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La maniobra políca de Boris Johnson, primer ministro del Reino Unido, de suspender las sesiones del Parlamento entre el 10 de septiembre y el 14 de octubre y que recibió el respaldo de la Reina Isabel, desató un caos político que puede llevar al país a una crisis instituiconal.
El plan de Johnson es usar esto como arma política y restar tiempo al a oposición para frenar la posibilidad de un brexit sin acuerdo. Desde que los británicos votaron, en 2016, por salir de la Unión Europea, a la que pertenecieron durante 43 años, el país entró en una situación que hoy no encuentra salida.
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Y lo más grave, el caos se profundiza. Diputados y activistas antibrexit, indignados por la decisión del primer ministro Johnson, lanzaron una batalla legal este jueves para intentar impedir que suspenda el Parlamento hasta dos semanas antes de la fecha de salida de la Unión Europea y tres días antes del Consejo Europeo.
Esto provocó una ola de indignación y protestas. Diputados opositores se declararon determinados a intentar aprobar una legislación urgente contra un Brexit sin acuerdo en las semanas previas y posteriores a la suspensión o a lanzar una moción de censura contra Johnson.
El primer ministro también sufrió un duro revés el jueves cuando la carismática líder de su Partido Conservador en Escocia, Ruth Davidson, contraria a una salida brutal de la UE, anunció su dimisión aduciendo motivos familiares y políticos.
Audiencias judiciales urgentes
De forma "muy inteligente" según el constitucionalista Robert Craig de la Durham University, para suspender el parlamento el primer ministro no aludió al Brexit sino a una práctica habitual en el Reino Unido que permite a todo nuevo ejecutivo presentar su programa legislativo.Sin embargo, la empresaria y activista antibrexit Gina Miller lanzó una acción ante la justicia denunciando que la medida "fue manifiestamente utilizada (...) para impedir que el parlamento legisle contra un Brexit sin acuerdo".
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Miller fue la responsable en 2017 de una victoriosa batalla legal que obligó al gobierno de May a requerir la aprobación parlamentaria para todo acuerdo con Bruselas y ahora se declara determinada a impugnar "el efecto y la intención" de la decisión de Johnson.
"Pedimos una audiencia urgente la semana que viene y una orden judicial provisional. Así que es totalmente posible que los tribunales lleven esto a cabo en el tiempo disponible", afirmó el jueves a la radio BBC.
Por otra parte, un grupo de unos 75 parlamentarios proeuropeos apelaron a la más alta instancia civil de Escocia para que los reciba de urgencia, a la espera de una audiencia formal prevista para el 6 de septiembre.
"Creemos que tenemos perspectivas razonables de éxito", afirmó a la televisión BBC Joanna Cherry del Partido Nacionalista Escocés SNP.
"Paren el golpe de Estado"
Johnson, el carismático y controvertido político de indisciplinada cabellera rubia, llegó al poder el 24 de julio en remplazo de Theresa May -obligada a dimitir por su incapacidad para cumplir con el Brexit-, asegurando que sacaría al país de la UE el 31 de octubre con o sin acuerdo.Hace más de tres años que los británicos decidieron en referéndum abandonar el bloque europeo. Sin embargo, su salida, inicialmente prevista para marzo de 2019, fue aplazada dos veces por el rechazo del Parlamento al Tratado de Retirada firmando por May con Bruselas.
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Johnson se declaró dispuesto a rescatar el acuerdo con los 27 a condición de que saquen del Tratado la "salvaguarda irlandesa", un mecanismo destinado a evitar una nueva frontera en la isla de Irlanda que los euroescépticos acusan de mantener al país en las redes de la UE.
De lo contrario amenaza con un Brexit sin acuerdo, que tendría caóticas consecuencias económicas para ambas partes.
Lideradas por el Partido Laborista de Jeremy Corbyn, las fuerzas de la oposición iniciaron una concertación para evitarlo. Esto llevó a Johnson a denunciar un "sabotaje" de su negociación con Bruselas. Y poco después, a anunciar la interrupción parlamentaria.
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Según el diario The Times, tras anunciar su decisión Johnson dijo a los miembros de su gabinete que ahora Bruselas entendería que la cosa va "realmente en serio" y es más probable que la UE aceptase sus condiciones.
Con gritos de "Paren el golpe de Estado", cientos de personas se manifestaron el miércoles por la noche ante el parlamento de Westminster y después frente a Downing Street, residencia oficial del primer ministro en el centro de Londres. Las protestas sumaron miles de personas en Londres, Mánchester, Edimburgo y otras grandes ciudades y muchas más están previstas el sábado a nivel nacional.
En la página web del parlamento, una petición contra la suspensión, también calificada como "golpe de Estado", contaba el jueves por la mañana más de 1,35 millones de firmas, superando con mucho las 100.000 necesarias para provocar la apertura de un debate parlamentario.