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El efecto dominó en Reino Unido ya cumple cuatro meses. Ficha tras ficha, los gremios laborales se han juntado en las calles y protestan contra la vida incosteable en las islas. Con el sector de los ferroviarios y el personal de correo postal en huelga desde hace semanas, ahora se suman miembros del cuerpo médico, abogados, activistas, enfermeros y el gremio de ambulancias. ¿Qué está pasando?
A comienzos de octubre, 40.000 integrantes de los sindicatos de transporte paralizaron las ciudades más grandes de Reino Unido. En las avenidas de Londres, Swansea, Edimburgo o Liverpool los británicos empezaron marchas que mostraban su descontento con las políticas económicas que había tomado la primera ministra de aquel entonces, Liz Truss.
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Mientras los manifestantes bloqueaban el puente de Westminster, varios medios de comunicación conocieron más detalles del porqué de las protestas. Los miembros del Sindicato Nacional de Trabajadores Ferroviarios, Marítimos y del Transporte (RMT) reclamaban un aumento salarial proporcional al alza en los precios de vida que el país tuvo este año.
Así pues, el RMT manifestó en ese momento que las huelgas eran producto de falta de progreso en cuanto al aumento de costo de vida y la amenaza de despidos masivos entre el sindicato y el sistema de transporte británico. Mientras que Network Rail, propietario de la infraestructura ferroviaria, ofrecía un aumento del 4 % en los salarios, la inflación del Reino Unido alcanzaba el 11,1 %. Es decir, la paga propuesta a los trabajadores cubría menos de la mitad de los precios que se habían disparado.
Sin embargo, no son solo los sindicalistas de la red de trenes los que marchan al no poder costear la vida en los países británicos. La marcha más reciente es la de las enfermeras y el personal de ambulancia. Más de 35.000 personas saldrán durante esta semana a manifestarse por los bajos salarios y las negociaciones “insultantes” de parte de sus empleadores.
Esta situación puede llegar a colapsar el sistema sanitario y de salud en el Reino Unido, puesto que el Sistema Nacional de Salud (NHS) ha programado varias huelgas hasta enero. Esta serie de huelgas son las primeras en cien años que hacen las enfermeras en Reino Unido.
Por otra parte, el Royal College of Nursing ha declarado que algunos de sus miembros han tenido que consumir las reservas del banco de alimentos ante la crisis económica que viven.
“Suficiente es suficiente”
“La huelga más importante de los últimos 30 años”, como la han catalogado medios de comunicación, ha motivado a más de seis grandes gremios del reino a protestar por una causa específica: la inflación descontrolada y la vida impagable que se deriva de ella.
Para “suficiente es suficiente”, “una campaña para luchar contra la crisis del costo de vida”, los orígenes de esta crisis son claras. En su portal digital, la organización se muestra enfática en que lo que necesita la población británica es “un salario justo, facturas asequibles (de energía), suficiente para comer y un lugar decente donde vivir”.
A la vez que informa los puntos de encuentro en las principales ciudades de Gales, Inglaterra o Escocia, la organización menciona que las causas de sus protestas “no son lujos, son tus derechos”.
Para el diario británico The Guardian, todos estos sectores buscan “proteger los estándares de vida frente a las ofertas salariales por debajo de la inflación”. Si se observa las razones que motivan a cada gremio a marchar, se encuentra un punto en común: los salarios bajos y la subida de los precios.
Para la organización hay cinco demandas claras que el gabinete de ministros debe resolver. “Aumento salarial real, reducir la factura energética, acabar con la pobreza alimentaria, viviendas dignas para todos e impuestos a los ricos”.
Añadido a esto se ve la incertidumbre política que vive el país. En 2022, Reino Unido tuvo tres personas ocupando el cargo de primer ministro. Liz Truss permaneció solo 45 días en el cargo y salió precisamente en medio de una tormenta política producto de su programa fiscal.
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¿Qué solución se ofrece?
La solución a las demandas de los gremios que mueven el comercio y la industria en Reino Unido parece no tener fin aparente. En noviembre el gobierno británico informó que el país se encontraba en recesión y que se esperaba un retroceso durante el próximo año, de acuerdo con la Oficina de Responsabilidad Presupuestaria.
Incluso el diario El País informó que los británicos no verán mejora en su economía hasta 2024, año en el que probablemente podrán ver sus finanzas similares a las que tenían antes de la pandemia. A estos problemas hay que añadir la inflación, considerada como “histórica”, que con corte a octubre oscilaba entre el 10 y 11 %. Esta cifra de inflación es la más alta en 41 años.
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Las respuestas de parte de Rishi Sunak, primer ministro británico, han sido la de aumentar los impuestos y reducir el gasto público en los países del reino. De acuerdo con las cifras oficiales de Reino Unido hay una brecha fiscal que llega casi hasta los 60.000 millones de euros del plan económico anterior.
Tal ha sido la propuesta de recorte en el gasto público, que El País menciona que economistas la han bautizado como “Austeridad 2.0″, situación similar a lo que se vivió en el mundo tras la crisis financiera en 2008.
Solo en diciembre había programadas más de 57 huelgas, bloqueos y protestas en diferentes partes de las islas británicas. Ante esto, el Gobierno “se ha negado a ceder en materia salarial y, en su lugar está intentando endurecer las leyes […] lo que significa que no hay un final a la vista”, cuenta Euronews.
Frente a los pedidos de aumento salarial de parte del personal médico, Rishi Sunak declaró que las considera “inabordables”.
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