Francia, en un limbo que los obliga a negociar para salir adelante
El Nuevo Frente Popular, coalición de izquierda, ha ganado con poca ventaja las elecciones legislativas, aunque sí frena el ascenso de la ultraderecha liderada por Marine Le Pen y Jordan Bardella.
Hugo Santiago Caro
No hay otro camino para las fuerzas políticas en Francia. La Agrupación Nacional (AN) de Jordan Bardella, que parecía estar listo para ser el nuevo primer ministro ante los resultados de la primera vuelta legislativa, ha quedado como la tercera fuerza política por detrás del Nuevo Frente Popular (NFP), de izquierdas, que ganó las legislativas superando también a Juntos, la fuerza política de Emmanuel Macron.
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No hay otro camino para las fuerzas políticas en Francia. La Agrupación Nacional (AN) de Jordan Bardella, que parecía estar listo para ser el nuevo primer ministro ante los resultados de la primera vuelta legislativa, ha quedado como la tercera fuerza política por detrás del Nuevo Frente Popular (NFP), de izquierdas, que ganó las legislativas superando también a Juntos, la fuerza política de Emmanuel Macron.
“Agrupación Nacional está lejos de tener la mayoría absoluta que decían tener hace una semana. Para muchos es un descanso, un alivio. Con esta votación, una mayoría eligió algo diferente para el país. La derrota del presidente y de su coalición queda confirmada”, expresó, victorioso, Jean-Luc Mélenchon, fundador del partido Francia Insumisa y cabeza de la coalición NFP, quien también dijo que la izquierda se enfocaría en cumplir su agenda y ejecutar sus propuestas, además de adelantarse a proponer su nombre como primer ministro en reemplazo de Gabriel Attal, quien, tras conocerse los resultados, anunció que este lunes dejaría el cargo, aunque se mostró dispuesto a comandar el ejecutivo mientras se esclarece el enredo gubernamental en el que quedó Francia.
Pese a las aspiraciones de Mélenchon, el sistema semiparlamentario francés le obliga tanto a él como al presidente, Emmanuel Macron, a llegar a un consenso para el futuro inmediato de la política en Francia. “Macron, que sigue siendo presidente, nombraría a un primer ministro, pero Mélenchon no le reconoce el derecho a proponer un nombre. Esto crea alergia en todas las demás fuerzas. Debe haber una cohabitación entre todas las fuerzas políticas porque ninguna es mayoría. Sería más factible entre Macron y Mélenchon. Entre ambos lograrían 340 de 289 escaños necesarios para lograr una mayoría parlamentaria. Estarían supergobernando, pero no hay ninguna certeza de que esto se dé”, explica Jairo Agudelo, analista y docente de la Universidad del Norte. El NFP consiguió 182 escaños, más otros 13 independientes de izquierda, mientras que Juntos, de Macron, obtuvo 168 y las fuerzas de Le Pen solo 143.
Agudelo destaca también que la fuerza de Mélenchon conseguiría una diferencia estimada que no sería suficiente para actuar por sí mismos, por lo que inevitablemente deben negociar. El mismo caso sucede con Emmanuel Macron. Aunque es él quien propone el nombre de un primer ministro, la Asamblea Legislativa tiene la facultad de tumbar ese nombre, por lo que, sin una mayoría clara para ninguna de las partes, nadie tiene la capacidad para actuar solo por sus intereses.
Sobre el porqué del revés en el rumbo de las elecciones, el profesor Agudelo lo liga ampliamente al resultado de Reino Unido durante la semana, donde los laboristas derrotaron a los conservadores. “Estos resultados demuestran que el pueblo francés tenía terror a que se repitiera lo de la primera ronda y obtuviera mayoría absoluta AN. Fue una estrategia antiextrema derecha. Si se analizan los términos de la campaña de esta semana, fueron los mismos antinazis de los años 30. Ahora deben afrontar el problema de hacer gobierno”, explica Agudelo, quien reconoce que Macron lideró el llamado a hacer un frente común contra la ultraderecha de Le Pen y lo estratégico que resultó adelantar las elecciones y disolver el parlamento.
“Fue un acto de gran coraje, le fue bien, pero parecía todo lo contrario. Habiendo tomado esa decisión y habiendo visto un rumbo hostil, no le quedaba más alternativa que convocar a la gran resistencia que se dio”, continúa y resalta que, aunque Mélenchon no es un líder político dado a las alianzas, para esta segunda vuelta permitió reducir el número de candidatos para evitar una erosión de votos que favoreciera a las fuerzas de Le Pen, algo similar a lo que hicieron las fuerzas de Macron.
Ahora solo queda acercar posiciones. Ceder ya le sirvió a Mélenchon para frenar a AN, pero se ha recargado en su posición firme y ha comenzado a hacer exigencias con la ligera ventaja de escaños que tiene. Entre ellas, ha pedido que el nuevo primer ministro debe ser una persona de izquierda que haga cumplir el programa del NFP “por decreto”. Sin embargo, la situación tiende a enredarse más, porque ese programa tiene como bandera derogar la reforma pensional que aprobó en 2023 el gobierno de Macron, que a la postre le costó gran parte de su capital político; así como bloquear los precios de algunos productos y aumentar el salario mínimo. Sumado a todo esto, Macron ya había avisado la semana que la estrategia para bloquear las fuerzas de Le Pen y Bardella no significaba una disposición para gobernar con Mélenchon.
“Retirarse hoy para favorecer a candidatos de izquierda contra Agrupación Nacional no significa gobernar mañana con la Francia Insumisa”, dijo Macron durante un consejo de ministros. Y Attal, que venía como primer ministro, fue más enfático: “Retirarse no significa reunirse. No hay ni habrá nunca una alianza con la Francia Insumisa”.
Ambas facciones han dejado ver sus posiciones, pero mientras tanto Francia está a pocas semanas de recibir los Juegos Olímpicos en lo que Attal describió como recibir “al mundo entero”. Cabe esperar si esa presión hará que cedan en sus postulados y, como dice el profesor Agudelo, lleguen a acuerdos para coexistir.
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