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La Asamblea General de la ONU aprobó este jueves declarar el 11 de julio como el Día Internacional de conmemoración del genocidio en Srebrenica, cuestión que ha levantado una gran polémica en Serbia y los Balcanes, y que finalmente fue resuelta con un gran número de abstenciones.
El texto -que salió adelante por una ajustada mayoría simple: 84 votos a favor, 19 en contra y 68 abstenciones- fue propuesto por Alemania y Ruanda, y entre sus patrocinadores figuran EE.UU., Reino Unido, la mayoría de la UE (pero no España), numerosos países musulmanes y todos los de la antigua Yugoslavia, menos Serbia.
El presidente de Serbia, Aleksandar Vucic, que se desplazó exprofeso a Nueva York para la votación, cargó duramente contra el texto argumentando que, lejos de acercar la reconciliación entre bosnios musulmanes y serbobosnios en Bosnia, “abrirá la caja de Pandora” y propiciará “una división y una crisis regional en los Balcanes”.
“Yo sé cómo va a acabar esto (...) Haga lo que haga Serbia, se nos acusará de negar el crimen de Srebrenica. Quiero desenmascarar esta resolución falsa y politizada”, dijo.
Asimismo, el presidente de la República Srpska –entidad serbia sin reconocimiento internacional que representa el 49 % del territorio Bosnia y donde se ubica Srebrenica-, el prorruso Milorad Dodik, anunció en los últimos días que si se adoptaba la resolución, proclamaría la independencia de este territorio y su adhesión a la propia Serbia.
Naciones Unidas estableció como zona segura la pequeña ciudad de Srebrenica, en Bosnia oriental y limítrofe con la actual Serbia, para acoger a civiles que huían de combates entre el Gobierno bosnio y las fuerzas separatistas serbias en 1995. Sin embargo, estas, bajo las órdenes del general serbiobosonio Ratko Mladic, llevaron a cabo una operación con tintes de limpieza étnica en la que asesinaron a más de 8.000 personas.
Abstenciones entre los propios musulmanes
La declaración del Día Internacional por el genocidio de Srebrenica fue aprobada con dificultades por mayoría simple en la que incluso países musulmanes como Emiratos Árabes Unidos, Líbano, Kazajistán o Argelia se abstuvieron debido a sus reticencias del impacto que puede ocasionar en una ya de por sí tensa región.
Entre los que se opusieron a la resolución, además de Serbia, estuvieron Rusia, China -más otros de su órbita geopolítica como Cuba, Nicaragua, Siria, Mali y hasta Hungría.
La representante permanente de Alemania en la ONU, Antje Leendertse, tomó la palabra al inicio de la sesión para remarcar que la resolución pretende “concienciar y cerrar heridas del pasado”, pero que “no tiene el objetivo” de dirigirse contra Serbia sino contra los autores del genocidio.
Una postura critica muy duramente por el embajador de Rusia ante Naciones Unidas, Vasili Nebenzia, que calificó la jornada como “un capítulo muy triste de la historia” porque, según su visión, la resolución “tiene el objetivo de demonizar a uno de los pueblos de la antigua Yugoslavia”.
Por su parte, la organización Human Rights Watch (HRW) saludó la adopción de la resolución pero lamentó que “deja fuera cualquier referencia a la fuerza de paz de la ONU y su triste fracaso a la hora e proteger a los miles de bosnios, adultos o niños, que fueron ejecutados”.
La resolución, y sobre todo la controversia desatada en Serbia, “son un contundente recordatorio de que el proceso de rendición de cuentas por crímenes de guerra en la antigua Yugoslavia no ha terminado”, dijo HRW.
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