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Guerra en Ucrania: “¿Dónde está el secretario general de la ONU?”

El exdirector de Compras y Logística de Naciones Unidas, de origen ucraniano, critica el papel de António Guterres, por considerarlo insuficiente, al tiempo que ve con preocupación que la ofensiva rusa dejará muchos más muertos.

Mario Luzón Blasco / Valencia, España
27 de junio de 2022 - 02:00 a. m.
Dmitri G. Dovgopoly, exdirector de Adquisiciones y Logística de la Organización de Naciones Unidas.
Dmitri G. Dovgopoly, exdirector de Adquisiciones y Logística de la Organización de Naciones Unidas.
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Dmitri G. Dovgopoly ha sido durante décadas director de Adquisiciones y Logística de la Organización de Naciones Unidas. A su experiencia en primera fila de la geopolítica mundial durante las principales misiones de paz, desplegando Cascos Azules, une su titulación en Relaciones Internacionales. Como si todo ello no lo avalara para opinar con criterio de la guerra en Ucrania, Dovgopoly es ucraniano. Tuvo la amabilidad de atender esta entrevista en el Consulado de Ucrania en España, Valencia, ciudad donde disfruta de su reciente jubilación y realiza una intensa labor en defensa de la causa de su país.

Ha estado en primera línea en prácticamente todas las crisis humanitarias y bélicas de las últimas décadas: Somalia, Balcanes, Líbano, Haití, Congo, Sierra Leona, Sudán… todas muy diferentes. ¿Alguna se parece a lo que está ocurriendo en Ucrania?

He intervenido directamente en 25 países. Todas las situaciones son a la vez parecidas y diferentes. En Sierra Leona no se destruyeron ciudades, pero la sed de venganza entre los dos bandos desató mutilaciones, asesinatos, esclavitud… En Líbano, todos estaban contra todos… Es muy difícil comparar. Tal vez en Vukovar (Croacia), en nuestro despliegue con Unprofor (Fuerza de Protección de la ONU), es donde vi lo más parecido a lo que ocurre en Ucrania: una ciudad totalmente destruida, por los serbios, en marzo de 1992. Estos días estoy viendo muchos “vukovares” en Ucrania: Mariúpol, Bucha, Járkov, Irpin… Es un trabajo de aniquilación, Putin quiere el país destruido, para convertirnos en tierra rusa, pero ni somos rusos ni conseguirá que lo seamos.

En general, se suele ver a rusos y ucranianos como similares…

En mi país se habla ruso y ucraniano, cambiando de uno a otro sin darnos cuenta, sí, pero nosotros tenemos valores europeos, hemos tenido hasta seis elecciones democráticas, y Rusia ninguna votación con garantías. Putin nos odia porque quiere recuperar los valores soviéticos, y una Ucrania exitosa en Europa es un peligro para esa idea y para él. Ya domina, con su círculo íntimo y familia, los recursos naturales de Rusia, y ahora anhela los de Ucrania.

Putin pensaba que iba a ser una intervención corta y fácil…

Correcto, subestimar al contrario es algo típico de los generales rusos. De joven fui intérprete en el ejército soviético, y los conozco bien. Pensaban que tomarían Kiev en 48 horas y que someterían al país en 72. Confiaban en que mucha gente los recibiría con los brazos abiertos, en una quinta columna que les ayudaría, pero toda Ucrania está luchando unida. ¡Se les está disparando desde muchas casas particulares! Poco antes del inicio de la invasión se distribuyeron fusiles y munición entre toda la población, con dos horas de formación para utilizarlos. Algún civil, conocido mío, tenía hasta nueve Kaláshnikov en casa…

La resistencia está siendo sorprendente y heroica, pero también está implicando una destrucción total y miles de muertos, para, seguramente, acabar sin victoria de nadie. ¿No piensa, a veces, si no hubiera sido mejor dejarlos pasar para evitar tanto sufrimiento?

Entiendo lo que dice, pero no es solo invadirnos, es atentar contra nuestra forma de vida, es querer que vivamos oprimidos como los rusos, y eso no lo quieren los ucranianos, sean del ámbito intelectual o económico que sean. Los rusos temen al Estado, pero nosotros no, es algo genético.

¿Cómo se ha llegado a esta situación?

En 2013 teníamos a un presidente prorruso, Yanukóvich. Y pensamos: “A ver cómo va… puede que no sea tan malo”, pero empezó a vender el país, enriquecerse, encarcelar opositores, oprimir el idioma ucraniano… Nos rebelamos y empezamos a mirar hacia Occidente, llegaron las revueltas del Euromaidán, que se contestaron con violencia hacia estudiantes, niños… El resultado fue ya un giro total hacia Occidente de la mayoría de los ucranianos, algo que Putin no podía tolerar.

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¿Creía que se iba a producir la invasión?

No, no me lo creía. Con todas las claras señales previas, mi experiencia diplomática y en Naciones Unidas, mis conocimientos de geopolítica, la cercanía al tema por ser ucraniano… me equivoqué. Conozco el estilo de la diplomacia rusa, que no deja de presionar y llevar al límite las situaciones, pero aun así no pensaba que nos fueran a invadir.

¿Se podría haber evitado, dando más garantías de neutralidad o de no alineación?

En 2014, cuando Rusia invadió Crimea, nuestra Constitución ya decía que somos un país no alineado y neutral. No sirvió de nada. No va de eso, Putin quiere que vuelva la Unión Soviética y resucitar el imperialismo ruso.¿Tiene sentido que el país más extenso y con más recursos del mundo necesite un imperio? Aleksandr Dugin, mentor de Putin en geopolítica, dice que un imperio que no se expande muere. Ucrania es para ellos la entrada en Europa. Les gustaría crear un imperio eslavo, con Ucrania y Bielorrusia. Sobre todo, con nuestro país, rico en alimentos, uranio, industrias… somos estratégicamente imprescindibles para ellos.

¿Putin se conformará con Ucrania?

Es difícil responder, pero creo que no. El siguiente paso podría ser Moldavia, o desestabilizar algún país báltico, al que no puede invadir por pertenecer a la OTAN, pero al que sí puede desequilibrar movilizando a las potentes organizaciones prorrusas que hay in situ. También puede conseguir que Hungría salga de la OTAN o de la UE… Como decía, esto no va solo de Ucrania, va de la libertad de Europa.

¿Por qué cree que se están cometiendo tantos crímenes de guerra, ejecutando a civiles desarmados y bombardeando hospitales? ¿Son casos aislados o directrices del Kremlin?

Los soldados rusos lo hacen porque pueden. Según un estudio, la mayoría de los movilizados provienen de pequeños pueblos. Putin está intentando que no lleguen muchas bolsas con cadáveres a las grandes ciudades, por las posibles protestas. Esos soldados ven un nivel de vida muy superior al que tienen en sus pueblos y estallan con ira. Es parecido a lo que hizo el Ejército Rojo cuando invadió Alemania en 1945. De hecho, ya lo hicieron en Georgia, no hace tanto. Si a eso unimos la desinformación que tienen (desnazificación de Ucrania, ideología nacionalista, invención de un enemigo exterior común…), queda más explicado ese comportamiento aberrante. También influye que se lo estamos poniendo difícil. Aumentan la violencia indiscriminada para provocar terror.

¿Es verdad que la mayoría de la población rusa apoya la invasión?

Creo que, en general, en Rusia se está en contra de muchas cosas, hay mucha envidia hacia Occidente. Aunque allí se cierren medios, se asesine a periodistas y opositores, etc., hay más gente que apoya al régimen semidictatorial de Putin y Medvédev de la que parece. Todavía hay un gran sentimiento de frustración por la caída de la URSS en 1991. Creen más en el miedo que en el respeto, y valoran positivamente la mano dura de su gobierno. No veo ningún cambio pronto.

Colombia es miembro fundador de la ONU, y recientemente el presidente Iván Duque ha hablado con Zelenski. No es miembro de OTAN, pero sí país asociado. ¿Qué papel le gustaría que jugara en esta crisis?

Antes que nada, quiero dar las gracias a Colombia por su voto en la Asamblea General apoyando a mi país. También se ha ofrecido para coordinar la ayuda sudamericana hacia Ucrania, algo que nos hace mucha falta. Por sus recursos energéticos, Colombia puede jugar ahora un papel importante, ganar en importancia en el tablero mundial y conectar más con el mundo. El gas ruso va a ser un lujo que el mundo occidental no va a poder permitirse. Algo parecido puede pasar con Venezuela, que de repente ya no es una apestada. Rusia ha estado “de gira” por Omán, Kuwait, etc. para que restrinjan el suministro de gas a Europa. Insisto en que es una gran oportunidad para Colombia, y lo veo como un país con capacidad de liderar. Además, con la más que posible desintegración de los acuerdos entre los países BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica), puede hacer un buen tándem con Brasil.

¿Cómo valora el papel de la ONU y su secretario general, António Guterres, en esta guerra?

Para mí es muy doloroso tocar este tema. Mi organización ha hecho poco y tarde. Guterres, antes de su elección (Ucrania lo apoyó, sin votar con el bloque del Este) nos prometió que ayudaría mucho a mejorar la situación de Ucrania, entonces refiriéndose solo a Crimea. Me lo dijo en persona, en la recepción que mi país dio por el día de la Independencia, y que coincidió casualmente con el día anterior a su elección. Esperábamos mucho de él, habiendo visto su comportamiento previo en Portugal. No ha visitado Ucrania en los últimos cinco años, solo la visita de abril tras pasar por Moscú, y que Putin le “agradeció” bombardeando Kiev mientras estaba allí.

¿Qué le diría?

¿Dónde estabas, dónde estás, António? Tenías una guerra en ciernes, mucho poder diplomático en tus manos y no has hecho nada. He trabajado estrechamente con cinco secretarios generales, y no todos tenían la misma capacidad y empuje para afrontar estos temas, pero te puedo asegurar que Koffi Annan, en las semanas previas a la invasión, habría volado sin parar de Moscú a Kiev, y viceversa, todas las veces necesarias hasta evitar la guerra. Guterres parece que negoció la evacuación de Mariúpol, con poco éxito, por cierto. Koffi la habría supervisado en persona, in situ. Esa es la diferencia. De hecho, en la invasión de Irak se enfrentó a Estados Unidos y Reino Unido, dijo que era una guerra ilegal. Incluso Butros Galli, un autócrata y con poco don de gentes, se plantó en Sarajevo durante el sitio de la ciudad, en 1992. Hasta Pérez de Cuéllar, con su “diplomacia callada”, hizo más por la paz en el mundo. Es algo básico, está en su sueldo.

Otros presidentes europeos lo intentaron, presencialmente o por teléfono, sin ningún resultado…

Es distinto, ellos representan a sus países. El secretario general de la ONU representa al mundo, tiene poder, es como un papa seglar, se le escucha en el mundo de forma diferente, habla en nombre de todos.

Por cierto, ¿qué opina del papel del Vaticano?

El papa Francisco está en una situación muy difícil, en medio de dos países católicos ortodoxos. No puede definirse del todo para no cerrar una posible interlocución y gestiones con Putin, sí, pero siendo tan neutral ayuda a Putin. Karol Wojtyła habría actuado muy diferente. Me encantaría ver al papa y al líder de la ONU, juntos, visitando Kiev y Moscú, intentándolo todo para detener esta vergüenza.

¿Cómo valora la posición de China en la crisis?

Para empezar, se abstuvieron en el Consejo de Seguridad. Y es que, paradójicamente, China está mucho más integrada en el mundo que Rusia. No se han manifestado contra la invasión, pero ya están ralentizando su colaboración económica con Rusia. Y tampoco pensaban que la guerra fuera a durar tanto, perjudicando también su economía, muy conectada con la estadounidense y occidental. Por otra parte, tiene muy equilibrada con Estados Unidos la situación de Taiwán, y no le interesa decantarse claramente hacia Rusia.

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Usted ha coordinado muchos despliegues de Cascos Azules. ¿Procedería que actuaran en Ucrania?

Su labor es separar y controlar, y ahora mismo es imposible. Se pudo hacer en Crimea, tras la invasión, pero los rusos no lo permitieron. Nuestro trabajo es mantener la paz y proteger a la población. O colaborar en la desescalada, como hicimos en Colombia, controlando el desarme y el cumplimiento de acuerdos. Durante mi estancia allí, desplegué campos para nuestros observadores, cercanos a los del Ejército y las Farc. Creo que salió bien, pese a que hubo momentos en los que la única garantía de que no te dispararan era llevar el chaleco azul de la ONU…

¿Cómo y cuándo cree que acabará esta guerra?

Está claro que ni nuestro ejército tomará Moscú, ni los rusos tomarán Kiev. No habrá victoria de nadie. Tristemente, puede que haya fragmentación territorial de Ucrania. En el final también influirá lo que se llama el “daño aceptable”, puede que en número de muertos. En Afganistán, la cifra fue de 15.000 soldados rusos, una cota que ya se ha superado con creces. En Vietnam, fueron 58.000 soldados norteamericanos fallecidos. Es triste decirlo, pero ya ha ocurrido. No se qué cifra movería a la población rusa a movilizarse para cambiar el régimen o exigir el final de la guerra. En cualquier caso, veo más probable un golpe de Estado de gente de su círculo cercano, por default económico, que una movilización del pueblo ruso.

¿Ve peligro de utilización de armas nucleares?

No. No es una decisión que dependa solo de Putin. Aunque este utiliza muy bien esa baza, tácticamente, para generar temor en Europa y el mundo.

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Por Mario Luzón Blasco / Valencia, España

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