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La tregua olímpica, un concepto repetido pero algo difuso, ¿qué significa?

Evitando boicots y exclusiones, el COI consiguió reunir para los Juegos Olímpicos de París (26 julio-11 agosto) a delegaciones de todo el mundo, pero todavía tiene por delante el reto de lograr una burbuja pacífica. Es por esto que se ha citado con tanta frecuencia el concepto de la “tregua olímpica”.

29 de junio de 2024 - 06:58 p. m.
Foto de referencias. Naomi Osaka, encargada de encender la llama olímpica en los Juegos de Tokio en 2021.
Foto de referencias. Naomi Osaka, encargada de encender la llama olímpica en los Juegos de Tokio en 2021.
Foto: Agencia AFP

Mal definida y no vinculante, la tregua olímpica se ha instalado en el discurso público a medida que se aproximan los Juegos de París, en nombre de una tradición antigua ampliamente reescrita. ¿Cómo y por qué motivo?

¿Qué es la tregua olímpica?

Es una resolución aprobada por la Asamblea General de las Naciones Unidas cada dos años desde noviembre de 1993, por iniciativa del país anfitrión de la siguiente edición de los Juegos Olímpicos: Noruega, anfitriona de la cita invernal de Lillehammer en 1994.

Ninguno texto define qué es la tregua: “Es positivo y hay poca sustancia, por eso funciona tan fácilmente: ¿quién estaría en contra de la paz?”, estima a la AFP Jean-Loup Chappelet, especialista en Olimpismo en la Universidad de Lausana (Suiza).

La sede de la ONU se refiere a “la tradición sagrada de los griegos de la ekecheiria”, que “quería que todos los conflictos se detuvieran” entre el séptimo día anterior a la apertura de los Juegos de la Antigüedad y el séptimo día posterior a su clausura”.

Pero los historiadores conceden un alcance más bien reducido a esa tregua: el de dejar pasar a los deportistas y espectadores que acudían a los Juegos sin atacarles.

¿Obliga a los Estados?

Como toda resolución de la Asamblea General de la ONU, “no es vinculante”, recordaba a finales de abril el patrón del COI, Thomas Bach, en una entrevista a la AFP.

Rusia ocupó el territorio georgiano durante los Juegos Olímpicos de Pekín-2008, se anexionó Crimea después de los Juegos de Sochi-2014 e invadió Ucrania justo después de los de Pekín-2022, a pesar de que Moscú había aprobado las resoluciones sobre la tregua olímpica relativas a cada uno de esos Juegos.

En un primer momento, el COI justificó las sanciones aprobadas a finales de febrero de 2022 contra el deporte ruso (privación del himno, la bandera y de competiciones internacionales en su territorio) por la violación de la tregua olímpica, pero luego prefirió apoyarse en las violaciones de la Carta Olímpica.

Finalmente, el salvoconducto concedido a los participantes en los Juegos, como en la Antigüedad, sigue en vigor, pero está totalmente desligado de la noción de tregua: se manifiesta por la “tarjeta de identidad y de acreditación olímpica” (CIOM), una derogación de las reglas habituales de entrada en el país anfitrión.

¿Por qué el COI impulsó esta idea?

La instancia olímpica —a sugerencia del etíope Fekruo Kidane, exfuncionario de la ONU que se convirtió en director de gabinete del presidente del COI— se dirigió a las Naciones Unidas en un contexto muy particular: la guerra en la ex Yugoslavia.

El 30 de mayo de 1992, el Consejo de Seguridad aprobó un “embargo total” contra Serbia y Montenegro, que incluyó por primera vez sanciones deportivas y comprometió la participación de esas dos jóvenes naciones en los Juegos Olímpicos de Barcelona, que iban a ser dos meses más tarde.

España y el COI “negociaron con la ONU e inventaron una solución”, que prefigura la de los “deportistas individuales neutrales” aprobada para rusos y bielorrusos en los Juegos de París, cuenta Jean-Loup Chappelet. Serbios, montenegrinos y macedonios competirían en Barcelona-1992 como “participantes olímpicos independientes”, sin desfilar en la ceremonia de apertura.

Para consolidar su presencia internacional, el COI propuso luego a Noruega solicitar una tregua olímpica para los Juegos Olímpicos de Lillehammer, prolongada luego desde 1995, cuando Estados Unidos, anfitrión de Atlanta-1996, imitó esa iniciativa.

¿Cómo ha intentado promoverla Francia?

A mediados de abril, el presidente francés Emmanuel Macron decía “hacer todo lo posible” para tener una tregua olímpica en el mundo durante los Juegos Olímpicos y aseguraba tener el apoyo de China. Pero un mes más tarde, el jefe de Estado ruso, Vladimir Putin, daba a entender que no se plegaría a ella porque los deportistas rusos no podían participan en los Juegos Olímpicos “con su bandera y con su himno nacional”.

Preguntado por la AFP a mediados de mayo, el presidente ucraniano, Volodomir Zelenski, rechazaba por su parte la idea de “una tregua que haría el juego al enemigo”.

“Imaginemos por un segundo que hay un alto el fuego. Primero, no confiamos en Putin. Segundo, no va a retirar las tropas. Tercero (...), ¿quién garantiza que Rusia no va a aprovechar para hacer venir a sus tropas a nuestro territorio?”, dijo haber trasladado a Macron.

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