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El Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM) enviaron este jueves signos de algunas reformas en las que están implicados para poder movilizar muchos más fondos, públicos, pero también privados, para financiar la lucha contra la pobreza y contra las consecuencias del cambio climático.
La directora general del FMI, Kristalina Georgieva, anunció en la primera de las dos jornadas de la Cumbre para un Nuevo Pacto Financiero Mundial, que se celebra en París, que se han conseguido un acuerdo para redirigir 100.000 millones de dólares de los llamados derechos especiales de giro (SDR, en sus siglas en inglés) en favor de las poblaciones más vulnerables.
El gabinete del presidente francés, Emmanuel Macron, que es quien convocó esta cumbre y hace de anfitrión, destaco que ese dinero "permite luchar contra la pobreza y construir la resiliencia en el tiempo a través de instrumentos del FMI.
Fue precisamente Macron el que en mayo de 2021 se había fijado el objetivo de modificar las reglas de atribución de los SDR, que son una especie de activo de reserva internacional regulado por el FMI, para que se pudieran utilizar en favor de los países africanos.
Los fondos especiales de giro constituyen uno de los mecanismos de solidaridad Norte-Sur cuando se producen crisis económicas de gran magnitud, pero las reglas en vigor hasta ahora condicionaban su atribución al peso de cada país en la economía mundial.
Eso significaba que los países africanos (y los países más pobres en general) solo podían recibir una muy pequeña parte y es lo que se ha modificado ahora.
En el mismo evento, el presidente de Colombia, Gustavo Petro, habló de lanzar un “Plan Marshall” contra la crisis climática, en el que la deuda pública de los países se pudiera canjear por acción climática, por medio, precisamente de los SDR. 📝 Lea más sobre esto aquí: ¿Qué es el “Plan Marshall” para la crisis climática que propuso Petro en París?
Por otro lado, el nuevo presidente del Banco Mundial, Ajay Banga, dijo que la entidad ampliará sus “herramientas” de ayuda internacional con nuevos instrumentos. “Hoy anunciamos un enfoque global que expande significativamente las herramientas del Banco Mundial para preparar la respuesta a las crisis”, dijo el directivo indoestadounidense, en el cargo desde inicios de este mes.
La novedad fundamental, según dijo, será “ofrecer una pausa en el pago de la deuda para que los países puedan centrarse en lo que importa cuando hay una crisis, y dejen de preocuparse por la factura que está por llegar”.
En un comunicado, además, el BM informó que ha puesto en marcha un Laboratorio de Inversiones del Sector Privado que va a buscar la forma de salvar los obstáculos que impiden que la inversión privada nutra de forma más masiva los mercados emergentes.
El objetivo de esa nueva estructura será recurrir a "nuevos enfoques y recomendaciones" para obtener capital en cantidades muy superiores a las actuales.
Se tratará de ampliar la financiación de la transición energética centrado inicialmente en las energías renovables y las infraestructuras energéticas.
El BM insistió en que cada año hacen falta "billones de dólares de inversión en los mercados emergentes y en los países en desarrollo para avanzar adecuadamente hacia los objetivos climáticos, gestionar los riesgos del cambio climático y hacer frente a la pobreza".
En esta cumbre de París no se esperan decisiones concretas, pero sí una paleta de opciones para que al menos algunas de ellas se concreten en los próximos meses y así conseguir "un electrochoque de financiación", según las palabras de Macron.
Entre esas opciones están la creación de un nuevo impuesto sobre el transporte marítimo, pero también una reforma en profundidad de las reglas de funcionamiento del FMI y del BM, instituciones nacidas al final de la Segunda Guerra Mundial.
Impulsada por Estados Unidos y apoyada por numerosos países, la reforma de las instituciones financieras internacionales está en negociación desde finales de 2022.
El objetivo es mejorar su funcionamiento, dando más poder a los grandes países emergentes, reforzar su eficacia y ampliar sus mandatos, integrando claramente la cuestión de la financiación de la lucha contra el cambio climático.
Según el calendario formulado, la reforma debe quedar a punto en la próxima reunión anual del FMI y el Banco Mundial, el próximo octubre en Marrakech.
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