El Nord Stream 2 es el gasoducto con el que Alemania busca castigar a Rusia
Los alemanes bloquearon lo certificación del proyecto debido al espaldarazo de Rusia en el Dombás. Nord Stream 2 es un proyecto que busca llevar gas desde Rusia hacia Alemania y el resto de Europa, a través del mar Báltico, sin pasar por Ucrania. El gasoducto se viene gestando desde el 2011 y cuenta con una extensión de 1.230 kilómetros.
Está compuesto por dos líneas paralelas sobre el lecho marino que tienen una capacidad total de 55 miles de millones de metros cúbicos de gas natural por año. Básicamente lo que necesitan unos 26 millones de hogares.
El número dos de su nombre obedece a que ya existe el Nord Stream, un sistema que va también por el mar Báltico, desde Viborg, en Rusia, hasta Lubmin, y que desde 2018 opera a su máxima capacidad. El objetivo con la segunda parte es complementar el suministro y ayudar a satisfacer las necesidades energéticas de la Unión Europea, que, no obstante, van en crecimiento.
El proyecto es propiedad de la compañía estatal rusa Gazprom y tiene un costo total de 9.500 millones de euros.
Debido a que el proyecto garantiza el paso del gas sin atravesar por Ucrania, un corredor tradicional terrestre para el combustible que viene desde el oriente, se ha considerado estratégico para Rusia debido a que Móscú podría ejercer presión sobre Kiev sin poner en riesgo sus intereses económicos. Sin embargo, la decisión comunicada por el canciller alemán, Olaf Scholz, asesta un duro golpe para un proyecto esencial para Rusia, pero también para el resto de Europa, en momentos en que el precio del gas, en medio de un fuerte invierno, está subiendo.
El combustible subió 13 % solo en la jornada del martes. Este comportamiento se suma, a un panorama más amplio de inflación a escala global, como coletazo de la reactivación, la crisis logística mundial, entre otros varios factores.
Está compuesto por dos líneas paralelas sobre el lecho marino que tienen una capacidad total de 55 miles de millones de metros cúbicos de gas natural por año. Básicamente lo que necesitan unos 26 millones de hogares.
El número dos de su nombre obedece a que ya existe el Nord Stream, un sistema que va también por el mar Báltico, desde Viborg, en Rusia, hasta Lubmin, y que desde 2018 opera a su máxima capacidad. El objetivo con la segunda parte es complementar el suministro y ayudar a satisfacer las necesidades energéticas de la Unión Europea, que, no obstante, van en crecimiento.
El proyecto es propiedad de la compañía estatal rusa Gazprom y tiene un costo total de 9.500 millones de euros.
Debido a que el proyecto garantiza el paso del gas sin atravesar por Ucrania, un corredor tradicional terrestre para el combustible que viene desde el oriente, se ha considerado estratégico para Rusia debido a que Móscú podría ejercer presión sobre Kiev sin poner en riesgo sus intereses económicos. Sin embargo, la decisión comunicada por el canciller alemán, Olaf Scholz, asesta un duro golpe para un proyecto esencial para Rusia, pero también para el resto de Europa, en momentos en que el precio del gas, en medio de un fuerte invierno, está subiendo.
El combustible subió 13 % solo en la jornada del martes. Este comportamiento se suma, a un panorama más amplio de inflación a escala global, como coletazo de la reactivación, la crisis logística mundial, entre otros varios factores.