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Acostumbrado a las grandes remontadas, la carrera política del presidente del Gobierno español, el socialista Pedro Sánchez, se ha caracterizado por los golpes de efecto. De hecho, acaba de confirmar que seguirá en el cargo, tras haber amenazado con dimitir. “Aprendí a esforzarme hasta que el árbitro pita el final del encuentro”, aseguró el jefe del Partido Socialista Obrero Español (PSOE), gran aficionado al básquet, en su autobiografía “Manual de resistencia”.
Él, de 52 años, anunció por sorpresa el miércoles que estudiaba renunciar, luego de conocerse la investigación contra su esposa, Begoña Gómez, por sospechas de tráfico de influencias y corrupción. El líder socialista, quien denunció una “estrategia de acoso y derribo” en su contra, llevada a cabo por “intereses derechistas y ultraderechistas”, abrió un período de meditación personal que sumió al país en la incertidumbre. “Hoy, tras estos días de reflexión, tengo la respuesta clara”, señaló en una esperada comparecencia, en la que aseguró que continuará al frente del Ejecutivo “con más fuerza si cabe”.
En el poder desde 2018, el mandatario negó cualquier “cálculo político” en su decisión y volvió a defender a su esposa, atacada, según él, por razones políticas. “O decimos basta o esta degradación de la vida pública determinará nuestro futuro, condenándonos como país”, agregó.
Las tensiones a lo largo del gobierno de Pedro Sánchez
Figura aborrecida por la oposición, Sánchez, apodado “El Guapo” al comienzo de su carrera, es un habitual de los giros de guion para revertir situaciones difíciles. Nacido el 29 de febrero de 1972 en Madrid, de una madre funcionaria y un padre empresario, este economista, que se doctoró en una universidad privada madrileña -acusado de haber plagiado su tesis, algo que él desmiente- es militante del PSOE desde la adolescencia.
Siendo casi un desconocido, se convirtió en su secretario general en 2014, gracias a los votos de los militantes en unas elecciones primarias. Dos años más tarde, sin embargo, recibiría un duro revés, cuando, tras cosechar los peores resultados electorales de la historia del partido, fue defenestrado del liderazgo socialista por una rebelión interna.
Pero gracias al apoyo de los militantes, volvió por la puerta grande siete meses después, tras haber hecho campaña en su automóvil por toda España con un puñado de fieles para seducir a los socialistas de base, que lo reconducirían al frente del partido.
Estos esfuerzos lo llevarían al poder en junio de 2018. Aglutinando a toda la izquierda, junto a los independentistas vascos y catalanes, consiguió derribar con una moción de censura al conservador Mariano Rajoy, debilitado por un escándalo de corrupción, y convertirse en presidente del Gobierno.
La falta de una mayoría estable le acabó obligando a convocar dos elecciones legislativas consecutivas en 2019, en las que venció. Finalmente, decidió formar un gobierno de coalición con sus antiguos enemigos íntimos de la izquierda radical de Podemos, con los que logró mantenerse en el poder.
Pese a gobernar en minoría, durante su mandato consiguió impulsar un vasto abanico de reformas, como la subida de casi un 50 % del salario mínimo, una reforma del mercado laboral y las pensiones, o la ley que rehabilita la memoria de las víctimas de la Guerra Civil (1936-1939) y de la dictadura de Francisco Franco (1939-1975).
El papel internacional que ha tenido Sánchez
Dado otra vez por muerto políticamente tras una debacle de la izquierda en las elecciones locales del 28 de mayo de 2023, Sánchez, uno de los pocos socialistas al frente de un gobierno europeo, se arriesgó y convocó inmediatamente elecciones generales en las que llegó segundo, detrás de su rival conservador, Alberto Núñez Feijóo.
Pero gracias a largas negociaciones, finalmente logró que el Parlamento lo devolviera al poder, a costa de importantes concesiones, incluida una controvertida ley de amnistía para los independentistas implicados en el intento de secesión de Cataluña en 2017, a la que hasta entonces se había opuesto.
Este exmiembro del gabinete del alto representante de la ONU en Bosnia, muy activo a nivel internacional, se ha destacado en los últimos meses por intensificar sus críticas a la operación lanzada por Israel en Gaza, en represalia por el ataque de Hamás el 7 de octubre, y prometer que su país reconocerá a Palestina como Estado.
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