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Las elecciones legislativas en Francia, cuya primera vuelta se celebra el domingo, se anuncian cruciales para el programa reformista del reelecto presidente centrista Emmanuel Macron, que podría perder su mayoría absoluta si el frente de izquierdas logra su “remontada”.
Semanas después de su reelección el 24 de abril frente a la ultraderechista Marine Le Pen, Macron busca prolongar la mayoría absoluta que tiene en la Asamblea Nacional (cámara baja) desde 2017 y necesaria para aplicar su programa de corte liberal.
“La elección de diputados es decisiva. Del equilibrio [de fuerzas] (...) dependerá el destino de Francia y del día a día de cada uno”, alertó el jueves el presidente, que pidió a los franceses una “mayoría fuerte y clara” frente a los “extremos”.
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El mandatario de 44 años bajó al barro en la recta final de la campaña, cuando los sondeos empezaron a apuntar a una eventual pérdida de su mayoría absoluta y la progresión de la primera alianza de fuerzas de izquierda en 25 años, liderada por Jean-Luc Mélenchon.
El duelo parece así instalado entre la coalición centrista ¡Juntos! y la Nueva Unión Popular Ecológica y Social (Nupes), a los que los sondeos dan empatados en torno al 27% de intención de voto el domingo. El oficialismo se impondría en el balotaje del 19 de junio.
“Tercera vuelta”
Desde la reelección de Macron, Mélenchon planteó las legislativas como una “tercera vuelta” de la presidencial, al considerar que los electores votaron al centrista para evitar la llegada de la extrema derecha al poder y no por convicción.
Su objetivo es convertirse en “primer ministro” y forzar una cohabitación que impida al presidente aplicar las medidas de su programa, como el impopular retraso de la edad de jubilación de 62 a 65 años. En su lugar, promete adelantarla a 60 años.
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Su formación Francia Insumisa (izquierda radical) logró así el apoyo de ecologistas, comunistas y socialistas para formar un frente unido, que generó descontento en sectores moderados de esos partidos por la imagen de radical del veterano político de 70 años.
Como hiciera en la campaña de la presidencial con la ultraderechista Le Pen, Macron agitó el fantasma del “peligro” para Francia y el mundo que supondría la llegada de Mélenchon, al que su ministro de Economía, Bruno Le Maire, llamó el “Chávez galo”.
Para mitigar su imagen de presidente autoritario, el centrista anunció la creación de un Consejo Nacional de la Refundación con fuerzas políticas, económicas y sociales para abordar, entre otros, la reforma de las pensiones, cuya entrada en vigor espera en 2023.
Aunque la principal preocupación de los franceses es su poder adquisitivo, en un contexto de alza de precios por la guerra en Ucrania, la campaña estuvo marcada por las polémicas sobre la violencia policial y el caos vivido durante la final de la Champions en el Stade de Francia.
La muerte de una joven de 21 años de un disparo en la cabeza durante un control en París, unos días después, echó más leña al fuego al cuestionamiento de la actuación policial, en un contexto tenso por el uso de gases lacrimógenos contra hinchas antes del partido entre Liverpool y Real Madrid.
“No puedo aceptar que se insulte a quienes arriesgan su vida para proteger la nuestra”, dijo el jueves Macron durante una visita en el sur de Francia, en respuesta a unas polémicas declaraciones de Mélenchon, que aseguró que “la policía mata”.
Nombramiento polémico
Otra controversia fue el nombramiento como ministro de Solidaridad, Autonomía y Personas Discapacitadas a Damien Abad, acusado de violación. Ante el revuelo generado, el presidente francés defendió la “presunción de inocencia” de este político procedente de la derecha.
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La abstención, que los analistas estiman superior a la de 2017 entre un 52% y 56% y que suele afectar más a la izquierda, será clave para saber si el oficialismo mantiene su mayoría absoluta o si necesitará apoyos parlamentarios para sacar adelante sus medidas.
Con unos 30 a 60 diputados según los sondeos, el partido Los Republicanos (derecha) se ve como un “bloque decisivo”, si Macron los necesita para superar el umbral de la mayoría absoluta (289 escaños). La extrema derecha de Le Pen lograría un resultado similar.
El sistema electoral --uninominal a dos vueltas-- vuelve las proyecciones complicadas. De los 577 escaños en juego, un sondeo Ipsos/SopraSteria dio el jueves a la coalición de Macron de 260 a 300, seguido del frente de izquierdas (175 a 215).
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