La historia del Movimiento Cinco Estrellas, el partido que amenaza a Berlusconi

El partido político italiano parte como gran favorito para obtener la mayoría legislativa en las elecciones italianas. Producto del descontento y el hastío en contra del establecimiento, espera convertirse en la fuerza electoral más importante del país.

Jesús Mesa
04 de marzo de 2018 - 03:07 a. m.
Beppe Grillo (izq.), fundador de Cinco Estrellas, y Luigi di Maio (der.), candidato a primer ministro. / AFP
Beppe Grillo (izq.), fundador de Cinco Estrellas, y Luigi di Maio (der.), candidato a primer ministro. / AFP
Foto: EFE - ETTORE FERRARI
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Siempre que se acerca una nueva jornada electoral se suele decir que será histórica. Sin embargo, en el caso de los comicios en Italia no es cuento. Hoy, los italianos saldrán a las urnas a elegir a los miembros de su Parlamento, el cual tendrá la tarea de resolver retos como la inmigración ilegal, la inestabilidad política y la permanencia de su país en la Unión Europea.

Tres movimientos políticos se disputan los 945 escaños que definirán, entre otras cosas, quién será el nuevo primer ministro. La coalición de la derecha, liderada tras bambalinas por el suspendido Silvio Berlusconi, ha recurrido a un discurso ultranacionalista, mientras que la centro-izquierda, encabezada por el ex primer ministro Matteo Renzi, le apuesta al continuismo.

Pero el tercer actor y al que más le temen los otros dos es el Movimiento Cinco Estrellas, un partido joven, conformado en 2010 y que, con un discurso antisistema, se ha abierto un espacio político en un país que por más de veinte años estuvo dividido entre la izquierda y la derecha.

Sin ideologías ni convicciones políticas claras, el ascenso del Movimiento Cinco Estrellas ha sido motivo de estudio por diferentes analistas políticos en Europa. Ha sido considerado el primer gran experimento exitoso de la política digital en el mundo y para rastrear sus orígenes hay que remontarse al blog del comediante Beppe Grillo, estrella de televisión pero también un fuerte activista social.

Su blog, uno de los más leídos en el mundo en 2007, se había convertido en una tribuna crítica contra el establecimiento, que en ese momento era personificado por Berlusconi. Grillo, cansado de la politiquería y de la ineficacia de los partidos, dejó de contar chistes y optó por la política.

El 8 de septiembre de 2007 convocó a través de su blog a miles de personas en la Plaza Mayor de Bolonia, en una iniciativa popular de recogida de firmas para prohibir que llegaran al Parlamento políticos condenados judicialmente. La movilización fue el embrión del que dos años después se convertiría en el Movimiento Cinco Estrellas, el no partido de los “indignados” italianos.

“Grillo se convirtió en el símbolo del rechazo hacia el establecimiento político y económico. En este sentido, su contribución política fue absolutamente positiva, ya que dio visibilidad a un sentimiento generalizado que se palpa en Italia”, dice Piergiorgio Corbatta, profesor, estadista y escritor del libro Cómo cambia el Movimiento Cinco Estrellas.

El 2013 fue el año en el que el M5S dejó de ser un experimento y se consolidó como un actor político importante. En las elecciones parlamentarias de ese año, y a pesar de que no tenían candidato y sus propuestas apenas iban más allá de la protesta, obtuvieron la mayoría del voto, superando a los dos partidos tradicionales. Hoy cuentan con 45 alcaldías, 15 parlamentarios europeos, 92 diputados, 36 senadores y 1.700 concejales. Esto sin alianzas, pues las coaliciones no hacen parte de su manifiesto.

Pero cinco años después de su contundente victoria, el movimiento tuvo que lidiar con los problemas propios de la política. En 2016, el amplio triunfo de Virginia Raggi, entonces una desconocida abogada, en las elecciones de Roma, tendría que haber servido como la plataforma perfecta para catapultar una victoria segura en las parlamentarias. Sin embargo, la gestión de la joven política no ha sido la mejor. Dos años después es difícil llevar la cuenta de los asesores despedidos, la crisis de las basuras sigue en las calles y Raggi se encuentra a un paso de ser procesada por falso testimonio.

Pese a su criticada gestión, escándalos varios y la renuncia de su líder ideológico, Beppe Grillo, en enero de este año, el movimiento mantiene su auge y los sondeos lo colocan como primer partido, con alrededor del 28 % de votos, aunque lejos de poder tener una mayoría parlamentaria.

“El éxito de Cinco Estrellas está precisamente en su inexperiencia. Muchos votantes italianos han optado por darle una oportunidad a este nuevo movimiento, pues, aunque no se sabe si son capaces de gobernar, prefieren eso a entregarles el poder a los políticos de siempre”, explica Simone Bruno, periodista italiano radicado en Bogotá.

La apuesta de Cinco Estrellas para estas elecciones es precisamente la inexperiencia. El joven Luigi di Maio, de 31 años y con la única experiencia de la última legislatura en el Parlamento, es el encargado de llevar al movimiento a otro nivel y alejarlo de la percepción populista que encarnaba el comediante.

Pero esto no quiere decir que Di Maio y Grillo sean opuestos. Todo lo contrario. Cinco Estrellas nació como un movimiento cuyo enemigo es la política tradicional y por eso Di Maio es el candidato ideal, que personifica la juventud y los valores de los que carece la trasnochada política italiana.

Y aunque una eventual llegada de Di Maio al Gobierno es difícil, pues se requeriría al menos el 40 % de las votaciones, las encuestas vaticinan que su movimiento alcanzará la mayoría de los votos. La negativa a conformar una coalición podría jugarles en contra.

Sin embargo, con Di Maio como su cabeza, el M5S espera seguir conquistando a los indecisos y a los indignados para convertirse en la principal fuerza política de Italia. Algo que tomará tiempo.

Por Jesús Mesa

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