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Ucrania es —o era— el segundo destino más popular para la subrogación de vientres después de Estados Unidos, solo que más económico. Por eso, la invasión rusa en ese país ha dejado a muchas mujeres en una situación particularmente difícil mientras gestan bebés para parejas de Australia, el mismo Estados Unidos y muchos otros países. Parafraseando a The Atlantic, que publicó un reportaje al respecto: cuando tu trabajo es llevar a un bebé en tu vientre, renunciar no es tan sencillo.
El país lleva más de una semana bajo la ofensiva rusa. Los civiles muertos ya se empiezan a contar por centenares, mientras que más de un millón de personas han huido hacia otros territorios en busca de refugio.
Según Sergii Antonov, un abogado en Kiev especializado en el área reproductiva, citado por Al Jazeera en 2018, entre 2.000 y 2.500 bebés nacen de gestación subrogada en Ucrania cada año.
En Kiev, la capital, que ha sido blanco de los bombardeos, se ubica un buen número de las clínicas de fertilidad de Ucrania. Según cifras citadas por Quartz, en el país hay unas 33 clínicas privadas de este tipo y cinco públicas. BioTexCom, uno de esos establecimientos (el más grande), hasta construyó un refugio para las gestantes y los bebés. “Está equipado con máscaras de gas, bolsas de dormir, comida enlatada y cunas. Puede alojar a 200 personas”, reporta Quartz con base en un video reciente publicado por BioTexCom.
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Según dijo esa firma a The Atlantic, esperan que unas 200 gestantes den a luz en los próximos tres meses.
Del otro lado, está la incertidumbre de los padres legales de los bebés, pues, como explica Quartz, por norma es necesario que ambos estén físicamente presentes para llevar a cabo el papeleo. Prácticamente imposible en un país en guerra...
El reportaje de The Atlantic lo pone aún más crudo: ¿qué prima: la voluntad de las mujeres que llevan a los bebés en sus vientres o las indicaciones de las parejas contratantes y que en el futuro asumirán la paternidad? Alison Motluk, la autora, habló con mujeres en esta situación, que en muchos casos no querían irse a lugares “más seguros”, como les indicaban desde las agencias —que hasta listos tenían sus pasaportes en caso de tener que dejar el país—, cuando se empezó a hablar de la amenaza de invasión.
No querían dejar a sus familias, a sus propios hijos. “Días después del viaje, dos mujeres me dijeron por Whatsapp que extrañaban a sus hijos. ‘Espero volver a Kiev lo más pronto posible’, dijo una”, según Motluk, quien cuenta que días después ocurrió la invasión que, seguramente, les impidió regresar.
La gestación subrogada comercial, explica Growing Families, una organización que se dedica a conectar a personas que quieren ser padres con donantes y madres sustitutas, es legal en Ucrania desde el año 2000, pero solo para parejas heterosexuales casadas, tanto locales como extranjeras. “Las madres sustitutas por lo general vienen de las clases sociales más bajas”, reconocen en su sitio web. “Sin embargo, viven en casas limpias y modernas y tienen empleos”, agregan.
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