Lejos de una victoria, las tropas rusas y ucranianas hacen avances estratégicos
Las tropas de Kiev en Kursk y las de Moscú en Donetsk muestran que, más allá de operaciones militares decisivas, ambos bandos llevan a cabo acciones con objetivos limitados, que cambian las dinámicas de una guerra de desgaste.
Niu-York es el más reciente foco de tensiones en medio de la guerra de Ucrania. Este martes, el Ministerio de Defensa de Rusia afirmó que sus tropas capturaron “uno de los mayores asentamientos de la aglomeración de Toretsk”, que ha sido blanco de la ofensiva rusa desde hace semanas. Esta ciudad, que durante la época soviética fue bautizada por las autoridades como Novgordoskoye, ha estado en primera línea desde 2014, cuando separatistas, apoyados por Moscú, trataron de cortar lazos con Kiev. La toma de ella, donde antes habitaban cerca de 10.000 personas, ocurre semanas después de que Ucrania incursionara en territorio ruso, en la región de Kursk, de donde han huido unos 122.000 individuos, según medios estatales rusos.
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Niu-York es el más reciente foco de tensiones en medio de la guerra de Ucrania. Este martes, el Ministerio de Defensa de Rusia afirmó que sus tropas capturaron “uno de los mayores asentamientos de la aglomeración de Toretsk”, que ha sido blanco de la ofensiva rusa desde hace semanas. Esta ciudad, que durante la época soviética fue bautizada por las autoridades como Novgordoskoye, ha estado en primera línea desde 2014, cuando separatistas, apoyados por Moscú, trataron de cortar lazos con Kiev. La toma de ella, donde antes habitaban cerca de 10.000 personas, ocurre semanas después de que Ucrania incursionara en territorio ruso, en la región de Kursk, de donde han huido unos 122.000 individuos, según medios estatales rusos.
“Esto puede ser un hito, pero no una victoria decisiva”, cuenta Vladímir Rouvinski, profesor de la Universidad Icesi: “Continúa la guerra de desgaste a la que Rusia obligó a Ucrania”. Pero él no es el único que tiene esa apreciación. De hecho, algo similar escribió en uno de sus análisis el Instituto para el Estudio de la Guerra: “La incursión ucraniana y las ofensivas rusas no son en sí mismas operaciones militares decisivas que permitan ganar la guerra. Tanto unas como otras carecen de la capacidad para llevar a cabo operaciones individuales de esa índole y, en cambio, deben llevar a cabo múltiples acciones sucesivas con objetivos operativos limitados, que distan mucho de la victoria, pero que en conjunto pueden lograr objetivos estratégicos”.
El presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, reconoció que la situación en primera línea en el este, cerca del centro logístico estratégico de Pokrovsk y de Toretsk, es “difícil”, además de que afirmó que, hasta ahora, sus fuerzas han capturado 1.250 kilómetros cuadrados y 92 asentamientos en Kursk. Esto, al menos para Rouvinski, implica que, como es la primera vez desde la Segunda Guerra Mundial que hay tropas extranjeras en territorio ruso, puede haber inconformismo dentro del país: “Aunque el gobierno de Vladímir Putin trata de mermar el impacto del avance ucraniano, que las noticias son pocas y que la televisión rusa es muy cuidadosa con ello, la opinión pública percibe esto como algo que no debió ocurrir (...). Él no ha logrado parar la avanzada ucraniana y trata de distanciarse lo más posible para pretender que no pasa nada grave”, por ejemplo, con su visita a Bakú, capital de Azerbaiyán.
El Instituto para el Estudio de la Guerra lo expuso así: “Los medios estatales rusos se centraron en el viaje, amplificando los detalles minuciosos, probablemente para desviar la atención de la situación incómoda en Rusia, saturando el espacio informativo con una muestra del compromiso diplomático global del Kremlin”. Allí, según los reportes, se discutieron los lazos energéticos bilaterales, las iniciativas en idioma ruso y la voluntad de Moscú de mediar un acuerdo de paz con Armenia. En paralelo, la respuesta a la incursión ucraniana muestra un intento interno por proteger la estabilidad del mismo régimen. Por ejemplo, el medio de comunicación de la oposición, Vazhnye Istorii, informó que Putin nombró al asistente presidencial Alexei Dyumin para supervisar la operación “antiterrorista” cerca de la frontera, la cual debería estar a cargo del Estado Mayor y el Ministerio de Defensa.
Parece ser que la presencia de tropas ucranianas no responde a objetivos a largo plazo, sino que busca generar presiones operativas y estratégicas sobre las fuerzas rusas, aseguró el think tank estadounidense, citando lo que han dicho funcionarios de Kiev. Como muestra de ello está que el Ejército ruso ha tenido que redistribuir sus fuerzas de hasta 11 batallones en la región de Kursk y que, de acuerdo con un artículo publicado hace unos días en The New York Times, Moscú ha comprometido reservas en la zona que de otro modo habría guardado para debilitar las operaciones ofensivas en el este de Ucrania en los próximos meses. En palabras de Rouvinski, “Kiev no tiene nada que perder. En medio del desgaste, tiene que buscar estrategias inéditas e innovadoras para cambiar las dinámicas de la guerra”.
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