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Los ojos de las estrellas: testimonio de un colombiano que combatió en Ucrania

Chucurí, de 36 años, partió hacia Ucrania en febrero de 2024 después de servir seis años como soldado profesional en Colombia. Tercera entrega de la serie de testimonios de connacionales que han combatido en ese país.

G. Jaramillo Rojas | Especial para El Espectador
05 de enero de 2025 - 02:00 p. m.
Abuela de combatiente ucraniano desaparecido participa en una manifestación en favor de los presos políticos de la guerra el domingo 10 de noviembre de 2024 en la plaza Táras Shevchenko. Cherkasy, Ucrania.
Abuela de combatiente ucraniano desaparecido participa en una manifestación en favor de los presos políticos de la guerra el domingo 10 de noviembre de 2024 en la plaza Táras Shevchenko. Cherkasy, Ucrania.
Foto: Dahian Cifuentes

A poco más de mil kilómetros al sureste de Leópolis está Zaporiyia, la ciudad que tiene la mayor central nuclear de Europa. Allí la noche está despejada y la luna brilla, anaranjada, arriba de dos ejércitos que se acechan agazapados en sus trincheras, pasando sudores y salivas ante los asedios de artillería que intercambian como divisas de muerte. Es junio de 2024. Mes 28 de la guerra.

Lea la primera entrega de este especial aquí:

Por G. Jaramillo Rojas | Especial para El Espectador

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enrique(11158)Hace 17 horas
Con el cuento de Dios y promesas absurdas por cumplir, cómo todo buen latino.
jcholguin(36083)Hace 17 horas
Una muy buena crónica. Duro muy duro. Gracias y felicitaciones.
conrado(xybxp)06 de enero de 2025 - 01:27 p. m.
Sirvr para que el futuro mercrnario,drsista
Leonel(5u51g)06 de enero de 2025 - 05:27 a. m.
Mucha literatura se ve que el que escribio scribio eso nunca ha estado en la guerra, solo ha leido sobre ella y tambien ha visto muchas peliculas. Todo pasa diferente en la realidad y cada quien la percibe diferente tambien.
Carlosé Mejía(19865)06 de enero de 2025 - 02:27 a. m.
Los mercenarios se creen muy vivos pero las empresas que los vinculan frecuentemente les pagan solo una parte de lo prometido y jamás les entregan el resto. Queda así demostrado que la guerra es un negocio y una estafa, quizá lo peor de todo.
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