¿La Ciudad de la Luz o la ciudad de los chinches? París y la ansiedad por la plaga
Aunque las pruebas de que los chinches de repente están invadiendo el país son en su mayoría anecdóticas, los expertos afirman que esta plaga ha resurgido en los hogares de París (que está a un año de alojar los Juegos Olímpicos), Nueva York y otras ciudades en las últimas décadas debido al auge de los viajes internacionales y a la creciente resistencia de los insectos a los pesticidas, luego de que casi se erradicaron a mediados del siglo XX.
Aurelien Breeden | The New York Times
En la Cámara Baja francesa, una de las principales diputadas de la oposición mostró un pequeño frasco a todos sus colegas. Su contenido, advirtió en un encendido discurso esta semana, estaba “sembrando la desesperación” en todo el país.
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En la Cámara Baja francesa, una de las principales diputadas de la oposición mostró un pequeño frasco a todos sus colegas. Su contenido, advirtió en un encendido discurso esta semana, estaba “sembrando la desesperación” en todo el país.
“¿Tenemos que esperar a que tu oficina esté infestada para que finalmente reacciones?”, dijo la legisladora, Mathilde Panot, a la primera ministra Élisabeth Borne. Borne replicó instando a Panot a guardar “un poco de decencia” y prometió que el gobierno actuaría con determinación contra el contenido del frasco.
En él había chinches, probablemente muertos y sin duda ignorantes del hecho de que ahora son el tema más picante de Francia.
Tras una serie de publicaciones virales en las redes sociales en las que se mostraban especímenes reptando por los asientos de trenes, cines y vagones del metro, ahora aparecen fotos de chinches en las páginas de los periódicos. Asimismo, en los últimos días se ha hablado sin cesar de estos insectos en los programas de entrevistas de todas las televisoras del país, avivando la intranquilidad o incluso la alarma en todo el país, especialmente en la capital francesa.
Leila Bername, de 74 años, comentó que nunca se había preocupado mucho por los chinches hasta ahora.
“Tengo miedo de ir al cine”, dijo Bername en los Campos Elíseos, donde todos los miércoles suele llevar a sus nietas adolescentes a ver películas. “Esperemos que esto no dañe la imagen de Francia”, añadió.
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Aunque las pruebas de que los chinches de repente están invadiendo el país son en su mayoría anecdóticas, los expertos afirman que esta plaga ha resurgido en los hogares de París, Nueva York y otras ciudades en las últimas décadas debido al auge de los viajes internacionales y a la creciente resistencia de los insectos a los pesticidas, luego de que casi se erradicaron a mediados del siglo XX.
El periodo previo a los Juegos Olímpicos es el tiempo propicio para que la gente se preocupe de cuán preparado está un país —en China, fue por el smog; en Brasil, la contaminación del agua; en Grecia, la seguridad— y, a menos de un año antes de que París sea anfitrión de los juegos de verano, la atención repentina en los chinches ha dejado a los opositores del presidente Emmanuel Macron con comezón de pelear.
El gobierno de Macron se ha visto obligado a convocar una serie de reuniones de alto nivel esta semana para asegurarle al mundo que la Ciudad de la Luz no se está convirtiendo en la Ciudad de los Chinches.
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“Tenemos que darles una solución a los franceses”, declaró el miércoles Olivier Véran, portavoz del gobierno, señalando que el alcance exacto del problema no estaba claro. Dijo que el gobierno anunciaría medidas nuevas tras una reunión del gabinete el viernes.
En las últimas semanas, aumentó la agitación en torno a los chinches, que son unos parásitos planos de menos de un centímetro que se esconden en espacios oscuros y estrechos y se alimentan de la sangre de personas y animales que duermen. Algunos asistentes al cine en París dijeron haber sido víctimas de picaduras. Se publicaron en internet fotografías y videos de lo que parecían chinches en trenes o vagones del metro.
Pero Clément Beaune, el ministro francés de Transporte, tras reunirse el miércoles con las autoridades de transporte declaró que de una decena de casos señalados en el metro de París y más de 30 en la compañía nacional de ferrocarriles de Francia, ninguno se había comprobado.
“Nos estamos tomando en serio este asunto”, declaró Beaune, recalcando que los autobuses, trenes y vagones de metro se limpian con regularidad y se sacan de circulación ante cualquier sospecha. Pero, agregó: “No debemos sucumbir a la psicosis ni a la ansiedad”.
Aun así, se han cerrado unas cuantas escuelas, un hospital del norte de Francia recibió un tratamiento intensivo y los medios de comunicación no tardaron en difundir casos a los que, de no ser por ellos, se habría prestado poca atención. BFMTV, uno de los principales canales de noticias, incluso puso a un perro detector de chinches a inspeccionar su plató en plena transmisión televisiva.
Una encuesta, encargada por el organismo oficial francés Agencia para la Salud y Seguridad Alimentaria, Ambiental y Ocupacional, estimó que más del 10 por ciento de los hogares franceses estuvieron infestados de chinches entre 2017 y 2022. Igualmente, un grupo comercial de control de plagas dijo que el número de respuestas a plagas de chinches el verano pasado aumentó un 65 por ciento en comparación con el año anterior.
Johanna Fite, experta de la agencia sanitaria gubernamental, afirma que el número de infestaciones ha aumentado desde la década de los 2000, pues gracias a la globalización los turistas y viajeros ahora recorren los continentes llevando chinches a cuestas. Los chinches, insistió, no son ningún indicador de falta de higiene y, aunque son un suplicio que puede perturbar el sueño y provocar una gran ansiedad, no transmiten enfermedades.
“Es algo que observamos en todo el mundo, no solo en Francia”, aseguró Fite. Pero en las últimas semanas, añadió, las redes sociales han “intensificado enormemente el problema”.
Eso ha obligado a las autoridades a reaccionar. Emmanuel Grégoire, vicealcalde de París, escribió en una carta a Borne el mes pasado que había un “importante recrudecimiento” de plagas en hoteles, alquileres vacacionales, transporte público, cines y otros espacios públicos y que la capital francesa estaba “a la vanguardia de este azote persistente y en rápido crecimiento”.
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Instó al gobierno a elaborar un plan de acción antes de los Juegos Olímpicos, con medidas como la subvención de las facturas del control de plagas para los hogares infectados. En promedio, los franceses gastan cerca de 900 euros, unos 950 dólares, en deshacerse de los chinches, según la agencia gubernamental para la salud, una suma excesiva para los hogares más pobres.
Panot, la persona que llevó los chinches en un vial al Parlamento y pertenece al partido de izquierda Francia Insumisa, dijo el martes a los legisladores que los chinches eran “un problema nacional de salud pública” y exigió la creación de un servicio público gratuito de control de plagas.
El gobierno se apresuró a recordar que ya había anunciado el año pasado un plan contra los chinches, que consistía sobre todo en campañas de sensibilización y una mejor coordinación gubernamental. Los legisladores del partido de Macron también dijeron que presentarían su propio proyecto de ley en diciembre, aunque todavía no se sabe bien qué incluiría.
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