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Terminó en París la Cumbre para un Nuevo Pacto Financiero, cuyo objetivo, según el presidente Emmanuel Macron, era empezar a encontrar consensos sobre cómo reformar el sistema financiero global, diseñado a mediados del siglo pasado, con el fin de responder a los desafíos actuales, como la pobreza y la crisis climática, exacerbados por la pandemia y la guerra en Ucrania.
El presidente francés reconoció que, aunque el espacio no tenía la intención de dejar compromisos legalmente vinculantes, sí buscaba empezar un proceso de conversación que deje resultados más concretos en espacios como la Cumbre Africana de Acción por el Clima (septiembre) o la COP28 de Dubái (diciembre).
Entre los anuncios más destacados que quedaron de la cumbre están los US$100.000 millones en derechos especiales de giro que, según el Fondo Monetario Internacional, se lograron reasignar a países en desarrollo, recursos que habían sido prometidos en 2021.
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Sobre los US$100.000 millones anuales hasta 2020 que los países ricos, en 2009, se comprometieron a entregar a los países en desarrollo para que puedan combatir la crisis climática, el presidente Macron dijo que en el encuentro se pidió hacer un seguimiento más cercano “porque la situación no es satisfactoria”. Según distintas voces, la meta se alcanzaría este año, aunque todo el proceso ha sido criticado por una falta de transparencia en las cifras.
El contrapunteo Lula-Macron
Durante la sesión de clausura, una de las intervenciones más esperadas era la de Luiz Inácio Lula da Silva, presidente de Brasil, quien viajó también para reunirse en privado con Macron en medio de tensas negociaciones alrededor del acuerdo comercial entre el Mercosur (integrado por Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay) y la Unión Europea.
El mandatario brasileño, que volvió a la jefatura de Estado en enero pasado, durante su discurso, aplaudió la iniciativa de la cumbre, pero señaló que no se podría hablar de crisis climática sin hablar de pobreza y desigualdad. No agotó, además, los llamados a reformar el sistema internacional: “La ONU necesita recuperar la representación. Tener fuerza política. La ONU fue capaz de crear el Estado de Israel en 1948 y no es capaz de resolver el problema de la ocupación del Estado Palestino”.
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Pero además criticó que los acuerdos climáticos no se hayan cumplido: “Si no cambiamos las instituciones, el tema del clima se convierte en una broma. ¿Y por qué es una broma? ¿Quién llevará a cabo las decisiones tomadas en los foros que hacemos? ¿Es el Estado Nacional? Seamos francos: ¿quién cumplió con el Protocolo de Kioto? ¿Quién cumplió con las decisiones de la COP-15 en Copenhague? ¿Quién cumplió con el Acuerdo de París? Es decir, y no se cumple porque no hay una gobernanza global con fuerza para decidir las cosas y las personas para cumplir”.
El mandatario brasileño aseguró que si los países salen de las cumbres a aprobar internamente lo que se acuerda en escenarios multilaterales, no se aprobará nada. “Entonces es necesario tener claro que, si no cambiamos las instituciones, el mundo seguirá siendo el mismo. Los ricos seguirán siendo ricos, los pobres seguirán siendo pobres. Es así. Y lo digo con pesar, porque tengo una experiencia muy rica de lo fácil que nos resulta gobernar para los pobres”.
En referencia a la discrepancia comercial Mercosur-UE dijo: “Los acuerdos comerciales deben ser más justos. Me muero por hacer un trato con la Unión Europea, pero no es posible. La carta adicional que hizo la UE no permite llegar a un acuerdo. Vamos a enviar la respuesta. No es posible que tengamos una asociación estratégica y haya una carta adicional que suponga una amenaza para un socio estratégico. ¿Cómo vamos a solucionar esto?”.
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La respuesta a la que hace referencia se enviaría la próxima semana en reacción a las exigencias de la UE en torno a un acuerdo que se lleva negociando desde 2019. Como explica la AFP, “el estancamiento se agravó con la demanda de la UE de añadir un “instrumento” al acuerdo que contemple la protección ambiental y las responsabilidades de cada parte”. Es decir, los compromisos ambientales voluntarios se volverían obligación.
Aunque Macron, de 45 años, no le respondió directamente a Lula, sí mandó varios sablazos. “Yo empiezo a ser veterano en este negocio”, dijo el francés, quizá como reacción a las varias veces que durante su discurso el presidente brasileño hizo referencia a su madura edad (77 años) o sus mandatos pasados.
El jefe del Elíseo continuó diciendo que no se puede “repetir” que hay indignación por los acuerdos incumplidos (algo que no solo reclamó Lula, sino varios de los países africanos invitados). En cambio, cree que hay que ser más “eficaces”. “No podemos decir que no hacemos nada”, aunque reconoció que no se actúa “lo suficientemente rápido”. Al final de su informe, en el que destacó varios resultados como los mencionados, dijo que comparte la indignación, pero que invita a que la COP (que en 2025 se celebrará en Brasil) sirva de escenario para rendir cuentas.
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