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Posible impacto en la salud población de Mariúpol de la escasez generalizada de agua y otros servicios básicos
“En Mariúpol, nuestros equipos informan de que muchas familias no tienen suficiente agua, alimentos y medicamentos. Para los niños pequeños esto puede ser especialmente peligroso. A diferencia de los adultos, sus cuerpos no pueden soportar grandes fluctuaciones en la ingesta de alimentos y agua, por lo que corren un alto riesgo de deshidratación. El agua contaminada también puede causar diarrea, lo que a su vez puede desatar un círculo vicioso, en el que la diarrea lleva a una mayor deshidratación. Lo que, en situaciones extremas, puede provocar la muerte.
La mala calidad del agua también puede provocar otras enfermedades, como infecciones cutáneas y sarna. Además, en Mariúpol la población tiene que vivir en condiciones de hacinamiento al resguardarse de los bombardeos y las explosiones y no puede seguir las medidas básicas de higiene. Esto podría dar lugar a infecciones de las vías respiratorias y a la propagación de la COVID-19.
El escaso y deficiente suministro de agua también puede provocar brotes de enfermedades transmisibles. Nos preocupa especialmente el cólera. En Mariúpol hubo un brote de cólera en 2011, por lo que sabemos que la bacteria que lo provoca está presente en la región. Además, Ucrania ha tenido una baja cobertura de vacunación, por lo que el riesgo de que se propaguen otras enfermedades prevenibles por vacunación, como el sarampión y la poliomielitis, también es alto”.
Preocupaciones por la alteración de la vida cotidiana
“Mariúpol es un entorno urbano, pero en una situación en la que falta combustible, la gente tiene que usar madera para cocinar en casas que no están construidas para ello. Por lo tanto, la probabilidad de que se produzcan incendios es alta, y la población corre el riesgo de sufrir quemaduras graves y enfermedades respiratorias. En un contexto en el que el sistema sanitario está literalmente colapsado, esto podría resultar fatal.
Además, con la guerra en curso, los residentes no pueden moverse libremente, lo que limita gravemente su capacidad de buscar asistencia sanitaria. Cuando se ven comprometidas la libertad de las personas, su seguridad y su capacidad de buscar atención sanitaria a tiempo, todo esto va en contra de las leyes de la guerra que establecen el derecho de los civiles a buscar seguridad y atención sanitaria”.
Consecuencias para las personas mayores del asedio a Mariúpol
“El hecho de que el este de Ucrania tenga una alta proporción de personas mayores es una consecuencia directa de los ocho años de conflicto. Muchos jóvenes huyeron cuando estalló la guerra en 2014. Las personas mayores tienen menos movilidad, por lo que es más probable que se queden. Muchas tienen problemas de salud subyacentes, como hipertensión y diabetes. Aunque no veamos un impacto inmediato en las personas mayores, sabemos que este aparecerá.
La guerra ha alterado las estructuras comunitarias, que han sido esenciales para apoyar las necesidades de atención sanitaria de las personas mayores. Habíamos establecido una red de voluntarios sanitarios que ayudaban a las personas a obtener un diagnóstico y un tratamiento oportunos, así como a conseguir medicamentos. Debido a los combates en curso, muchos trabajadores sanitarios de la comunidad han abandonado la región o han tenido que buscar refugio. Por lo tanto, esto solo aumentará la sensación de aislamiento entre los ancianos”.
Salud mental de la población de Mariúpol
“Sabemos por décadas de experiencia que la guerra tiene un impacto profundo en la salud mental de las personas. Para muchas, la seguridad y la certidumbre les han sido arrebatadas de cuajo. Los mecanismos normales de apoyo, como la familia y los amigos, se han visto alterados porque muchas personas han huido o se han escondido. Su entorno físico ha quedado destrozado y la población tiene que desplazarse de un lugar a otro en busca de seguridad. Hoy en día, en Mariúpol casi no hay ningún lugar seguro y el sonido de los disparos, el fuego de artillería y los bombardeos aéreos está siempre presente. Muy a menudo, las consecuencias para la salud mental tardan años en manifestarse, pero también requieren asistencia inmediata. Tendremos que lidiar con el impacto de esta guerra en la salud mental a gran escala durante años”.
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