La guerra contrarreloj de Ucrania para mantener el apoyo de la OTAN
En el segundo día de la cumbre de la OTAN, por el aniversario 75 de la Alianza, Ucrania consiguió los sistemas de defensa aérea Patriot que tanto había pedido, pero también logró enviar un mensaje contundente a Putin: la guerra continúa porque tiene el apoyo de un gran número de países con enorme potencial económico y militar.
Juliana Castellanos Guevara
“Ucrania puede detener a Putin y lo hará”, afirmó el presidente de los Estados Unidos, Joe Biden. Pero lo que le faltó explicar es que las fuerzas militares ucranianas necesitan los fondos de la OTAN por cerca de US$43.000 millones anuales; los sistemas de defensa aérea Patriot, que algunos miembros se comprometieron a donar; los misiles antiaéreos Stinger, que cuestan casi US$700 millones, y el permiso de la Alianza para que los fabricantes de armas de Europa y América del Norte produzcan más, entre otras cosas. Así, la guerra para Ucrania no es solo contra Rusia, es por mantener el apoyo de la OTAN.
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“Ucrania puede detener a Putin y lo hará”, afirmó el presidente de los Estados Unidos, Joe Biden. Pero lo que le faltó explicar es que las fuerzas militares ucranianas necesitan los fondos de la OTAN por cerca de US$43.000 millones anuales; los sistemas de defensa aérea Patriot, que algunos miembros se comprometieron a donar; los misiles antiaéreos Stinger, que cuestan casi US$700 millones, y el permiso de la Alianza para que los fabricantes de armas de Europa y América del Norte produzcan más, entre otras cosas. Así, la guerra para Ucrania no es solo contra Rusia, es por mantener el apoyo de la OTAN.
Por meses, el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, había pedido más “acciones decisivas por parte de Estados Unidos y Europa” para “fortalecer” a sus tropas y defender no solo a Ucrania, sino a sus socios y todo el mundo. Pero en el marco de la cumbre 75 de la OTAN, Zelenski buscaba conseguir algo en concreto: sistemas de defensa aérea Patriot, más aviones, incluyendo los F-16, y mayores garantías de seguridad en forma de armas, dinero y apoyo político. En el segundo día de la cumbre de la OTAN, por el aniversario 75 de la Alianza, Ucrania lo consiguió todo.
Para el país en guerra, quizá lo más importante era asegurar los sistemas de defensa Patriot, que utiliza misiles guiados capaces de detectar, identificar y derrotar misiles balísticos tácticos, misiles de crucero, drones, aviones avanzados y otros, según precisó el Ejército de Tierra de España. Aunque no hay cifras oficiales del dinero que cuesta, según el Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales (CSIS), una batería Patriot valdría cerca de US$1.100 millones, incluyendo unos US$400 millones para el sistema y unos US$690 millones para los misiles. Además, el centro de investigación sugiere que cada misil podría alcanzar los US$4 millones.
Según Jesús Agreda Rudenko, profesor de estudios internacionales, este apoyo es esencial para Ucrania, ya que ahora le permitirá protegerse de su mayor debilidad, los misiles rusos dirigidos a la infraestructura energética del país: “Rusia se ha ensañado con destruir plantas eléctricas o hidroeléctricas con un objetivo claro: drenar los limitados recursos de Ucrania, porque el país tiene que reconstruir esa infraestructura a la luz del invierno, y, de alguna forma, romper el espíritu ucraniano”.
En junio, según Zelenski, la campaña de bombardeos contra las instalaciones energéticas de Ucrania dejó la capacidad de generación de energía a la mitad, por lo que tuvo que declarar un “estado de emergencia” e introducir tiempos de apagón en las principales ciudades.
En vista de la importancia de este sistema, según detallaron los aliados de la OTAN, Estados Unidos, Alemania y Rumanía se comprometieron a enviar baterías Patriot adicionales a Ucrania, mientras que Países Bajos y otros socios donarán componentes Patriot para permitir la operación de una batería antiaérea de ese tipo, e Italia contribuirá con un sistema SAMP-T.
¿Cómo podría cambiar el curso de la guerra esta ayuda?
“La estrategia ucraniana, hasta hace relativamente poco, ha sido defenderse y los sistemas antiaéreos son justamente para cumplir ese objetivo”, explicó Rudenko. Lo que importa ahora es la llegada de más armas y más apoyo que “finalmente le dan a Ucrania la posibilidad de usar esas armas de una forma más ofensiva”, agregó. De acuerdo con Vladímir Rouvinski, profesor de Ciencias Políticas de la Universidad Icesi, “así Ucrania frenará la velocidad de los ataques rusos, estabilizará el frente y luego podrá empujar un poco más desde su territorio a las tropas rusas”.
Según resumen los analistas, la autorización que le da la OTAN a Ucrania de usar esas armas en territorio ruso es justamente el mensaje que quieren enviar a Putin. En primer lugar, es un mensaje de apoyo a Ucrania, económico y político, pero también para golpear mentalmente al mandatario ruso. “Putin está convencido de que puede ganar, sin embargo, el mensaje de la OTAN al mando de Estados Unidos es contundente: si bien Ucrania se está agotando, no va a perder porque tiene el apoyo de ese gran número de países con enorme potencial económico y militar”, dijo Rudenko.
Por su parte, Putin busca el apoyo de sus aliados. Por estos días ha estado en una pequeña gira en la que se reunió con el primer ministro de India, Narendra Modi, el primer ministro de Hungría, Viktor Orbán, hace unas semanas con el líder de Corea del Norte, Kim Jong-Un y, recientemente, lideró la cumbre de la Organización de Cooperación de Shanghai (OCS), una alianza creada para garantizar la seguridad y la estabilidad en la región euroasiática, pero vista por muchos como la respuesta de Vladímir Putin a la OTAN.
Fundada en 2001 tras la caída de la Unión Soviética, la OCS ha evolucionado rápidamente para incluir a diez miembros claves: Rusia, China, India, Pakistán, Irán, Kazajistán, Kirguistán, Tayikistán, Uzbekistán y el recién incorporado Bielorrusia. La OCS destaca por incluir a cuatro potencias nucleares, consolidando así la mitad de los Estados nucleares del mundo bajo una sola alianza. Sin duda, algo de lo que debería estar pendiente la OTAN y más en medio de la incertidumbre que generan las próximas elecciones presidenciales en Estados Unidos.
Según el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, las decisiones importantes para el futuro “no hubieran sido posibles sin el liderazgo de Estados Unidos y del presidente Biden”, pero en el futuro eso podría cambiar. Al contrario del demócrata, el republicado Donald Trump, que va ganando en las encuestas, ha criticado durante mucho tiempo a la Alianza, al considerar que el país soporta una carga financiera excesiva en la organización. El grupo se financia con los aportes de los países miembros, que desde 2006 acordaron comprometer un 2 % del PIB, pero Estados Unidos es el que da el 70 % del gasto conjunto de la organización. Por ello, el republicano sugirió que dejaría que Moscú “hiciera lo que le diera la gana” y que no respetaría el sagrado principio de defensa mutua, del artículo 5 de la OTAN, si considerara que un estado miembro no cumple las directrices de gasto en defensa de la alianza.
Ante ese escenario, la OTAN está preparando una alianza de unos 50 miembros, bautizada como Grupo de Contacto de Defensa de Ucrania, encargada de supervisar el entrenamiento y la logística del apoyo hacia el país. De este modo, sin importar el líder de turno de cualquier país miembro de la Alianza, la ayuda a Kiev podría estar asegurada.
De acuerdo con Rouvinski, “para Ucrania sería un problema que Trump ganara, según su discurso. Pero habrá que ver cómo van a ser los temas de la política de seguridad de Estados Unidos”. En el caso hipotético de que Ucrania pierda la ayuda de la OTAN por la pérdida de su mayor financiador, “igualmente continuará la guerra porque Ucrania ha demostrado que defenderá su soberanía e independencia. Si llegara a perder la ayuda, posiblemente usará otras estrategias, como la guerra de guerrillas, que podría hacer mucho daño a Rusia”, analizó el profesor.
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