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Primero fue la cancelación de una fiesta nocturna para conmemorar el aniversario de la batalla de Chesapeake Bay, decisiva en la guerra de independencia de Estados Unidos. Ahora, Francia ha convocado a su embajador en Washington para mostrarle a su aliado que continúa furioso con él, ¿por qué?
- Los avances de China llevaron a Estados Unidos a sellar una nueva alianza trilateral. El miércoles, el presidente estadounidense, Joe Biden, anunció que ayudará a Australia a adquirir una flota de submarinos de propulsión nuclear con la cooperación de Reino Unido, su otro gran aliado.
- El gran problema es que los franceses tenían un contrato para proporcionarle submarinos a Australia por US$90 mil millones, el cual, desde luego, quedó cancelado con la entrada del nuevo acuerdo.
El Gobierno francés acusó a Estados Unidos de haberle dado un “golpe por la espalda” y arruinar su “contrato del siglo”. Las repercusiones no se hicieron esperar. Por esa razón, las autoridades francesas anularon el jueves la gran gala prevista el viernes en la noche en la residencia del embajador francés en Washington. Pero el malestar no se quedó allí.
Francia llamó a consultas a sus embajadores en Estados Unidos y también en Australia por la “excepcional gravedad” del anuncio de asociación entre Washington, Londres y Canberra.
“A petición del presidente de la República, he decidido llamar inmediatamente a consultas a nuestros dos embajadores en Estados Unidos y Australia. Esta decisión excepcional se justifica por la excepcional gravedad de los anuncios realizados el 15 de septiembre por Australia y Estados Unidos”, señaló el viernes el ministro de Relaciones Exteriores, Jean-Yves Le Drian.
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Es la primera vez que una decisión de este tipo es tomada con estos países, especialmente Estados Unidos, aliados históricos de Francia. Desde el anuncio el miércoles de esa alianza de seguridad, llamada Aukus.
La Casa Blanca ha tratado de remediar la relación exaltando la importancia de Francia para Estados Unidos.
“Lamentamos que hayan dado este paso, continuaremos comprometidos en los próximos días a resolver nuestras diferencias, como lo hemos hecho en otros temas en el transcurso de nuestra larga alianza”, dijo un funcionario de la Casa Blanca, que habló bajo condición de anonimato.
El jueves, para apaciguar el enfado de París, el jefe de la diplomacia estadounidense, Antony Blinken, recordó que “Francia es un socio vital en la región indopacífica y en muchos otros campos”. Sin embargo, sus cumplidos no han surtido efectos.
El malestar en la relación Washington-París continúa exhibiendo una tendencia preocupante de la diplomacia estadounidense de tomar decisiones sin consultar a sus aliados más cercanos, tal y como ocurrió con la abrupta y desorganizada evacuación de Afganistán.
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Como explica Rafael Piñeros, analista y profesor de la Universidad Externado de Colombia, “las decisiones de EE. UU. fracturan la cercanía inicial que quería mostrar con Europa: Afganistán y no consultar a sus homólogos europeos y el acuerdo de seguridad con Australia, no necesariamente deja en una buena posición a Biden y su enfoque”.
China, como era de esperarse, se ha molestado con la naciente cooperación encabezada por Washington. El portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores de China, Zhao Lijian, dijo que “los tres países estaban dañando gravemente la paz y la estabilidad regionales al intensificar una carrera armamentista y dañando los esfuerzos internacionales de no proliferación nuclear”.
Nueva Zelanda, Indonesia, Taiwán y Japón, por otro lado, han recibido con entusiasmo la naciente alianza del Aukus.
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