La verdad en disputa: la guerra de información en la crisis ucraniana
Los ánimos se han caldeado a punta de información de inteligencia que EE. UU. revela (aunque sin mostrar pruebas). Por otro lado, las acusaciones contra Rusia de generar confusión y orquestar operaciones de bandera falsa no son nuevas.
La información parece ser el arma predilecta en las tensiones entre Rusia y Occidente en torno a Ucrania. Hasta el momento, la escalada en el ambiente ha provenido en gran parte de “informaciones” que tiene Estados Unidos y que revela estratégicamente, según analistas, para adelantarse a cualquier movida rusa en la frontera con su país vecino.
Funcionarios del Kremlin, por su parte, han desestimado las acusaciones estadounidenses, entre las que se cuenta un supuesto video falso y otros montajes que Rusia estaría preparando para justificar una invasión. El video, del que habló el Pentágono, incluiría “cadáveres y actores que simularían ser gente de luto, con imágenes de zonas destruidas, así como de equipo militar en manos de Ucrania u Occidente”.
El Gobierno de Vladimir Putin, vale la pena recordar, mantiene a 100.000 militares en la frontera ucraniana, según él, para protegerse de la expansión occidental en Europa del Este. La petición de Occidente ha sido, precisamente, que Rusia retire las tropas, algo que el Kremlin se niega a hacer.
Reino Unido, por su parte, que se ha unido a los países que han anunciado severas sanciones económicas en caso de una invasión, ha dicho que Rusia estaría simulando un golpe de Estado en Ucrania, con el fin de instalar un gobierno “títere” en Kiev que luego permita la entrada de las tropas rusas en el territorio.
“En lugar de desacreditar, los gobiernos (de EE. UU. y Gran Bretaña) se están adelantando a una posible narrativa rusa e intentan desacreditarla con esta inteligencia que han estado desclasificando”, dijo a la NPR Nina Jankowicz, autora de Cómo perder la guerra de la información: Rusia, noticias falsas y el futuro del conflicto. En el libro, Jankowicz analiza la respuesta de cinco gobiernos occidentales a las tácticas rusas de “guerra informativa” en los últimos años.
Según esta consejera, Rusia difundió mentiras acerca de la situación en Ucrania en 2014, cuando terminó anexionando Crimea a su territorio. En un sentido similar, el Departamento de Estado de Estados Unidos ha advertido ahora que Rusia está aplicando viejas tácticas, como la de mostrarse como una “eterna víctima” de Occidente a través de la información que difunde. Las acusaciones de orquestar un plan para justificar una invasión tampoco son nuevas, pues también se escucharon en 2014.
Desde el fin de semana pasado, en el contexto actual, los reportes desde Estados Unidos han ido más allá, prácticamente al poner una fecha a la invasión. Según oficiales estadounidenses, Moscú tiene el 70 % de sus tropas listas para una invasión a gran escala de Kiev, posiblemente pensada para mediados de febrero. Se ha hablado incluso de que 50.000 civiles morirían, según información publicada por el Washington Post.
A todo esto, Rusia ha respondido que la información es incendiaria. “La locura y el alarmismo continúan. … ¿Qué pasaría si dijéramos que EE. UU. podría apoderarse de Londres en una semana y causar 300 000 muertes de civiles?”, tuiteó Dmitry Polyanskiy, representante de Rusia ante el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas.
En medio de este rifirrafe, el Gobierno de Ucrania ha tratado de llamar a la calma. El fin de semana también, el canciller de ese país, Dmytro Kuleba, le pidió a la gente hacer caso omiso de las “predicciones apocalípticas” sobre la supuesta invasión inminente. Asimismo, el presidente, Volodymyr Zelensky, ha señalado que Estados Unidos y los medios han estado ‘echándole leña al fuego’ del pánico.
Justo el 20 de enero, cuando Joe Biden cumplió un año en el poder, el Departamento de Estado publicó en su página web una especie de hoja de datos con “mitos y verdades”. Entre las mentiras, dice, está que Occidente esté “empujando” a Ucrania hacia un conflicto. Entre las verdades, que Rusia es la que ha instigado la crisis poniendo 100.000 militares en la frontera. Precisamente en la víspera, el 19 de enero en rueda de prensa, Biden “predijo” por primera vez la invasión, lo que fue rechazado por Rusia, por considerar esas declaraciones como “desestabilizadoras”.
En todo caso, como resalta NPR, tanto Estados Unidos como Reino Unido han presentado la información de las supuestas movidas rusas sin ninguna prueba, bajo el argumento de que no pueden revelar las fuentes ni sus métodos. Sin embargo, como también recuerda el medio estadounidense, el escepticismo no se ha hecho esperar, teniendo en cuenta las fallas de “predicción” estadounidense que no permitieron prever el colapso del gobierno afgano el año pasado o que en 2003 llevaron a justificar la invasión a Irak bajo “la falsa premisa de que Saddam Hussein tenían armas de destrucción masiva”.
Por otro lado, como dijo Rafael Piñeros, profesor de la Universidad del Rosario, a este diario en enero pasado: “Un Estado no anuncia yo ‘podría desplegar’, un Estado despliega, un Estado hace, negocia de manera secreta a muy alto nivel una serie de elementos, y luego dice ‘aquí estoy’. En el fondo eso esconde una retórica importante, y eso hay que tenerlo presente”.
No hay que olvidar entonces, como señaló Stephen Collinson en CNN, que estamos ante una especie de guerra psicológica en la que ni Biden ni Putin se pueden dar el lujo de dar su brazo a torcer. En esto, el manejo de la información es central. No olvidemos tampoco que los documentos recientemente filtrados sobre la respuesta que Estados Unidos dio a las peticiones rusas fueron señaladas por el Pentágono como muestra de la voluntad de negociación que tiene Washington en este conflicto.
👀🌎📄 ¿Ya te enteraste de las últimas noticias en el mundo? Te invitamos a verlas en El Espectador.
La información parece ser el arma predilecta en las tensiones entre Rusia y Occidente en torno a Ucrania. Hasta el momento, la escalada en el ambiente ha provenido en gran parte de “informaciones” que tiene Estados Unidos y que revela estratégicamente, según analistas, para adelantarse a cualquier movida rusa en la frontera con su país vecino.
Funcionarios del Kremlin, por su parte, han desestimado las acusaciones estadounidenses, entre las que se cuenta un supuesto video falso y otros montajes que Rusia estaría preparando para justificar una invasión. El video, del que habló el Pentágono, incluiría “cadáveres y actores que simularían ser gente de luto, con imágenes de zonas destruidas, así como de equipo militar en manos de Ucrania u Occidente”.
El Gobierno de Vladimir Putin, vale la pena recordar, mantiene a 100.000 militares en la frontera ucraniana, según él, para protegerse de la expansión occidental en Europa del Este. La petición de Occidente ha sido, precisamente, que Rusia retire las tropas, algo que el Kremlin se niega a hacer.
Reino Unido, por su parte, que se ha unido a los países que han anunciado severas sanciones económicas en caso de una invasión, ha dicho que Rusia estaría simulando un golpe de Estado en Ucrania, con el fin de instalar un gobierno “títere” en Kiev que luego permita la entrada de las tropas rusas en el territorio.
“En lugar de desacreditar, los gobiernos (de EE. UU. y Gran Bretaña) se están adelantando a una posible narrativa rusa e intentan desacreditarla con esta inteligencia que han estado desclasificando”, dijo a la NPR Nina Jankowicz, autora de Cómo perder la guerra de la información: Rusia, noticias falsas y el futuro del conflicto. En el libro, Jankowicz analiza la respuesta de cinco gobiernos occidentales a las tácticas rusas de “guerra informativa” en los últimos años.
Según esta consejera, Rusia difundió mentiras acerca de la situación en Ucrania en 2014, cuando terminó anexionando Crimea a su territorio. En un sentido similar, el Departamento de Estado de Estados Unidos ha advertido ahora que Rusia está aplicando viejas tácticas, como la de mostrarse como una “eterna víctima” de Occidente a través de la información que difunde. Las acusaciones de orquestar un plan para justificar una invasión tampoco son nuevas, pues también se escucharon en 2014.
Desde el fin de semana pasado, en el contexto actual, los reportes desde Estados Unidos han ido más allá, prácticamente al poner una fecha a la invasión. Según oficiales estadounidenses, Moscú tiene el 70 % de sus tropas listas para una invasión a gran escala de Kiev, posiblemente pensada para mediados de febrero. Se ha hablado incluso de que 50.000 civiles morirían, según información publicada por el Washington Post.
A todo esto, Rusia ha respondido que la información es incendiaria. “La locura y el alarmismo continúan. … ¿Qué pasaría si dijéramos que EE. UU. podría apoderarse de Londres en una semana y causar 300 000 muertes de civiles?”, tuiteó Dmitry Polyanskiy, representante de Rusia ante el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas.
En medio de este rifirrafe, el Gobierno de Ucrania ha tratado de llamar a la calma. El fin de semana también, el canciller de ese país, Dmytro Kuleba, le pidió a la gente hacer caso omiso de las “predicciones apocalípticas” sobre la supuesta invasión inminente. Asimismo, el presidente, Volodymyr Zelensky, ha señalado que Estados Unidos y los medios han estado ‘echándole leña al fuego’ del pánico.
Justo el 20 de enero, cuando Joe Biden cumplió un año en el poder, el Departamento de Estado publicó en su página web una especie de hoja de datos con “mitos y verdades”. Entre las mentiras, dice, está que Occidente esté “empujando” a Ucrania hacia un conflicto. Entre las verdades, que Rusia es la que ha instigado la crisis poniendo 100.000 militares en la frontera. Precisamente en la víspera, el 19 de enero en rueda de prensa, Biden “predijo” por primera vez la invasión, lo que fue rechazado por Rusia, por considerar esas declaraciones como “desestabilizadoras”.
En todo caso, como resalta NPR, tanto Estados Unidos como Reino Unido han presentado la información de las supuestas movidas rusas sin ninguna prueba, bajo el argumento de que no pueden revelar las fuentes ni sus métodos. Sin embargo, como también recuerda el medio estadounidense, el escepticismo no se ha hecho esperar, teniendo en cuenta las fallas de “predicción” estadounidense que no permitieron prever el colapso del gobierno afgano el año pasado o que en 2003 llevaron a justificar la invasión a Irak bajo “la falsa premisa de que Saddam Hussein tenían armas de destrucción masiva”.
Por otro lado, como dijo Rafael Piñeros, profesor de la Universidad del Rosario, a este diario en enero pasado: “Un Estado no anuncia yo ‘podría desplegar’, un Estado despliega, un Estado hace, negocia de manera secreta a muy alto nivel una serie de elementos, y luego dice ‘aquí estoy’. En el fondo eso esconde una retórica importante, y eso hay que tenerlo presente”.
No hay que olvidar entonces, como señaló Stephen Collinson en CNN, que estamos ante una especie de guerra psicológica en la que ni Biden ni Putin se pueden dar el lujo de dar su brazo a torcer. En esto, el manejo de la información es central. No olvidemos tampoco que los documentos recientemente filtrados sobre la respuesta que Estados Unidos dio a las peticiones rusas fueron señaladas por el Pentágono como muestra de la voluntad de negociación que tiene Washington en este conflicto.
👀🌎📄 ¿Ya te enteraste de las últimas noticias en el mundo? Te invitamos a verlas en El Espectador.