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Boris Johnson asistió este martes a la sesión semanal de preguntas en el parlamento británico, en medio del escándalo por su participación en varias fiestas en Downing Street (su oficina y residencia oficial) durante los confinamientos y las polémicas declaraciones que ha dado al respecto.
Johnson, durante la sesión en la Cámara de los Comunes, dejó claro que no va a renunciar y dijo que sigue a la espera de los resultados de las investigaciones que se han iniciado al respecto, a cargo de la alta funcionaria Sue Gray.
Como reportó la agencia Efe, al ser preguntado por la diputada liberal demócrata Wendy Chamberlain si no era “la hora” de que dimitiera, el primer ministro contestó con un rotundo “no”. Por su parte, el líder de la oposición laborista, Keir Starmer, acusó a Johnson de ser “incapaz de ofrecer el liderazgo” que el país necesita y calificó de “increíbles excusas” las dadas por el primer ministro sobre si estaba o no al tanto de las fiestas. En total, su dimisión fue pedida cinco veces durante la sesión.
En las últimas horas, Johnson, quien se ha mostrado apenado por lo ocurrido, ha dicho que no sabía que asistir a esas fiestas iba contra las normas. Varios medios han titulado señalando la ironía de que quien dicta las reglas las desconozca. En varias ocasiones también ha dicho que pensaba que esas reuniones eran para tratar asuntos laborales.
Mientras tanto, el malestar crece en las filas conservadoras y sigue en el ambiente la posibilidad de iniciar un proceso interno para destituir a Johnson como líder.
Entre los efectos visibles que ha tenido el “Partygate”, como ha sido bautizado por la prensa todo este escándalo, está el paso del diputado conservador Christian Wakeford, elegido el 12 de diciembre de 2019 por la circunscripción de Bury South, en el norte de Inglaterra, hacia el Partido Laborista este miércoles, precisamente por estar en desacuerdo con la gestión del primer ministro.
Por otro lado, la prensa británica informó que 20 jóvenes diputados conservadores se reunieron el martes para hablar sobre una posible moción de confianza contra Boris Johnson.
Como recordó la AFP, para lograr que Johnson deje la presidencia del partido conservador y en consecuencia salga también de Downing Street, se necesita al menos que 54 diputados conservadores envíen un correo al llamado “comité 1922″ pidiendo una moción de confianza. Por ahora, siete diputados han admitido que ya lo habían hecho. Según la prensa serían unos 30, pero la prensa británica se pregunta si lograrán llegar hasta los 54.
Sigue la tormenta para Johnson, quien trata de contener la popularidad que le queda anunciando medidas como el recorte en la tasa que los hogares pagan para financiar la BBC, así como el fin de las restricciones contra el COVID. A partir del jueves 27 de enero, el uso de la mascarilla ya no será obligatorio, no se recomendará oficialmente el teletrabajo y no se exigirá el pase sanitario para tener acceso a los locales nocturnos y a determinadas reuniones multitudinarias, informó la agencia francesa.
Sin embargo, el país atraviesa no solo por los escándalos de Johnson y su crisis de legitimidad, sino por la inflación más alta en 30 años, en 5,4 %, según el dato publicado también este miércoles.
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