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La Comisión Europea divulgó este viernes, con párrafos confidenciales mantenidos en reserva, las 41 páginas del contrato con AstraZeneca por las vacunas contra el COVID-19, para aumentar la presión sobre la compañía farmacéutica por el cumplimiento de sus obligaciones después de las anunciadas demoras en las entregas.
De común acuerdo entre las dos partes, párrafos enteros -y un caso hasta una página completa- quedaron cubiertos, en particular los puntos referidos a precios, modalidades de pago y calendario preciso de las entregas de vacunas.
Con la divulgación del documento, la controversia parece ahora centrarse en dos puntos críticos de desacuerdo: el alcance de la idea del “mejor esfuerzo” para cumplir las metas, y el papel de las fábricas de AstraZeneca en el Reino Unido en la producción de vacunas para la UE.
El portavoz de la Comisión, Eric Mamer, dijo que la divulgación del contrato muestra que el acuerdo firmado incluye las fábricas de AstraZeneca en el Reino Unido y que “estas plantas contribuirán al esfuerzo (...) para entregar dosis a la Unión Europea”.
El director general de la AstraZeneca, Pascal Soriot, había argumentado esta semana que los retrasos en el programa de entregas de vacunas a la UE se deben a problemas en una planta situada en territorio europeo (en Bélgica).
La UE reaccionó enérgicamente, alegando que el contrato no estipula que la producción de las plantas en el Reino Unido esté reservada a ese mercado, y por ello el laboratorio debería utilizar esa producción para cumplir sus compromisos en Europa.
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Una fuente europea dijo este viernes que el uso de las plantas británicas para suministrar vacunas a la UE “no es una opción, sino una obligación contractual (...) No fábricas opcionales”.
Los “mejores esfuerzos”
Mamer también señaló que la divulgación del contrato previamente confidencial probaría que AstraZeneca se había comprometido a un calendario de entrega claro y no simplemente a hacer los máximos esfuerzos para cumplir el contrato de la UE.
En sus declaraciones de esta semana, Soriot había insistido en que AstraZeneca se había comprometido a hacer su “mejor esfuerzo” en alcanzar metas de producción y distribución, una interpretación que la UE rechazó airadamente de inmediato.
En efecto, el contrato menciona reiteradamente la fórmula del “mejor esfuerzo”, pero la UE alega que esa expresión legal se refiere a un momento en que aún no era seguro de alcanzar una vacuna eficaz contra el COVID-19.
“AstraZeneca se compromete a hacer todos los esfuerzos razonables para desarrollar la capacidad de producir 300 millones de dosis de la vacuna, sin ganancias ni pérdidas”, señala el contrato, que menciona la opción de la UE de ordenar 100 millones de dosis adicionales.
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Sin embargo, la presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, dijo este viernes que la idea de hacer lo máximo se aplicaba “cuando aún no había certeza de que se desarrollaría una vacuna. Hemos pasado de ese punto. La vacuna está ahí (...) y hay cantidades extremadamente precisas de entregas en el contrato”.
Una fuente de la UE que solicitó anonimato señaló este viernes que “no es verdad” que la idea del “mejor esfuerzo” sea un “concepto subjetivo”.
“El ‘mejor esfuerzo razonable’ es un recurso legal estándar, generalmente utilizado en este tipo de acuerdos cuando uno compra algo que no existe’ todavía”, explicó el funcionario.
La divulgación del documento fue acordada con la propia farmacéutica que, por su parte, intenta probar que las razones por las demoras en las entregas están previstas en el documento.
La Comisión “acoge con satisfacción el compromiso de la empresa con una mayor transparencia en su participación” en la estrategia de vacunas de la UE, señaló la institución en una nota.
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