Las señales antes del siniestro con colombianos en Francia

Hay dos formas de llegar desde L’Hospitalet de Llobregat, en las afueras de Barcelona, hasta El Pas de la Casa, un pueblo en Andorra a donde suelen llegar decenas de personas para aprovechar los descuentos de temporada de fiestas. La primera, y la opción que tomaría la mayoría de las personas, es a través de la ruta de la autopista C-16, que conecta con la francesa N-22. La segunda opción es menos habitual y también implica tomar la C-16, para luego cruzar a Andorra a través de Francia por la RN-320, una carretera nacional con más curvas.

Hay dos formas de llegar desde L’Hospitalet de Llobregat, en las afueras de Barcelona, hasta El Pas de la Casa, un pueblo en Andorra a donde suelen llegar decenas de personas para aprovechar los descuentos de temporada de fiestas. La primera, y la opción que tomaría la mayoría de las personas, es a través de la ruta de la autopista C-16, que conecta con la francesa N-22. La segunda opción es menos habitual y también implica tomar la C-16, para luego cruzar a Andorra a través de Francia por la RN-320, una carretera nacional con más curvas.

La diferencia entre una y otra no solo es el tiempo de viaje (la segunda suma casi una hora más), sino que la última es menos costosa. La primera opción, la ruta de la N-22, implica pasar por el túnel de Puymorens, lo cual representa un peaje de 40 euros. El autobús siniestrado el lunes, en el que viajaban 47 personas (32 de ellas colombianas), optó por la segunda opción, por lo que pueden constatar las autoridades locales en España y Francia.

El vehículo se vio zigzagueando por casi 1,5 kilómetros en la RN-320, sobre Porté-Puymorens (Pirineos Orientales), antes de chocar, según testimonios recogidos por medios franceses. Pero este fue apenas el último en una cadena de errores que llevaron a la tragedia y que las autoridades se encuentran investigando. El primer campanazo de alerta que apunta a que algo estaba muy mal es el mismo autobús. Este habría sido subcontratado por Chavi Tours, una empresa que ofrecía viajes cortos desde 2012, pero que parece haber perdido su licencia para operar.

“Esta empresa hace años que no tiene licencia, es un problema que estamos descubriendo, no está homologada. Son tipos de viajes que se suelen hacer organizados por un intermediario. Estamos teniendo dificultades para contactar con Chavi Tours”, señaló David Quirós, alcalde de L’Hospitalet de Llobregat, a medios catalanes.

La empresa dueña del autobús siniestrado sería Hipsa Travels, la cual sí contaría con licencia, pero que tampoco se ha podido localizar. Según el medio español “Vanguardia”, Chavi Tours cuenta con un pasivo de más de 200.000 euros y se declaró insolvente en julio. ¿Cómo seguía operando? Los primeros testimonios de los pasajeros sobrevivientes apuntan a que ofrecía sus servicios en la clandestinidad. Del paquete de ida y vuelta a Andorra que se les ofreció a los colombianos en Cataluña para ir a hacer compras no queda casi rastro. Apenas hay una fotografía compartida en Whatsapp con el valor de la promoción: 27 euros.

“Era un viaje de ida-vuelta a Andorra para realizar compras aprovechando las ofertas del Black Friday en el país vecino, cuya salida estaba prevista a las siete de la mañana desde las inmediaciones de la estación de metro Pubilla Cases, en L’Hospitalet de Llobregat, y también de Fabra y Puig, en Barcelona”, señalaron fuentes consultadas por “El Periódico” de España. Este fue el segundo campanazo de alerta.

No hay rastro de que la empresa divulgue sus ofertas en redes sociales y su página web está desactualizada. Sin embargo, algunas reseñas en Google sobre la misma son preocupantes. “Si quieres hacer un viaje lleno de sorpresas y te gusta el riesgo y la emoción, no lo dudes, viaja con Chavi”, señala un comentario. La calificación es de 1,6 estrellas sobre 5.

Jesús Gracia, abogado de los organizadores del viaje, agrega más incertidumbre a la escena. Según le dijo a “El Periódico” de L’Hospitalet, en la gestión de este viaje participaron Jennifer Cardona y su madre, Liliana, quien se encuentra entre las heridas por el accidente. Pero las palabras de Gracia abren interrogantes claves. Según manifestó, estos viajes “no se publicitaban”, sino que se compartían por grupos de Whatsapp con amigos que se iban sumando, lo cual expondría la informalidad con la que operaba la empresa.

Un tercer y último campanazo se habría presentado el pasado 12 de octubre, cuando la empresa organizó un viaje con otro grupo a Zaragoza. En esta ocasión, según Gracia, el autobús presentó una falla, pero los problemas se solucionaron y se siguió adelante con el trayecto. Tras el siniestro del lunes, las autoridades apuntan a una falla en los frenos del autobús, lo cual ha sido corroborado por los primeros testimonios.

“El conductor decía ‘¡no frena, no frena, no frena! Decidió tirar el vehículo a un lado y a otro, y lo último ya fue estrellarlo contra la roca”, explicó la misma Jennifer Cardona. “Nos dimos cuenta de que al hombre le estaba como fallando la caja de cambios porque no los metía bien o no sé qué era lo que tenía dañado el bus, se queda sin frenos y empieza a bajar a toda y no hubo manera de detenerlo”, agregó Wílmer Méndez, un colombiano que resultó herido en el siniestro, de acuerdo con Noticias Caracol.

El impacto del autobús contra la montaña habría salvado a la mayoría de morir. Según Méndez, “corríamos el riesgo de caer al abismo. Si hubiéramos caído en el abismo ninguno hubiera contado la historia. Entonces, por suerte, se logra estancar el bus en la montaña, la montaña nos detiene, pero íbamos a una velocidad más o menos rápida y pues empieza a salir mucha gente a volar por los costados, había muchos niños, fue algo terrible”.

La escena todavía está bajo investigación, poniendo la lupa sobre todos los pasos que habría tomado la empresa de viajes. Sin embargo, el accidente expone una preocupante realidad en España: la preferencia de los conductores por rutas alternas para evitar peajes. Según un estudio de la firma Alphabet de 2023, el 68 % de los españoles estarían dispuestos a cambiar su ruta por una carretera secundaria con la que eviten peajes, aunque esta sea más peligrosa.

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