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El presidente francés, Emmanuel Macron, ha causado revuelo por su postura frente a las personas que no se han vacunado contra el coronavirus. En declaraciones al diario Le Parisien, el primer mandatario aseguró que “su intención no es fastidiar a los franceses, pero en cuanto a los no vacunados, realmente los quiero molestar. Esa es la estrategia”.
Esta afirmación se hizo pública en un momento en el que la Asamblea Nacional, donde el Gobierno es mayoría, debatía sobre la posible aprobación de un pasaporte de vacunación que, de entrar en vigencia, permitirá solo a las personas con un esquema completo de vacunación asistir a restaurantes, museos, gimnasios y cines. Es decir, aquellos que no estén inmunizados, aunque cuenten con una prueba negativa de coronavirus de menos de 24 horas, no podrán acceder a estos servicios.
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“En una democracia, los peores enemigos son la mentira y la estupidez”, dijo Macron. “Estamos presionando a los no vacunados limitando, en la medida de lo posible, su acceso a las actividades de la vida social”. Y es que, según cifras de Our World in Data, el 73.49 % de los franceses tiene el esquema completo de vacunación, mientras que el 4.85 % está parcialmente vacunado. En este contexto, Macron aseguró que “hay una minoría muy pequeña que se resiste a la inmunización. ¿Cómo reducimos esa minoría? La reducimos, perdón por la expresión, fastidiándola aún más. Tenemos que decirles a esas personas que a partir del 15 de enero ya no podrán ir a restaurantes, ya no podrán ir a tomar un café, ya no podrán ir al teatro, ya no podrán ir al cine, pues cuando mis libertades amenazan a las de los demás, me convierto en alguien irresponsable, y alguien irresponsable no es ciudadano”.
Ante las declaraciones del jefe de Estado, las críticas de sus adversarios políticos no se han hecho esperar, pues incluso lo han acusado de usar un lenguaje excesivo. “Ninguna emergencia sanitaria justifica tales palabras”, dijo Bruno Retailleau, jefe de los republicanos de derecha en el Senado. “Emmanuel Macron dice que ha aprendido a amar a los franceses, pero parece que le gusta especialmente despreciarlos”.
Los cuestionamientos de sus rivales electorales en los próximos comicios presidenciales tampoco se quedaron atrás. Marine Le Pen aseguró que un presidente “no debería decir tales cosas”, y agregó que el lenguaje “no era digno del cargo” y que Macron estaba “convirtiendo a los no vacunados en ciudadanos de segunda clase”. Por su lado, la candidata socialista Anne Hidalgo (alcaldesa de París) y el comunista Fabien Roussel cuestionaron su voluntad de “unir” a los franceses. El izquierdista Jean-Luc Mélenchon denunció una “confesión alucinante de Macron”.
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