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Ucrania está a punto de cumplir un mes bajo asedio ruso. Desde que el presidente ruso, Vladimir Putin, decidió invadir el país, los bombardeos no han cesado en ciudades como Mariúpol donde, hasta este viernes, unos 350.000 civiles seguían atrapados sin agua, calefacción, medicamentos y con poca comida. Esta semana, los proyectiles también llegaron a la ciudad de Kramatorsk, matando a dos personas e hiriendo a seis, al tiempo que las autoridades registraban muertes en la parte norte de la capital ucraniana, Kiev, luego de que partes de un misil ruso cayeran sobre un edificio residencial.
En esta guerra es difícil calcular el número de víctimas. La Oficina del Alto Comisionado para los Derechos Humanos estima que más de 780 civiles han muerto tras la invasión rusa del 24 de febrero. Pero las autoridades locales hablan de más de 2.180 fallecidos en ciudades como Mariúpol. Sin mencionar que más de seis millones de personas están desplazadas dentro de Ucrania, casi el doble de las que lograron huir del país, según datos de la ONU. Un escenario que promete agravarse tras los pocos avances en las negociaciones entre ambas partes. Pero, ¿hasta dónde está dispuesto a llegar Putin?
Expertos de The New York Times hablan de cuatro posibles escenarios: un final diplomático del conflicto, combates prolongados durante meses, China rescatando a Rusia o el presidente Putin expandiendo el conflicto más allá de las fronteras de Ucrania. En diálogo con El Espectador, el analista Vladimir Rouvinski, experto en relaciones internacionales, y el experto Jesús Agreda-Rudenko, profesor de estudios europeos de la Universidad del Rosario, hablaron sobre lo que estaría por venir en esta guerra, desde lo militar hasta lo geopolítico.
Vladimir Rouvinski, experto en relaciones internacionales
Hasta el viernes, las tropas rusas no llevaron a cabo avances significativos en Ucrania. ¿Moscú podría cambiar su estrategia militar?
No tiene otra opción, debe cambiar de estrategia militar. Todo parece indicar que el plan de Moscú era utilizar armas de alta precisión para eliminar las herramientas de la resistencia tecnológica de Ucrania. Pero esto no fue suficiente para acabar con la defensa de los ucranianos. Sin embargo, justo ahora es cuando empieza la guerra más difícil para ambas partes, es la guerra de posiciones, y los ucranianos tienen la misma capacidad, o muy parecida, a la de Rusia.
En este momento estamos viendo algo muy extraño y difícil de explicar, y es que no solo hay datos de muchas pérdidas en las tropas rusas, sino que comandantes o generales rusos están muriendo en la línea de frente. Esto indica que hay un espíritu de combate muy bajo, y que estos soldados obviamente no logran entender para qué están en esta guerra.
¿Qué tan cerca estaría Putin de tomar el control total de Ucrania?
En términos militares, él puede tomarse Kiev y otras ciudades ucranianas. Vladimir Putin es un hombre que no tiene piedad, y que nunca piensa en los rusos; él gana pese a las enormes pérdidas de vidas humanas. Pero la guerra cuesta, y no solo eso, el problema para él será poder controlar lo que va a tomar, porque la toma como tal, momentánea, no significa que va a desestabilizar Ucrania de la forma en la que él quiere. ¿Qué seguiría en ese escenario? Podría haber una guerra de guerrillas, y esto va a ser imposible para Putin, no solo porque le va a costar mantener el control sobre Ucrania, sino porque no va a haber estabilidad estratégica, y no creo que eso sea algo conveniente para él.
Sí, Putin puede poner a cualquier gobierno títere en Kiev, pero en términos prácticos no van a poder ganar la guerra. Y lo que posiblemente veremos en algunas semanas es que él declare la victoria, pero será una narrativa falsa y no traerá unos resultados tangibles para el Kremlin.
Esta semana hubo avances en la negociación entre ambos países, pero los expertos dudan que Rusia se retire. ¿Habrá algún acuerdo pronto?
Es un escenario complicado. Rusia piensa que está ganando, y a eso hay que sumarle que a Putin le tienen sin cuidado las sanciones internacionales, por ahora. Como le comenté, a él no le importa la gente, y en este punto ya actúa como dictador: controla los medios de comunicación, manipula la información, y a la larga va a obtener los números que él quiere si hablamos en términos de opinión pública. Él lo controla todo. Por eso, lo que se podría hacer en este momento es buscar una solución que para él pueda ser aceptable. Hay que recordar que, de por medio, está su ego y él va a tratar de salir de esta situación con una cara que él mismo considere suficiente.
En este punto hay que ponerle atención a lo que decida Ucrania sobre la OTAN. Al parecer, el país ya renunció a las ambiciones de ser parte de la alianza (esta es una de las exigencias que hizo Putin, incluso antes de la invasión), pero el problema es que esto no depende solamente de las autoridades ucranianas; este país es una democracia, y para poder tomar esa decisión hay que llevar a cabo un referéndum, o al menos tener unas audiencias públicas. Incluir este punto como requisito para terminar el combate es muy extraño, porque no depende de la voluntad del gobierno de Ucrania.
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En juego también está el estatuto de regiones como Crimea, Donetsk y Lugansk. ¿Ucrania estaría dispuesta a ceder estas regiones?
Estos dos puntos son inaceptables, y no creo que sean negociables. Ucrania no está perdiendo tantas vidas para simplemente ceder a lo que Putin quiere. Aquí también entra esa idea del referéndum sobre el futuro de estas zonas, y Putin insiste en que esto debe hacerse en todo el territorio, no solo el que fue controlado por las fuerzas separatistas al inicio del conflicto. Pero allí la mayoría de la población no es rusa, sino ucraniana; nadie va a votar a favor de la separación de todos estos territorios. El caso es distinto en Crimea, donde sí puede ganar el referéndum. Entonces encontramos unos puntos sin salida en estas negociaciones.
Expertos advierten que Rusia no solo va a tratar de derrocar al gobierno ucraniano, ¿están en riesgo otros países de Europa del Este?
El punto de preocupación ahora es Moldavia, que tiene frontera con Rumania, porque allá hay una república casi que independiente (Transnistria), y es una población controlada por el gobierno de Moscú, que tiene además fuerza militar significativa, además es frontera con Ucrania. Moldavia tiene problemas políticos, es un país muy polarizado, algunos a favor y otros en contra de Rusia. Pero esta región tiene potencial para convertirse en otro conflicto en esa región.
Jesús Agreda-Rudenko, profesor de estudios europeos de la Universidad del Rosario
¿Cree que Occidente pueda cambiar de opinión sobre imponer una zona de exclusión aérea en Ucrania?
No, y es muy simple: Rusia es una potencia nuclear. Es evidente que los paises están teniendo mucho cuidado a la hora de interactuar con Rusia; los Estados occidentales y los miembros de la OTAN están haciendo todo lo posible por evitar un enfrentamiento militar con Rusia, y la idea de una zona de exclusión aérea implica que alguien debe encargarse de evitar que haya vuelos rusos sobre territorio ucraniano. Es decir, implicaría derribar aviones rusos que sobrevuelen en Ucrania, y el hecho de hacerlo implica un ataque o una agresión, y, por qué no, el inicio de una guerra. No todos los miembros de la OTAN están dispuestos a correr el riesgo.
¿Es real el riesgo nuclear? No solo por armas nucleares, también por el manejo de las centrales que ya fueron tomadas por Rusia.
Rusia sí puso una alerta especial sobre su armamento nuclear. Sin embargo, lo veo como un intento de responder a las sanciones económicas. Al ser una gran potencia, el Kremlin no puede permitir que le impongan sanciones y no responder ante eso. Sin embargo, dudo que se haya considerado el uso de esas armas, al menos hasta ahora.
Sobre las plantas nucleares, si la idea de Rusia es derrotar a Ucrania, debía debilitar de alguna manera la infraestructura que permite mantener un sistema de defensa en las ciudades. La idea de Putin era dejar a la población sin luz, sin agua y, de alguna manera, aislada. De ahí que las plantas nucleares se vuelven casi un objetivo militar. Dentro del contexto del Derecho Internacional Humanitario, el ataque a este tipo de plantas nucleares no es aceptable, no obstante, como ya lo vimos con Rusia, puede pasar. Y ante esto tenemos que saber que hay una posibilidad de que un error se cometa, y eventualmente una catástrofe nuclear podría ocurrir si se repiten ataques contra centrales nucleares, como lo que ocurrió en Zaporiyia.
¿Podrán las sanciones frenar a Putin, o incluso al mismo Occidente? Estas medidas están afectando a todo el mundo, con la energía como uno de los puntos más sensibles.
Sobre Rusia, las sanciones sí podrían llegar a frenar a Putin, pero no es algo inmediato. Estas medidas van a golpear a los oligarcas, pero también a la población en general. ¿Un ejemplo? Si alguien quisiera exportar a Rusia tendría que consignar el dinero a través del sistema bancario, pero el país ya no es parte de ese sistema internacional, y todo se vuelve muchísimo más complicado. De ahí que la escasez en algunos productos será evidente. Pero, además, las sanciones que impuso Visa o Mastercard han implicado que las tarjetas sean imposibles de utilizar. Todo esto para presionar y generar rechazo en la población.
Y por el otro lado, sí, estas sanciones pueden traer repercusiones en el mundo, sobre todo cuando hay una inestabilidad en el mercado de energía, algo que es extremadamente problemático porque los costos están golpeando toda la recuperación económica pospandemia. Pero, a la vez, son medidas positivas para Occidente, particularmente para Alemania, porque hay una dependencia que no es saludable no solo desde el punto de vista político, sino también del económico. Y en este aspecto Alemania, de la mano de la Unión Europea, desarrolló un plan para ser mucho más sostenible desde el punto de vista ambiental, y de alguna forma este tipo de sanciones obliga a Occidente a acelerar ese plan. Eso ayudaría a reducir la dependencia no solo con Rusia, sino también de un recurso no renovable.
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¿Cambiaría la geopolítica o el concepto de orden mundial tras la invasión? Putin siempre ha insistido en la idea de la “grandeza del imperio ruso”.
Con el fin de la Guerra Fría, Rusia era percibido como un actor derrotado dentro del sistema internacional, un actor cuya participación en la construcción de las reglas del sistema no era viable. Lo que estamos viendo ahora es que Rusia quiere que sus intereses sean igual de válidos a los de EE. UU. En el sistema internacional, el tema de la soberanía es sagrado, incluso para China, pero el caso ruso es diferente, porque proponen una nueva idea en la cual la soberanía de su Estado casi que llega hasta donde están sus propios ciudadanos, y no se limita netamente a sus fronteras territoriales actuales.
Eso implica una revisión al concepto de soberanía, y Rusia considera que esta revisión es clave, porque es la mejor forma de garantizar su seguridad. Solo que, en este punto, no es un actor que al que estén teniendo en cuenta.
La guerra se sigue alargando, ¿cómo la invasión podría impactar a China y por qué es clave cualquier decisión que tome Xi Jinping sobre este asunto?
El argumento ruso es que no importan las sanciones de Occidente, porque siempre van a tener a China como un aliado que va a salvar a Rusia. Sin embargo, la realidad es un poco más compleja. Por un lado, en términos económicos, China no tiene las condiciones ni la infraestructura para comprar todo el petróleo o gas que Rusia va a dejar de venderle al mundo occidental, por ejemplo. Pero, además, China no ha reconocido la independencia de Donetsk y Lugansk, sin mencionar que Estados Unidos está presionando a Xi Jinping. Así que ese apoyo chino no es tan tangible.
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