Estos son los “caballos de Troya” de Vladimir Putin en Europa
El ascenso de Calin Georgescu en Rumania y otros aliados prorrusos muestran cómo Moscú sigue ganando terreno en el corazón del continente.
Camilo Gómez Forero
Los aliados poderosos de Vladimir Putin no están únicamente fuera de Europa (Corea del norte, Irán o China): también están en el interior del continente. Ese fue el baño de realidad que se dieron el domingo los europeos con el paso del candidato independiente Calin Georgescu a la segunda vuelta de las elecciones presidenciales en Rumania.
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Los aliados poderosos de Vladimir Putin no están únicamente fuera de Europa (Corea del norte, Irán o China): también están en el interior del continente. Ese fue el baño de realidad que se dieron el domingo los europeos con el paso del candidato independiente Calin Georgescu a la segunda vuelta de las elecciones presidenciales en Rumania.
La victoria de Georgescu, quien ha sido incapaz de esconder su amistad con el jefe del Kremlin, fue un batacazo para los europeos. Desde que Rumania salió del régimen comunista en 1989 no se había visto que ningún candidato de la extrema derecha cercano a Moscú tuviera tanta popularidad. Sin embargo, este apoyo no debería ser sorpresivo.
Rumania, en el centro de Europa en la cuenca del mar Negro, es el país con mayor proporción de personas en riesgo de pobreza en toda la Unión Europea, la tasa de inflación más alta y el mayor déficit presupuestario. Con ese panorama financiero tan caótico, era fácil que un discurso como el de Georgescu, centrado en reducir las importaciones de energía y el fin de la ayuda a Ucrania, tuviera éxito.
“Había una expectativa, un deseo de un voto de venganza, un voto de protesta, por parte de personas con muchas frustraciones a ira hacia el sistema”, señaló Valentin Naumescu, experto en relaciones internacionales, al diario The Guardian.
El ascenso de Georgescu, que disputará la segunda vuelta el 8 de diciembre, sería clave por la posición geográfica que tiene Rumania, pues comparte una frontera de más de 640 kilómetros con Ucrania y juega un rol estratégico clave para la OTAN al resguardar una de sus bases militares, además de ser una vía para el tránsito del grano ucraniano. Pero aún si no consigue ganar, este ha sido otro campanazo de alerta sobre las altas posibilidades que tienen “los amigos de Putin” de llegar a posiciones clave.
Antes de Georgescu, la candidata francesa, Marine Le Pen, acusada de ser cercana a Putin, ya había demostrado que los aliados del Kremlin podían abrazar el poder. La líder de la Agrupación Nacional obtuvo el 41 % de los votos en la segunda vuelta de las presidenciales francesas en 2022, y dos años después logró abrirse paso en las legislativas con muchos más escaños que en la legislatura anterior (pasó de 89 a 143), demostrando la influencia que tiene en el país. Al igual que ocurre ahora en Rumania, Le Pen se valió de la grave situación económica para reforzar el discurso de la extrema derecha.
“Su enfoque paciente en las cuestiones del costo de vida ha resonado entre los millones de franceses que luchan por llegar a fin de mes después de un aumento de más del 53 por ciento en los precios de la gasolina durante el año pasado”, señaló Roger Cohen de The New York Times durante la campaña.
Putin también cuenta con tres aliados más en Europa: el presidente bielorruso, Aleksander Lukashenko, cuyo país sirve como un Estado satélite para las acciones del ruso; el primer ministro húngaro, Viktor Orban, que tras tomar el poder en 2010 ha encaminado a Hungría hacia una autocracia y que no se ha alineado con los esfuerzos del resto de Europa para prohibir la importación de energía rusa; y el presidente de Serbia, Alexandar Vucic, quien aunque ha negado vínculos estrechos con Putin se ha resistido a imponer sanciones contra Moscú,
Todos estos gobiernos han sido denominado los “caballos de Troya de Moscú”, funcionando en teoría como una democracia occidental, pero sirviendo en la práctica a los intereses del Kremlin y operando con algunas de sus dinámicas que también ayudan a Rusia a adquirir influencia en Europa. Serbia, por ejemplo, ha visto un incremento de comentaristas prorrusos que sirven a la máquina de propaganda rusa sobre Kiev.
“A través de publicaciones virales que se extendieron de un área lingüística a otra, los usuarios serbios fueron expuestos a afirmaciones inventadas sobre símbolos nazis entre funcionarios ucranianos, soldados o en la propia Ucrania. La manipulación incluyó la foto inventada de una esvástica en una camiseta sostenida por el presidente de Ucrania, una supuesta pulsera con una esvástica en el brazo de un soldado ucraniano o la publicación del libro ‘Mein Kampf’ de Zelenskyy”, señaló el Centro de Investigación, Transparencia y Rendición de Cuentas de Serbia en 2023.
Pero los aliados de Putin no solo están en grandes puestos del Ejecutivo o en campañas para conseguir el poder: también están en los brazos legislativos de estos países o de la comunidad europea. En el Parlamento Europeo, Putin ha contado con un grupo considerable de aliados, entre los que destaca la parlamentaria letona Tatjana Ždanoka, quien antes de dejar el cargo fue acusada de espiar para Rusia; el diputado alemán Maximilian Krah, que no apoyó ninguno de los textos que condenaron a Moscú, al igual que el holandés Marcel de Graaf.
Los aliados de Putin se extienden a varias agrupaciones que tienen presencia en el Parlamento Europeo, como el Partido de la Libertad y el Directo de República Checa y el Movimiento Republicano de Eslovaquia, así como el Partido de la Libertad de Austria (FPÖ), el húngaro Nuestra Patria (Mi Hazánk) y el búlgaro Renacimiento (Vazrazhdane). Todos estos, según Péter Krekó y Richárd Demény, del Political Capital Institute.
Aunque no tan visibles, estos cargos son determinantes para Rusia, pues como señala Jeremy Holt, director para Europa Central y Oriental de la consultora S-RM, estos lazos han buscado frustrar la toma de decisiones de la UE en torno a las sanciones rusas y el apoyo militar y financiero a Ucrania, por lo que deberían estudiarse con seriedad. Incluso, en las últimas elecciones se han recibido denuncias de compra de votos para influir en los diputados europeos.
“Aunque se podría decir que el Parlamento Europeo es el órgano menos influyente de la UE, sus miembros (los eurodiputados) ejercen poder a la hora de dar forma a la legislación, particularmente en las etapas finales. Ahora podemos ver que los Estados autoritarios están dispuestos a comprar influencia en el Parlamento Europeo y sus comités. Están tratando de sobornar a los parlamentarios para que se conviertan en caballos de Troya de la interferencia extranjera. Y, por supuesto, algunas de las transferencias de dinero obtienen réditos en forma de votos”, explicaron Krekó y Demény.
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