogios al papa Francisco es el español Pablo Iglesias, antiguo líder del partido Unidas Podemos (UP) quien hoy está retirado de la política. Durante una visita el campus de la Universidad de Alcalá, Iglesias aseguró que no era una novedad que la derecha española odiara al Sumo Pontífice, considerando las posturas económicas y sociales que ha defendido este durante su papado.
Iglesias recordó cuando el papa dijo que “hay ideologías que defienden la autonomía absoluta de los mercados y la especulación financiera, y que esas ideologías son causantes de la desigualdad”, para luego reconocer que “es impresionante que esto lo diga el papa. No lo está diciendo el secretario general del Partido Comunista, ni la secretaria general de Podemos. Lo está diciendo el papa”. Los medios españoles sacaron esta intervención de contexto y titularon que Iglesias estaba señalando que el papa “hablaba como un comunista”, pero esta frase nunca se dijo.
“Se atrevió a decir que el capitalismo mata y que tras esta economía está el rechazo de la ética y de Dios. Pidió perdón por la colonización y el papel de la Iglesia en la conquista de México… defiende el diálogo en Venezuela y critica las políticas de austeridad en el sur de Europa”, destacó Iglesias.
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Aunque se supone que para el Vaticano la religión y la política debían dejar mezclarse -cosa que es prácticamente imposible considerando la antigüedad de la Iglesia y las implicaciones sociales que tienen las enseñanzas de Jesús-, Francisco, que no se puede catalogar como liberal o conservador, es ahora admirado por los exponentes de la izquierda por su discurso sobre la economía global y la migración. Las palabras frente a esos temas han logrado que Francisco conquista a personajes como Sanders o Tsipras, pese a que no comparte toda la ideología de estos, destacando las diferentes posturas frente al aborto.
La visita de Petro al Vaticano, más allá de sus implicaciones en la campaña electoral de Colombia, es la oportunidad de recordar la dirección que ha tomado la Santa Sede. Francisco, un crítico mordaz y un diplomático cuidadoso y audaz a la vez, ha lucido más cerca y cómodo con la izquierda que con los exponentes de la derecha que lo han buscado, autócratas y autoritarios con los que se le ve fastidiado.
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La Biblia dice que Jesucristo fue un hijo de refugiados y un defensor de los pobres. Sin embargo, como explica Jacopo Barigazzi de Politico, fueron los conservadores, de línea dura contra la migración y de proteccionismo a los ricos, los que se apropiaron de su mensaje. Como ejemplo, Barigazzi cita a Donald Trump en Estados Unidos, a Matteo Salvini en Italia o a Viktor Orbán en Hungría, figuras reconocidas anti-migración y opositores a los impuestos para los ricos que buscaron a través de la religión consolidar su base electoral.
Pero mientras estos personajes usaban con cada vez más frecuencia la imagen de Jesús para atraer al electorado, el Vaticano, la organización más antigua y grande del mundo, ha buscado alejar silenciosamente la religión de los debates políticos. En medio de ese distanciamiento, no obstante, la Santa Sede no contaba con que el papa sería el encargado de tejer una nueva relación entre la religión y la política, ahora priorizando el otro espectro de esta: el de la izquierda.
Es poco común que un candidato presidencial se reúna con el papa en la Santa Sede, pues los encuentros suelen ser un gesto común en los jefes de Estado y no en los aspirantes a este cargo. Por esa razón, la reunión del candidato presidencial Gustavo Petro con el papa Francisco en el Vaticano este miércoles causó tanta sorpresa. Sin embargo, no es el primer encuentro de este tipo que sostiene el argentino con un exponente de la izquierda.
En abril de 2016, cuando aspiraba a la nominación del Partido Demócrata para las elecciones presidenciales de ese año en Estados Unidos, el socialista Bernie Sanders también se reunió con el papa Francisco en el Vaticano. El senador de Vermont, desafiante de la candidata Hillary Clinton, discutió con el Sumo Pontífice la necesidad de “inyectar moralidad y justicia en la economía mundial”.
“Le dije que estaba increíblemente agradecido por el increíble papel que está desempeñando en este planeta al discutir temas sobre la necesidad de una economía basada en la moralidad, no en la codicia”, manifestó Sanders sobre el encuentro.
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Sanders no es católico, pero profesa una gran admiración y respeto por el trabajo del papa. Aunque no comparten posiciones sobre el aborto, tienen en común la ambición por controlar el poder corporativo y nivelar las condiciones económicas para la clase trabajadora.
Sobre el caso de Sanders también hay que destacar una particularidad: mientras que el papa Francisco se mostró presto a recibir al senador y aspirante a la nominación demócrata a la presidencia, lanzó, por otro lado, duras críticas al entonces favorito republicano y ganador de la contienda, Donald Trump.
“Una persona que solo piensa en construir muros, estén donde estén, y no en construir puentes, no es cristiano”, dijo Francisco sobre la idea de Trump de levantar un muro para detener a los migrantes en la frontera sur con México.
Eso fue en 2016, pero no fue la única vez que Francisco se inmiscuyó en la campaña electoral estadounidense durante su papado. En 2020, el papa se negó a reunirse con Mike Pompeo, secretario de Estado durante la administración Trump. Esto fue un golpe relevante durante la campaña, considerando que Pompeo lideraba los esfuerzos del equipo Trump para buscar el voto de los religiosos de cara a los comicios. La decisión dejaba claro con quién se sentía cómodo Francisco y con quién no.
Ahora, Sanders no es el único ejemplo de un exponente de la izquierda que se acerca a Francisco o que demuestra enorme admiración por su discurso. Desde 2014, el líder de la oposición griega y futuro primer ministro de ese país, Alexis Tsipras, comenzó su acercamiento con el papa, a quien elogió asegurando que era el “pontífice de los pobres”. Tsipras, cabe resaltar, manifestó ser ateo antes del encuentro.
“Tuve la oportunidad de transmitir la imagen que existe en este momento en Grecia. Decirle que después de cuatro años de estancamiento y políticas de austeridad injustas, la mayoría de los griegos están pagando [un gran precio] mientras que al mismo tiempo los bancos están ser salvo”, dijo Tsipras sobre el encuentro, al que calificó una “reunión importante de personas con ideas afines”.
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El debate por la justicia económica no sería el principal pilar de esta relación, sino la migración. Francisco reconoció los esfuerzos de Tsipras en esta materia llegando incluso a decir que el izquierdista merecía recibir el Premio Nobel de la Paz en 2019 por su postura frente a los refugiados.
“Una vez hablé con un político, un hombre al que respeto y diré el nombre: Alexis Tsipras. Y hablando de esto y de los acuerdos de no dejar entrar, me explicó las dificultades, pero al final me habló de corazón y dijo esta frase: ‘los derechos humanos están antes que los acuerdos’. Esta frase merece el Premio Nobel”, dijo Francisco.
Otro político que se ha regado en elogios al papa Francisco es el español Pablo Iglesias, antiguo líder del partido Unidas Podemos (UP) quien hoy está retirado de la política. Durante una visita el campus de la Universidad de Alcalá, Iglesias aseguró que no era una novedad que la derecha española odiara al Sumo Pontífice, considerando las posturas económicas y sociales que ha defendido este durante su papado.
Iglesias recordó cuando el papa dijo que “hay ideologías que defienden la autonomía absoluta de los mercados y la especulación financiera, y que esas ideologías son causantes de la desigualdad”, para luego reconocer que “es impresionante que esto lo diga el papa. No lo está diciendo el secretario general del Partido Comunista, ni la secretaria general de Podemos. Lo está diciendo el papa”. Los medios españoles sacaron esta intervención de contexto y titularon que Iglesias estaba señalando que el papa “hablaba como un comunista”, pero esta frase nunca se dijo.
“Se atrevió a decir que el capitalismo mata y que tras esta economía está el rechazo de la ética y de Dios. Pidió perdón por la colonización y el papel de la Iglesia en la conquista de México… defiende el diálogo en Venezuela y critica las políticas de austeridad en el sur de Europa”, destacó Iglesias.
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Aunque se supone que para el Vaticano la religión y la política debían dejar mezclarse -cosa que es prácticamente imposible considerando la antigüedad de la Iglesia y las implicaciones sociales que tienen las enseñanzas de Jesús-, Francisco, que no se puede catalogar como liberal o conservador, es ahora admirado por los exponentes de la izquierda por su discurso sobre la economía global y la migración. Las palabras frente a esos temas han logrado que Francisco conquista a personajes como Sanders o Tsipras, pese a que no comparte toda la ideología de estos, destacando las diferentes posturas frente al aborto.
La visita de Petro al Vaticano, más allá de sus implicaciones en la campaña electoral de Colombia, es la oportunidad de recordar la dirección que ha tomado la Santa Sede. Francisco, un crítico mordaz y un diplomático cuidadoso y audaz a la vez, ha lucido más cerca y cómodo con la izquierda que con los exponentes de la derecha que lo han buscado, autócratas y autoritarios con los que se le ve fastidiado.
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