Niños ucranianos perdidos: el caso por el que la CPI busca a Putin
La Corte Penal Internacional responsabiliza al presidente Vladimir Putin de la deportación y traslado ilegal de miles de niños ucranianos a Rusia.
Desde que comenzó la guerra en Ucrania, cientos de niños han sido sacados de orfanatos y dados en adopción en Rusia, dice la Corte Penal Internacional. Unicef, agencia de la ONU para la infancia, informó a finales de 2022 que intentaba localizar a cerca de 26.000 menores de edad que fueron devueltos del sistema de orfanatos a sus familias o tutores legales tras la invasión rusa, pero que no encontraba rastro de ellos. Sin embargo, las continuas denuncias mostraron un camino: muchos de esos niños habían terminado en Rusia. ¿Cómo? Varias familias, que habían sido llevadas a campos de refugiados en Ucrania, en las regiones prorrusas de Donetsk y Lugansk, denunciaban que funcionarios rusos se habían llevado a sus hijos con promesas de regalos.
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Desde que comenzó la guerra en Ucrania, cientos de niños han sido sacados de orfanatos y dados en adopción en Rusia, dice la Corte Penal Internacional. Unicef, agencia de la ONU para la infancia, informó a finales de 2022 que intentaba localizar a cerca de 26.000 menores de edad que fueron devueltos del sistema de orfanatos a sus familias o tutores legales tras la invasión rusa, pero que no encontraba rastro de ellos. Sin embargo, las continuas denuncias mostraron un camino: muchos de esos niños habían terminado en Rusia. ¿Cómo? Varias familias, que habían sido llevadas a campos de refugiados en Ucrania, en las regiones prorrusas de Donetsk y Lugansk, denunciaban que funcionarios rusos se habían llevado a sus hijos con promesas de regalos.
“Los rusos prometieron que serían dos o tres semanas, y luego los niños volverían”, relató a Nicholas Kristof, columnista del periódico The New York Times, Nadia Borysenko, de 29 años, habitante de Balakliya. Su hija de 12 años, Daria, estaba entre los 25 niños de esta ciudad del noreste de Ucrania que subieron a un autobús para ir al campamento.
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Luego llegaron más denuncias. Una investigación de la Associated Press (AP) reveló que miles de niños ucranianos han sido sacados de los sótanos de ciudades bombardeadas como Mariúpol y de orfanatos del territorio separatista de Dombás. Se trata de los hijos de personas que murieron en los bombardeos rusos, de instituciones, o que estaban con familias de acogida temporal.
El gobierno de Vladimir Putin asegura que estos niños no tienen padres ni custodios legales, o que estos no pueden ser ubicados. La AP, sin embargo, comprobó que las autoridades se llevaron a niños ucranianos a territorios bajo control ruso sin su consentimiento, les mintieron, diciéndoles que sus padres no los querían, los entregaron a familias rusas y les dieron ciudadanía rusa.
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Maria Lvova-Belova, comisionada rusa para los derechos del niño, se jactó hace poco de haber adoptado a un niño ucraniano. Señaló que 1.000 menores de ese país estaban en Rusia y que muchos más estaban en camino. ¿Cómo lo lograron si las leyes rusas prohíben la adopción de menores de edad extranjeros? El presidente Putin firmó un decreto que levantó la prohibición y además permite acelerar la ciudadanía de los niños ucranianos que no tienen quién los cuide; además, ofreció apoyo financiero a aquellas familias rusas que recibian niños de ese país en sus casas.
“No solo el traslado forzoso es un crimen de guerra, sino que la adopción de niños en tiempos de guerra también va totalmente en contra del derecho internacional. Pero Rusia cambió sus leyes en mayo para permitir que estos niños obtuvieran la nacionalidad rusa. Y eso ha ocurrido en cientos de casos”, denunció Bill van Esveld, director asociado de Derechos del Niño de Human Rights Watch. Antes de la guerra, Ucrania era el país europeo con más huérfanos registrados: más de 105.000. Hoy no se sabe qué pasó con ellos y aumentan las denuncias de desaparición de menores de edad. Karim Khan, fiscal de la Corte Penal Internacional (CPI), visitó un centro de cuidados para niños ucranianos. Se sorprendió porque lo encontró “vacío tras la presunta deportación de niños de Ucrania hacia la Federación de Rusia o hacia otras zonas ocupadas por Moscú (…) Debía actuar”, aseguró. Este viernes informó que las pruebas reunidas y analizadas por sus investigadores eran contundentes: la Corte emitió una orden de captura contra el presidente de Rusia, Vladimir Putin, y su comisaria de niños.
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“Existen motivos razonables para creer que el presidente Putin y la señora Lvova-Belova tienen responsabilidad penal por la deportación y el traslado ilegales de ciudadanos ucranianos, niños de áreas ocupadas de Ucrania a la Federación Rusa”, informó. “Los incidentes identificados por mi Oficina incluyen la deportación de al menos cientos de niños sacados de orfanatos y hogares de cuidado infantil. Alegamos que muchos de estos niños han sido dados en adopción en la Federación de Rusia desde entonces. La ley se modificó en la Federación Rusa, a través de decretos presidenciales emitidos por el presidente Putin, para agilizar la concesión de la ciudadanía rusa, facilitando su adopción por familias rusas”, denunció.
Un informe del Laboratorio de Investigación Humanitaria de Yale concluyó que más de 6.000 niños recién nacidos y hasta los 17 años han estado bajo custodia de Rusia, en algún momento de la guerra, e identificó 43 instalaciones que forman parte de una red adonde son trasladados. “El objetivo primario de los campos parece ser la reeducación política, pues en 32 de estos lugares se expone a los niños a educación académica, cultural, patriótica y militar rusa”, informó en rueda de prensa Nathaniel Raymond, director de la investigación.
Rusia también fue acusada de apropiarse de menores en el 2014, cuando anexó la península de Crimea. Ucrania denunció ante el Tribunal Europeo de Derechos Humanos que más de 80 niños de Lugansk habían sido secuestrados en un puesto de control y llevados a Rusia; denunciaron también que familias rusas adoptaron a al menos a 30 menores de Crimea. “Los niños no son botín de guerra. Un gobierno no debería traficar con miles de niños. Esto pone de manifiesto lo que está en juego moralmente en la guerra de Ucrania”, advierte Nicholas Kristof en el New York Times.
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