Macron: ¿por qué el segundo mandato le queda cuesta arriba?
La ultraderecha rompió su techo electoral y la abstención alcanzó niveles no vistos desde 1969. Esto muestra que el segundo mandato de Emmanuel Macron no será fácil, y la clave estará en las legislativas de mitad de año.
A pesar de que Emmanuel Macron fue reelegido este domingo para un segundo mandato en Francia, con una propuesta de centro, su victoria estuvo ambientada por un alto abstencionismo y el mejor resultado de la ultraderecha en unas elecciones presidenciales. Macron, quien ejercerá el cargo por cinco años más, en sus primeras palabras después el triunfo, se presentó como el líder de todos los franceses, en referencia al reconocimiento del descontento de la oposición de derecha y a la ausencia en las urnas del 28 % de los votantes, la abstención más alta para una segunda vuelta por lo menos desde 1969.
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A pesar de que Emmanuel Macron fue reelegido este domingo para un segundo mandato en Francia, con una propuesta de centro, su victoria estuvo ambientada por un alto abstencionismo y el mejor resultado de la ultraderecha en unas elecciones presidenciales. Macron, quien ejercerá el cargo por cinco años más, en sus primeras palabras después el triunfo, se presentó como el líder de todos los franceses, en referencia al reconocimiento del descontento de la oposición de derecha y a la ausencia en las urnas del 28 % de los votantes, la abstención más alta para una segunda vuelta por lo menos desde 1969.
Macron logró la reelección con cerca del 58 % de los votos, una cifra menor al 66 % logrado en los comicios de 2017, en los que también derrotó a Marine Le Pen, quien, en esta ocasión, por primera vez logró más del 40 % de los votos para la extrema derecha. Sin embargo, Aymeric Durez, profesor del Departamento de Relaciones Internacionales de la Universidad Javeriana, señala que el resultado puede también tener un lado decepcionante para Le Pen, quien por tercera vez se lanzó a la presidencia, pues las más recientes encuestas le daban predicciones más altas (por encima del 43 %).
Le Pen, quien habría obtenido del 41,8 % al 42,2 % de los votos, dijo el domingo que los resultados son en sí mismos “una brillante victoria. Continuaré mi compromiso por Francia y los franceses (...) Libraré esta batalla”, agregó. Por su parte, el actual presidente de Francia fue el mandatario más joven en llegar al Palacio del Elíseo en 2017, con 39 años. Ahora es el primer mandatario en repetir período tras la victoria del conservador Jacques Chirac en 2002, cuando este venció al padre de Le Pen, el también ultraderechista Jean-Marie Le Pen.
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La alta abstención ha sido leída como la manifestación del descontento entre el electorado y las dificultades que enfrentará Macron para gobernar un país que en los últimos años ha sido escenario de protestas sociales, como las de los chalecos amarillos. Para muchas personas, escoger entre él y Le Pen era como elegir entre “la peste y el cólera”. En el entorno universitario, de hecho, surgió el movimiento “ni Macron ni Le Pen” por parte de quienes ven al primero como un derechista neoliberal y a la segunda como una extremista racista y xenófoba. La cifra de abstención estimada (28 %) es 2,5 puntos más alta que la vista en 2017 y casi dos puntos respecto a la primera vuelta.
La “tercera vuelta”
Con los resultados del domingo no todo está ganado, pues las elecciones legislativas serán los próximos 12 y 19 de junio, por lo que seguramente la atención del presidente durante los últimos días de este período y los primeros luego de su posesión estará puesta en preparar la llegada a esos comicios. “Tradicionalmente el presidente elegido logra la mayoría absoluta, pero esta vez hay más incertidumbre”, dice Durez. Parece que el resultado de esas rondas electorales dependerá del efecto que tengan el descontento con el presidente actual y las movidas de la derecha (dividida entre Le Pen y Éric Zemmour), entre otros puntos claves.
Los votos que logre la izquierda en esas elecciones serán fundamentales. “La tercera vuelta presidencial comienza esta noche”, dijo el domingo Jean-Luc Mélenchon, el izquierdista que quedó en tercer lugar durante la primera vuelta presidencial. La semana pasada, Mélenchon invitó a los franceses a votar de forma mayoritaria por su partido en las legislativas de junio, lo que obligaría al presidente Macron a elegirlo como primer ministro.
Los retos de Macron
Antes de las elecciones, los sondeos mostraban que el poder adquisitivo es la mayor preocupación de los franceses. De hecho, trabajar en este frente fue la bandera de Le Pen durante la campaña. De manera que el costo de vida, la inflación, los impuestos y la economía en general, cuyas condiciones, de hecho, fueron las que motivaron las protestas de los llamados “chalecos amarillos”, que Macron tuvo que enfrentar durante su primer gobierno, seguirán siendo fundamentales en este segundo período.
Por otro lado, la guerra en Ucrania, en la que Macron se ha involucrado sin mucho éxito como mediador, marcará la agenda. Entre otras cosas, la política exterior y de seguridad, como apunta Durez, son del resorte del Ejecutivo; sin embargo, la evolución en este frente dependerá de la situación o el desarrollo de la guerra.
El académico señala que la atención de Macron estará puesta en formar un gobierno que logre un equilibrio entre la centroizquierda y la centroderecha, que no “provoque” a la oposición y tenga presente la probabilidad de que las marchas vuelvan a las calles. “Las elecciones legislativas serán claves para ese equilibrio, luego sí definirá los objetivos de su mandato, a qué promesas les dará prioridad”, concluyó Durez.
Yann Basset, profesor de la Universidad del Rosario, concuerda en que resolver las “fracturas profundas” que se han manifestado con esta elección será uno de los principales desafíos de Macron, quien enfrentará una fuerte oposición. “No hay el entusiasmo que acompañó a su primera elección”, dice el experto. Está por verse si mantendrá la postura que lo ha hecho ser visto como un político “elitista y poco dispuesto a concertar” o si cambiará para atender la resistencia que ha tenido sobre todo en los sectores rurales y más pobres del país.
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