Cerca de 3.000 migrantes llegaron a las costas italianas en menos de una semana en embarcaciones clandestinas.
Foto: AP - Salvatore Cavalli
Los barcos hechizos y las canoas al borde del naufragio son una imagen habitual en las costas del sur de Italia. Desde hace varios años este país se ha convertido en uno de los destinos de migrantes africanos y asiáticos que intentan sobrevivir lejos de las guerras y el hambre en sus lugares de origen.
Sin embargo, no todos completan el viaje. Algunos permanecen varados en el mar Mediterráneo durante días; para otros, la aspiración de llegar a jurisdicción europea se acaba junto con sus vidas.
Por Tomás Tarazona Ramírez
Periodista de investigación con énfasis en conflicto, memoria y paz.ttarazona@elespectador.com