La cautela de algunos países frente a que EE. UU. le dé armas racimo a Ucrania
Estados Unidos pronto dará a conocer si dentro del nuevo paquete de ayuda militar que le dará a Kiev incluirá las armas racimo, conocidas por el impacto negativo que tienen sobre la población civil. Ante esta posibilidad, el jefe de la OTAN dijo que esa es una decisión que le compete al país y no a la alianza en conjunto, y tanto Alemania como Francia, suscritos a la Convención sobre Municiones en Racimo, aseguraron que suministrar ese tipo de munición no está dentro de sus planes.
Estados Unidos está próximo a anunciar un nuevo paquete de ayuda militar a Ucrania, dentro del cual se especula que podrían estar incluidas, por primera vez, municiones en racimo. Tanto la OTAN, como algunos países europeos, entre ellos Francia y Alemania, se expresaron con cautela al respecto, sin dar una firme oposición a ello.
El secretario general de la Alianza Atlántica, Jens Stoltenberg, dijo el viernes que la organización no tenía una posición formal sobre el uso de municiones de racimo, esquivando una pregunta sobre si creía que era prudente que Estados Unidos proporcionara las armas ampliamente prohibidas a Ucrania. Al respecto, ante unos periodistas en Bruselas, agregó: “Le corresponde a los aliados individuales tomar decisiones sobre la entrega de armas y suministros militares a Ucrania. Así que esto será para que los gobiernos decidan, no para la OTAN como alianza”. Este debate surge pocos días antes de la cumbre que la Alianza realizará en Lituania, donde, además, se espera una respuesta frente a la adhesión de Suecia y de Ucrania.
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Sobre el mismo tema, Berlín y París anunciaron que no le darán este tipo de armas a Kiev y, como justificación de dicha postura, citaron un tratado internacional que prohíbe el uso, el almacenamiento o la transferencia de ese tipo de armas. La Convención sobre Municiones en Racimo, como se le conoce a dicho acuerdo, no ha sido firmada por Estados Unidos, Rusia y Ucrania. Alemania y Francia sí lo hicieron.
El Ministerio de Relaciones Exteriores francés hizo referencia a dicho pacto, también conocido como la Convención de Oslo, diciendo que Francia “se ha comprometido a no producir ni usar municiones en racimo y a desalentar su uso”. Ahora bien, un portavoz de la cartera también aseguró: “Entendemos la decisión que ha tomado Estados Unidos de ayudar a Ucrania a ejercer su autodefensa contra la agresión ilegal de Rusia”. Por su parte, el ministro de Defensa alemán, Boris Pistorius, en declaraciones a unos periodistas en Suiza, comentó: “Alemania también ha firmado la convención; para nosotros esto no es una opción”.
Estados Unidos ha tenido un cambio de postura. En un primer momento, mostró reservas frente al suministro de armas racimo, pero ahora, al parecer, considera que Ucrania las necesita. De hecho, Laura Cooper, subsecretaria adjunta de Defensa para Rusia, Ucrania y Eurasia, dijo a los legisladores estadounidenses a finales del mes pasado que el Pentágono había determinado que las municiones en racimo serían útiles para Ucrania, “especialmente contra las posiciones rusas atrincheradas en el campo de batalla”.
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La controversia alrededor de las armas racimo
Las municiones en racimo, utilizadas por primera vez durante la Segunda Guerra Mundial, son una clase de armas que incluyen cohetes, bombas, misiles y proyectiles de artillería que se rompen en el aire y esparcen municiones más pequeñas en un área grande. Según se lee en The New York Times, las minibombas de las municiones en racimo generalmente están diseñadas para explotar o encenderse al tocar el suelo, pero históricamente su tasa de falla es la más alta entre todas las clases de armas, con consecuencias duraderas y, a menudo, devastadoras para los civiles.
Citado por el diario estadounidense, Brian Castner, experto en armas del Equipo de Respuesta a Crisis de Amnistía Internacional, comentó: “Simplemente, no existe una forma responsable de usar municiones en racimo”. Desde la Segunda Guerra Mundial, estas armas han matado entre 56.500 y 86.500 civiles. Las personas del común, incluidos niños en Siria, Yemen, Afganistán, Líbano, los Balcanes y Laos, continúan sufriendo incidentes relacionados con los restos de municiones en racimo. Según Castner, el daño ocasionado por estas armas a los civiles es una violación del derecho internacional humanitario y un posible crimen de guerra.
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Estados Unidos está próximo a anunciar un nuevo paquete de ayuda militar a Ucrania, dentro del cual se especula que podrían estar incluidas, por primera vez, municiones en racimo. Tanto la OTAN, como algunos países europeos, entre ellos Francia y Alemania, se expresaron con cautela al respecto, sin dar una firme oposición a ello.
El secretario general de la Alianza Atlántica, Jens Stoltenberg, dijo el viernes que la organización no tenía una posición formal sobre el uso de municiones de racimo, esquivando una pregunta sobre si creía que era prudente que Estados Unidos proporcionara las armas ampliamente prohibidas a Ucrania. Al respecto, ante unos periodistas en Bruselas, agregó: “Le corresponde a los aliados individuales tomar decisiones sobre la entrega de armas y suministros militares a Ucrania. Así que esto será para que los gobiernos decidan, no para la OTAN como alianza”. Este debate surge pocos días antes de la cumbre que la Alianza realizará en Lituania, donde, además, se espera una respuesta frente a la adhesión de Suecia y de Ucrania.
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El Ministerio de Relaciones Exteriores francés hizo referencia a dicho pacto, también conocido como la Convención de Oslo, diciendo que Francia “se ha comprometido a no producir ni usar municiones en racimo y a desalentar su uso”. Ahora bien, un portavoz de la cartera también aseguró: “Entendemos la decisión que ha tomado Estados Unidos de ayudar a Ucrania a ejercer su autodefensa contra la agresión ilegal de Rusia”. Por su parte, el ministro de Defensa alemán, Boris Pistorius, en declaraciones a unos periodistas en Suiza, comentó: “Alemania también ha firmado la convención; para nosotros esto no es una opción”.
Estados Unidos ha tenido un cambio de postura. En un primer momento, mostró reservas frente al suministro de armas racimo, pero ahora, al parecer, considera que Ucrania las necesita. De hecho, Laura Cooper, subsecretaria adjunta de Defensa para Rusia, Ucrania y Eurasia, dijo a los legisladores estadounidenses a finales del mes pasado que el Pentágono había determinado que las municiones en racimo serían útiles para Ucrania, “especialmente contra las posiciones rusas atrincheradas en el campo de batalla”.
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Citado por el diario estadounidense, Brian Castner, experto en armas del Equipo de Respuesta a Crisis de Amnistía Internacional, comentó: “Simplemente, no existe una forma responsable de usar municiones en racimo”. Desde la Segunda Guerra Mundial, estas armas han matado entre 56.500 y 86.500 civiles. Las personas del común, incluidos niños en Siria, Yemen, Afganistán, Líbano, los Balcanes y Laos, continúan sufriendo incidentes relacionados con los restos de municiones en racimo. Según Castner, el daño ocasionado por estas armas a los civiles es una violación del derecho internacional humanitario y un posible crimen de guerra.
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