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La policía española desmanteló una red internacional asentada en España e Italia que se dedicaba a traficar inmigrantes irregulares procedentes de India, Pakistán y Bolivia, una operación que se saldó con casi 80 detenciones. Esta sería la segunda mega operación en una semana realizada entre España y Europol para desarticular redes criminales especializadas en el tráfico ilícito de migrantes asentadas en el país europeo.
La organización tenía establecidos dos circuitos, uno para introducir inmigrantes paquistaníes e indios en Estados Unidos y Canadá, y otro para traer inmigrantes bolivianos a España, a quienes cobraba entre 8.000 y 10.000 euros (entre US$8.700 y US$10.900), señaló la policía en un comunicado.
En total, 77 personas fueron detenidas, de diversas nacionalidades, entre ellas española, italiana, libia, boliviana y mexicana, en varias ciudades españolas. Los seis dirigentes de la organización estaban entre los arrestados.
Más de 200 agentes de policía participaron en la operación, que contó con el apoyo de la policía europea Europol y una agencia estadounidense, detalló el comunicado.
La semana pasada, la Policía Nacional anunció que junto a Europol había desarticulado otra de las mayores redes criminales asentadas en España especializadas en el tráfico ilícito de migrantes sirios y argelinos, que llegó a introducir más de 1.000 personas en el país, 750 de Siria y 250 de Argelia.
El saldo de la operación fueron 21 personas detenidas, entre estos algunos “cabecillas” que, según un informe del cuerpo policial, han ingresado en prisión provisional.
De acuerdo con Infobae, una vez los traficantes introducían a los migrantes, les facilitaban su permanencia en España y el tránsito a otros países europeos a cambio de cantidades que podían alcanzar los 20.000 euros, lo que les habría reportado unos beneficios de más de 1.500.000 de euros.
También, según el reporte, se realizaron cinco registros domiciliarios y cuatro inspecciones a establecimientos hoteleros en las provincias de Madrid, Almería, Guadalajara, Murcia, Málaga y Guipúzcoa, en los que se incautaron 8.950 euros (cerca de US$1.381 dólares), 36.000 dinares argelinos, tres vehículos y diverso material tecnológico. Además, se ha decretado el bloqueo cautelar y embargo preventivo de 25 cuentas bancarias.
De acuerdo con detalles que entregó la Policía, la organización, de carácter internacional, contaba con una red en España y otra en Argelia.
La rama española estaba formada por dos grupos diferentes que tenían una gran cohesión y una clara delimitación de tareas. El grupo principal, asentado en Madrid, era responsable de todas las actividades de la red, en coordinación con la célula matriz afincada en Orán (Argelia). El otro grupo, ubicado en Almería, se encargaba de recibir a los migrantes que llegaban a las costas almerienses y murcianas en patera y trasladarlos a Madrid.
Los migrantes llegaban a las costas españolas generalmente de noche en zonas de difícil acceso alejadas de núcleos urbanos y eran rápidamente trasladados a Madrid, donde poseían una amplia red de pisos para alojarlos en condiciones de insalubridad y hacinamiento. Cuando consideraban que en esos inmuebles ya no se podían instalar más migrantes, los traficantes hacían uso de algunos establecimientos hoteleros que controlaban y que permitían el ocultamiento de hasta 30 personas al mismo tiempo.
Por su parte, la sede argelina era la encargada de organizar y lanzar “embarcaciones rápidas de fibra” con migrantes sirios y argelinos, desde las costas de Orán y Mostaganem (Argelia), con destino a España.
Las travesías marítimas se realizaban con grave riesgo para la vida de los migrantes, en unas embarcaciones sobreocupadas carentes de cualquier elemento de seguridad, sin chalecos salvavidas o arnés de seguridad, cargadas de bidones de combustible y en las que no había agua ni comida.
Una ruta “profesional” para llegar a Europa
La organización trasladaba a los migrantes de forma “especializada y profesionalizada”, indicó la Policía.
Ofrecía la posibilidad de abandonar España por vía aérea, facilitándoles pasaportes y billetes necesarios, o por tierra utilizando vehículos propios o alquilados a nombre de otros. Además, utilizaba una ruta especialmente diseñada para no ser interceptados. Marcaban un itinerario concreto y un horario especifico para cruzar las fronteras interiores sin ser detectados por las autoridades policiales y, para aumentar los beneficios del entramado, vendían la información a otras organizaciones que se dedicaban a actividades delictivas similares.
Para llegar al punto desde el que los migrantes sirios tomarían rumbo a España, estos discurrían por Asia y África para finalmente llegar a Europa. Comenzaban cruzando la frontera terrestre de Siria para llegar al aeropuerto de Beirut en Líbano y así trasladarse en avión hasta Egipto. A continuación la organización facilitaba el cruce de las fronteras terrestres de Libia y Túnez hasta llegar a Argelia, donde se alojaban hasta partir a España.
Se calcula que cada migrante podría haber pagado hasta 20.000 euros por los traslados que debían ir pagando en cada etapa, usando un sistema financiero fuera de los cauces legales denominado “hawala”. Además, para garantizar los cobros de dinero, la organización usaba cámaras espía y micrófonos ocultos.
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