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El presidente ruso, Vladimir Putin, ha tomado una medida desesperada: el miércoles pidió la movilización parcial de 300.000 reservistas rusos para que vayan a pelear una guerra que ya ha dejado más de 70.000 muertos de su lado, según el Pentágono. También aterró al mundo al amenazar con usar armas nucleares, en el Día Internacional de la Paz. La decisión llega en un momento en el que el ejército ucraniano da cátedra de valentía al recuperar cerca de 8.000 km2 y ha empujado a las tropas rusas a retroceder incluso en sus fortines en el Donbás -y continúa por ese sendero-. Como represalia, los rusos han incendiado las villas ucranianas liberadas en Donetsk.
Pero la decisión de Putin no solo muestra la pobre lectura del presidente desde el punto de vista militar, sino que consiguió el efecto contrario a lo que quería en el ámbito político: protestas internas. El llamado a la movilización no incentivó el patriotismo, sino que expuso el desespero y la desesperanza con la que viven los jóvenes rusos. En Jabárovsk, frontera con China, se dispararon las búsquedas sobre cómo sacar el pasaporte o la visa y salir del país. Todos los pasajes a Estambul, Turquía se agotaron. Otra búsqueda, a nivel nacional, fue la de “¿cómo romperse un brazo”. “Cualquier cosa para evitar el combate”, escribió el periodista Ian Bremmer. “Quédense en prisión, chicos”, comentaron usuarios de redes en las publicaciones de las protestas, asumiendo que las cárceles a donde son llevados los jóvenes manifestantes son un lugar más seguro.
Pero en este momento ser detenido no es bueno: quienes protestan pueden ser reclutados. “Mi esposo fue detenido en Arbat, llevado al departamento de policía en Sokolina Gora y allí emitieron una citación a la oficina de registro y alistamiento militar para mañana. Lo firmó. Hay un comisario militar”, le dijo Valeria al medio MediaZona.
Tras el discurso de Putin sobre la movilización parcial, y luego de que las aerolíneas rusas suspendieran la venta de tiquetes a Turquía, las protestas estallaron en el país, convocadas por movimientos como The Vesna (Movimiento Primavera, en español), un grupo de jóvenes que nació contra la corrupción del expresidente Dmitry Medvedev y ahora se enfrenta a la guerra de Putin.
“Miles de hombres rusos, nuestros padres, hermanos y esposos, serán arrojados a la picadora de carne de la guerra. ¿Por qué morirán? ¿Por qué derramarán lágrimas las madres y los niños?”, enunció el movimiento en un comunicado.
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“Lo que vemos es una respuesta en contra a la movilización parcial. En el discurso en el que presentó todo, no hubo una justificación sólida para las personas que ahora van a participar directamente en los enfrentamientos militares, no se les explica por qué deben luchar una guerra que Putin empezó. Él sigue diciendo que hay que defender a la ‘madre patria’ de una posible agresión de la OTAN o de EE. UU., pero de nuevo en la práctica, cuando las personas deben poner su vida en riesgo, estas palabras no funcionan tan bien”, señaló el internacionalista Jesús Agreda Rudenko.
¿Surtirán efecto las protestas? Hubo manifestaciones en más de 40 ciudades rusas y dejaron más 1.178 arrestados. “Todo el mundo está asustado. Estoy por la paz y no quiero tener que disparar. Pero salir ahora es muy peligroso, de lo contrario habría mucha más gente”, le señaló el manifestante Vasily Fedorov a Al Jazeera. El Ministerio del Interior prohibió las organizaciones no autorizadas, lo que también ayudó a aplacar el movimiento de protesta. Agreda dice que " aunque haya un levantamiento popular, no es seguro que este se transforme en algo más. Putin no depende solo de la legitimidad popular, sino de un aparato institucional que de alguna forma está interesado en dejarlo como líder político”.
Eso sí: las últimas tácticas de Putin pueden lograr que la guerra sea cada vez más impopular en su país y dañar su reputación. Y es que al convocar a 300.000 soldados extras para una ofensiva que se suponía iba a capturar Kiev en tres días, pero se ha extendido ya por siete meses, el presidente ha reconocido implícitamente que su estrategia no ha marchado bien y las cosas han empeorado para su ejército cada día. ¿Puede afectar esto el respaldo de sus aliados políticos?
“Primero, ¿cuáles son los aliados de Putin? Él tiene una camaradería y las personas que le apoyan lo hacen porque en este momento tiene el poder. Una vez el poder esté en duda, serán los primeros en saltar del barco y ponerse en contra suya, y él lo sabe, que se ríen de él. Por eso es que está dispuesto a dar los pasos que sean necesarios”, responde el profesor Vladimir Rouvinski, experto en Rusia y en relaciones internacionales.
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