España se reencuentra con un monarca caído en desgracia
Desde que el rey emérito salió del país, intentando dejar atrás las indagatorias por corrupción, se han resuelto o descartado algunos casos. Ahora los españoles debaten si desean que vuelva.
Nicholas Casey / The New York Times
En Casa Lucio, un restaurante tradicional cerca del palacio real de Madrid que solía frecuentar Juan Carlos, el antiguo rey de España, la gente charlaba una tarde reciente sobre el posible regreso del monarca caído en desgracia. Javier Blázquez, cuya familia es propietaria del establecimiento, dijo que estaba listo para recibir de nuevo a su comensal favorito.
En 2014, tras una serie de escándalos, el que había sido el rey durante casi 40 años abdicó del trono. Cuando los fiscales comenzaron a investigar sus finanzas desapareció misteriosamente en 2020, y luego reapareció semanas después en los Emiratos Árabes Unidos, donde los fiscales españoles no podían alcanzarlo.
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Pero en los últimos meses ha habido un cambio de suerte para Juan Carlos, de 83 años. Varias de las causas contra él han sido retiradas o aclaradas, lo que ha llevado a algunos españoles a pedir que se le permita volver a casa sin miedo a pasar el resto de su vida en la cárcel. “Estoy encantado de que vuelva”, dijo Blázquez. “El reinado de Juan Carlos trajo la época más larga de paz y prosperidad para España”.
Fue una caída en desgracia muy dura para un monarca que era amado por los españoles del mismo modo que muchos británicos veneran a la reina Isabel II. Se le atribuyó el mérito de restaurar la democracia española y unir al país después de que el dictador Francisco Franco, fallecido en 1975, hiciera a Juan Carlos su sucesor.
Las cosas empezaron a mejorar para el rey emérito cuando los fiscales de Suiza dijeron recientemente que abandonarían un caso de lavado de dinero contra Juan Carlos que implicaba sobornos para una línea ferroviaria de alta velocidad en Arabia Saudí y para una empresa española. Otra investigación en España se detuvo este año después de que Juan Carlos pagara más de cinco millones de euros de impuestos atrasados en 2020 y 2021.
Y los fiscales españoles dicen que ven pocas esperanzas de éxito en una serie de casos de corrupción restantes, porque las presuntas infracciones tuvieron lugar antes de la abdicación, cuando Juan Carlos tenía inmunidad judicial. “Lo lógico es que venga y que esté aquí”, dijo hace unos días Felipe González, expresidente del gobierno español.
El actual presidente del país, Pedro Sánchez, dijo que la familia real no le había consultado sobre un posible regreso y que Juan Carlos todavía “tiene que dar explicaciones” por sus escándalos, aunque no está claro lo que eso implicaría. Un portavoz de la familia real no respondió a un pedido de comentarios.
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Iñaki Gabilondo, un periodista español que pasó décadas como presentador de los principales noticieros de televisión del país, dijo que el hecho de que Juan Carlos pudiera regresar a España parecía irrelevante: que tuviera que huir del país y pagar millones en impuestos atrasados había causado un daño duradero a él y a su familia. “Puede que esté libre de la ley, pero su reputación ha quedado completamente manchada”, dijo Gabilondo.
Juan Carlos alguna vez disfrutó de un amplio apoyo en todo el espectro político, reflejado en un viejo lema español que dice: “No soy monárquico, soy juancarlista”. Gran parte de esa buena voluntad era histórica.
Aunque fue designado heredero de Franco, Juan Carlos rehuyó en gran medida el legado del dictador y se reunió en secreto con políticos de la oposición para planificar la transición de España a la democracia. En 1981, cuando los soldados españoles irrumpieron en el Congreso con armas, Juan Carlos se dirigió a la televisión para denunciarlos, medida a la que se atribuye el fin del golpe y la salvación de la democracia española.
Durante años, Juan Carlos pareció liderar un nuevo tipo de monarquía, dijo Gabilondo. “Se pretendía que fuera la corona sin los adornos de la Corte”, dijo, y añadió que muchos esperaban que el reinado de Juan Carlos ocurriera sin la fastuosidad y las intrigas palaciegas típicas de otras monarquías.
Pero para algunos los escándalos de corrupción y las noticias de que podría volver habiendo salido prácticamente indemne han empañado la imagen de Juan Carlos y de toda la familia real, especialmente la de su hijo Felipe VI, que es el actual rey.
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“Cualquier otra persona que ocupara el cargo podría volver a hacer lo mismo”, dijo Ione Belarra, ministra de Derechos Sociales de España, que pertenece al partido de izquierda Podemos.
Luis Galán Soldevilla, experto en derecho de la Universidad de Córdoba, dijo que el reto para los fiscales no era solo la articulación de casos complicados que cruzaban las fronteras internacionales, sino también el hecho de que el objetivo fuera un exjefe de Estado. Uno de los casos claves investigados tanto en España como en Suiza tenía que ver con una línea de tren de alta velocidad que conectaba las ciudades sauditas de La Meca y Medina.
En unas grabaciones publicadas en los medios de comunicación españoles, Corinna Larsen -una mujer que afirma haber sido amante de Juan Carlos- y un expolicía de alto rango hablan supuestamente de que Juan Carlos recibió un pago de US$100 millones en concepto de soborno por ayudar a conseguir el contrato a la empresa española que construyó la línea. La familia real no ha confirmado ni desmentido la relación.
Otro caso muy sonado es el de las acusaciones de que Juan Carlos había sacado grandes sumas de dinero con tarjetas de crédito que no estaban a su nombre, sino que estaban registradas en dos fundaciones offshore con sede en Panamá y Lichtenstein. Al canalizar su dinero a través de las fundaciones, Juan Carlos habría podido evitar el pago de impuestos por su lujoso estilo de vida, que incluía la compra de caballos, según informes de los medios de comunicación españoles que citaban a los investigadores.
Sin embargo, Galán señaló que las dos investigaciones tenían que ver con hechos que tuvieron lugar mientras Juan Carlos era rey y, de acuerdo con la Constitución española, no podía ser procesado. Y los pagos de impuestos atrasados que hizo Juan Carlos hicieron que el caso fuera discutible. “Se puede hablar de moralidad, pero este es el ámbito de la ley”, dijo Galán, al hablar de la cuestión de la inmunidad.
Sin embargo, hay un escándalo que aún no se ha resuelto. Un caso judicial presentado por Larsen afirma que el antiguo rey la espió con la ayuda de las agencias de inteligencia españolas. Un tribunal de Gran Bretaña, donde vive Larsen, ha dictado una orden de alejamiento contra el rey emérito, pero hasta ahora no ha decidido si el caso puede proseguir, ya que Juan Carlos también está buscando la inmunidad allí.
Tales afirmaciones han dejado un sabor de boca amargo entre algunos en España, especialmente en la izquierda. “La impunidad de la que disfruta Juan Carlos degrada la calidad democrática de las instituciones españolas, empezando por una justicia que es incapaz de aplicar los mismos baremos cuando se trata de personas poderosas que cuando se trata de ciudadanos normales”, comentó Enrique Santiago, secretario del Partido Comunista de España.
Los seguidores del rey ven las cosas de otra manera, por supuesto. Gabilondo, el presentador de noticias, dijo que era una pena que el exrey hubiera dejado a España tan dividida sobre su regreso, dado el papel de Juan Carlos en la unión del país tras la dictadura.
“La figura de Juan Carlos se ha convertido en todo lo contrario de lo que fue”, dijo. “Durante años fue el gran factor de la armonía nacional, ahora es la fuente de la discordia. Y su regreso será un problema aún mayor para aquello”.
José Bautista colaboró con la reportería.*
Nicholas Casey es el jefe del buró de Madrid, que cubre España, Portugal y Marruecos. Pasó una década como corresponsal en América Latina y Medio Oriente y escribió sobre política estadounidense durante la campaña presidencial de Estados Unidos de 2020.*
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En Casa Lucio, un restaurante tradicional cerca del palacio real de Madrid que solía frecuentar Juan Carlos, el antiguo rey de España, la gente charlaba una tarde reciente sobre el posible regreso del monarca caído en desgracia. Javier Blázquez, cuya familia es propietaria del establecimiento, dijo que estaba listo para recibir de nuevo a su comensal favorito.
En 2014, tras una serie de escándalos, el que había sido el rey durante casi 40 años abdicó del trono. Cuando los fiscales comenzaron a investigar sus finanzas desapareció misteriosamente en 2020, y luego reapareció semanas después en los Emiratos Árabes Unidos, donde los fiscales españoles no podían alcanzarlo.
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Pero en los últimos meses ha habido un cambio de suerte para Juan Carlos, de 83 años. Varias de las causas contra él han sido retiradas o aclaradas, lo que ha llevado a algunos españoles a pedir que se le permita volver a casa sin miedo a pasar el resto de su vida en la cárcel. “Estoy encantado de que vuelva”, dijo Blázquez. “El reinado de Juan Carlos trajo la época más larga de paz y prosperidad para España”.
Fue una caída en desgracia muy dura para un monarca que era amado por los españoles del mismo modo que muchos británicos veneran a la reina Isabel II. Se le atribuyó el mérito de restaurar la democracia española y unir al país después de que el dictador Francisco Franco, fallecido en 1975, hiciera a Juan Carlos su sucesor.
Las cosas empezaron a mejorar para el rey emérito cuando los fiscales de Suiza dijeron recientemente que abandonarían un caso de lavado de dinero contra Juan Carlos que implicaba sobornos para una línea ferroviaria de alta velocidad en Arabia Saudí y para una empresa española. Otra investigación en España se detuvo este año después de que Juan Carlos pagara más de cinco millones de euros de impuestos atrasados en 2020 y 2021.
Y los fiscales españoles dicen que ven pocas esperanzas de éxito en una serie de casos de corrupción restantes, porque las presuntas infracciones tuvieron lugar antes de la abdicación, cuando Juan Carlos tenía inmunidad judicial. “Lo lógico es que venga y que esté aquí”, dijo hace unos días Felipe González, expresidente del gobierno español.
El actual presidente del país, Pedro Sánchez, dijo que la familia real no le había consultado sobre un posible regreso y que Juan Carlos todavía “tiene que dar explicaciones” por sus escándalos, aunque no está claro lo que eso implicaría. Un portavoz de la familia real no respondió a un pedido de comentarios.
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Iñaki Gabilondo, un periodista español que pasó décadas como presentador de los principales noticieros de televisión del país, dijo que el hecho de que Juan Carlos pudiera regresar a España parecía irrelevante: que tuviera que huir del país y pagar millones en impuestos atrasados había causado un daño duradero a él y a su familia. “Puede que esté libre de la ley, pero su reputación ha quedado completamente manchada”, dijo Gabilondo.
Juan Carlos alguna vez disfrutó de un amplio apoyo en todo el espectro político, reflejado en un viejo lema español que dice: “No soy monárquico, soy juancarlista”. Gran parte de esa buena voluntad era histórica.
Aunque fue designado heredero de Franco, Juan Carlos rehuyó en gran medida el legado del dictador y se reunió en secreto con políticos de la oposición para planificar la transición de España a la democracia. En 1981, cuando los soldados españoles irrumpieron en el Congreso con armas, Juan Carlos se dirigió a la televisión para denunciarlos, medida a la que se atribuye el fin del golpe y la salvación de la democracia española.
Durante años, Juan Carlos pareció liderar un nuevo tipo de monarquía, dijo Gabilondo. “Se pretendía que fuera la corona sin los adornos de la Corte”, dijo, y añadió que muchos esperaban que el reinado de Juan Carlos ocurriera sin la fastuosidad y las intrigas palaciegas típicas de otras monarquías.
Pero para algunos los escándalos de corrupción y las noticias de que podría volver habiendo salido prácticamente indemne han empañado la imagen de Juan Carlos y de toda la familia real, especialmente la de su hijo Felipe VI, que es el actual rey.
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“Cualquier otra persona que ocupara el cargo podría volver a hacer lo mismo”, dijo Ione Belarra, ministra de Derechos Sociales de España, que pertenece al partido de izquierda Podemos.
Luis Galán Soldevilla, experto en derecho de la Universidad de Córdoba, dijo que el reto para los fiscales no era solo la articulación de casos complicados que cruzaban las fronteras internacionales, sino también el hecho de que el objetivo fuera un exjefe de Estado. Uno de los casos claves investigados tanto en España como en Suiza tenía que ver con una línea de tren de alta velocidad que conectaba las ciudades sauditas de La Meca y Medina.
En unas grabaciones publicadas en los medios de comunicación españoles, Corinna Larsen -una mujer que afirma haber sido amante de Juan Carlos- y un expolicía de alto rango hablan supuestamente de que Juan Carlos recibió un pago de US$100 millones en concepto de soborno por ayudar a conseguir el contrato a la empresa española que construyó la línea. La familia real no ha confirmado ni desmentido la relación.
Otro caso muy sonado es el de las acusaciones de que Juan Carlos había sacado grandes sumas de dinero con tarjetas de crédito que no estaban a su nombre, sino que estaban registradas en dos fundaciones offshore con sede en Panamá y Lichtenstein. Al canalizar su dinero a través de las fundaciones, Juan Carlos habría podido evitar el pago de impuestos por su lujoso estilo de vida, que incluía la compra de caballos, según informes de los medios de comunicación españoles que citaban a los investigadores.
Sin embargo, Galán señaló que las dos investigaciones tenían que ver con hechos que tuvieron lugar mientras Juan Carlos era rey y, de acuerdo con la Constitución española, no podía ser procesado. Y los pagos de impuestos atrasados que hizo Juan Carlos hicieron que el caso fuera discutible. “Se puede hablar de moralidad, pero este es el ámbito de la ley”, dijo Galán, al hablar de la cuestión de la inmunidad.
Sin embargo, hay un escándalo que aún no se ha resuelto. Un caso judicial presentado por Larsen afirma que el antiguo rey la espió con la ayuda de las agencias de inteligencia españolas. Un tribunal de Gran Bretaña, donde vive Larsen, ha dictado una orden de alejamiento contra el rey emérito, pero hasta ahora no ha decidido si el caso puede proseguir, ya que Juan Carlos también está buscando la inmunidad allí.
Tales afirmaciones han dejado un sabor de boca amargo entre algunos en España, especialmente en la izquierda. “La impunidad de la que disfruta Juan Carlos degrada la calidad democrática de las instituciones españolas, empezando por una justicia que es incapaz de aplicar los mismos baremos cuando se trata de personas poderosas que cuando se trata de ciudadanos normales”, comentó Enrique Santiago, secretario del Partido Comunista de España.
Los seguidores del rey ven las cosas de otra manera, por supuesto. Gabilondo, el presentador de noticias, dijo que era una pena que el exrey hubiera dejado a España tan dividida sobre su regreso, dado el papel de Juan Carlos en la unión del país tras la dictadura.
“La figura de Juan Carlos se ha convertido en todo lo contrario de lo que fue”, dijo. “Durante años fue el gran factor de la armonía nacional, ahora es la fuente de la discordia. Y su regreso será un problema aún mayor para aquello”.
José Bautista colaboró con la reportería.*
Nicholas Casey es el jefe del buró de Madrid, que cubre España, Portugal y Marruecos. Pasó una década como corresponsal en América Latina y Medio Oriente y escribió sobre política estadounidense durante la campaña presidencial de Estados Unidos de 2020.*
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