Pedro Sánchez, entre alegatos de persecución política y la narrativa ‘Begoña y yo’
Aún no se entiende por qué el presidente del Gobierno español decidió tomarse cinco días para dar a conocer si renuncia o no, tras las acusaciones de corrupción que recaen sobre su esposa. Mientras la derecha lo acusa de montarse en el bus de víctima y de buscar réditos políticos con ello, se está hablando sobre cómo el discurso “Begoña y yo” ha sido algo recurrente en su vida pública.
Pedro Sánchez anunciará el lunes si renuncia o no a ser presidente del Gobierno español, dadas las acusaciones de corrupción en contra de su esposa, Begoña Gómez. Por un lado, los socialistas le están mostrando su apoyo y le están pidiendo expresamente que no dimita. Por el otro, los populares, de donde viene la mayor oposición a su administración, dicen que es una “operación de supervivencia política”, o al menos así lo expresó Alberto Núñez Feijóo, líder del Partido Popular (PP). Según él, Sánchez estaría preparando el terreno para someterse a una cuestión de confianza en el Congreso, de la cual saldría victorioso con el apoyo de los independentistas catalanes, quienes resultaron claves a la hora de asegurar su actual mandato.
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Pedro Sánchez anunciará el lunes si renuncia o no a ser presidente del Gobierno español, dadas las acusaciones de corrupción en contra de su esposa, Begoña Gómez. Por un lado, los socialistas le están mostrando su apoyo y le están pidiendo expresamente que no dimita. Por el otro, los populares, de donde viene la mayor oposición a su administración, dicen que es una “operación de supervivencia política”, o al menos así lo expresó Alberto Núñez Feijóo, líder del Partido Popular (PP). Según él, Sánchez estaría preparando el terreno para someterse a una cuestión de confianza en el Congreso, de la cual saldría victorioso con el apoyo de los independentistas catalanes, quienes resultaron claves a la hora de asegurar su actual mandato.
Mientras que la Fiscalía solicitó que se archivara el caso de Gómez, mensajes políticos, de lado y lado, se han hecho escuchar en España. A partir de declaraciones públicas y privadas, el círculo cercano del presidente se ha encargado de hacerle sentir su respaldo. Por ejemplo, María Jesús Montero, número dos del PSOE, vicepresidenta primera y la persona que quedaría al frente del Gobierno y del partido en caso de que Sánchez dimita, aprovechó una entrevista en la cadena SER para hablarle directamente a él: “Quiero mandar desde aquí todo mi apoyo al presidente, transmitirle que estamos orgullosos de él, que lo necesitamos para que España siga avanzando”. Algo similar advirtió Félix Bolaños, ministro de Justicia, en conversación con Radiocable: “No nos puede doblar el pulso la jauría extremista con mentiras, bulos y patrañas para intimidarnos”.
Medios españoles, como El País, reportaron que la colectividad socialista no estaría pensando aún en el día después o en una salida política a esta crisis. Ahora bien, algo diferente se ha escuchado desde la otra orilla. Feijóo, de hecho, insistió en el imperativo de pedirle explicaciones a Sánchez: “Él sugiere que detrás está la oposición. No, está la justicia”. Sus críticas han estado llenas de ironías, como esta: “El presidente no puede dimitir como quien se va de puente porque no le dan la razón. Y montar un espectáculo de adolescente para que vayan detrás diciéndole que no se vaya y se quede. Ser presidente es algo más serio. Es rendir cuentas también”.
Los populares le cuestionan, entre otras cosas más, los argumentos de su carta, en la que se lee: “Muchas veces se nos olvida que tras los políticos hay personas. Y yo, no me causa rubor decirlo, soy un hombre profundamente enamorado de mi mujer que vive con impotencia el fango que sobre ella esparcen día sí y día también”. Pero, en cierto sentido, esa actitud no sorprende. Inma Carretero, en el análisis titulado Begoña Gómez, fortaleza y talón de Aquiles del presidente, publicado en El País, recuerda que la narrativa de Sánchez siempre ha sido esa: “Begoña y yo”, y la ha plasmado en sus libros, así como en declaraciones públicas y privadas, como cuando en un acto de presentación de las listas del PSOE, en 2015, gritó: “¡Recibamos a Begoña Gómez y al próximo presidente del Gobierno!”.
Lucía Méndez, en la columna Nadie conoce a nadie, del periódico El Mundo, menciona algo similar. De hecho, enfatiza en que Sánchez fue el presidente que tuvo que hacerle frente a la pandemia, a la par que recibía insultos. Sin embargo, escribió la columnista, él está diciendo que “antes que todo ese relato épico construido por él mismo, Pedro Sánchez es un marido que quiere a su mujer. Y que ella, Begoña Gómez, está sufriendo”. Durante la época del coronavirus, Méndez le alcanzó a preguntar al mandatario cómo asumía todo lo que se decía de él, y más en un momento tan duro y lleno de incertidumbre, cuando se esperaba mayor respaldo. Recuerda que la respuesta fue: “Estoy hecho a todo”. Ahora bien, afirmó ella, “parece que estaba hecho a que lo insultaran a él, pero no a ver a diario titulares sobre su mujer dudando de su honorabilidad”.
Nadie conoce a nadie, esa es su conclusión: la derecha cree que el presidente se está montando en el bus de la víctima. La izquierda, por su parte, lo considera muy de izquierda. Y, en el medio, según Méndez, los socialistas están en shock, además de que analistas, periodistas, politólogos, columnistas y redes sociales están especulando “sobre el papel de los traumas personales en el curso de la historia de los países”, más aún sobre por qué le tomaría cinco días decidir si continúa al frente del gobierno: “Pensar que se trata de una impostura melodramática, para decirnos el lunes que ‘lo del miércoles era un repente que me dio, pero he decidido quedarme para vencer al dragón de la ultraderecha’, se antoja un poco demasiado”.
El docente Jerónimo Ríos lee esto también en clave de algo que Sánchez ha venido denunciando desde hace un tiempo, sobre todo desde su última campaña, que le dio la victoria el año pasado: el papel desinformador de medios de derecha y extrema derecha en España. “Todo el maltrato mediático contra su mujer lo que ha hecho es reafirmar el reclamo de tener un marco infamativo, respetuoso y garante de unos mínimos compromisos de estabilidad y veracidad democrática”.
Reconoce, además, que la situación tomó por sorpresa a los “varones” del PSOE y que, aunque hay voces disidentes, se siente a Sánchez como una figura fuerte y “cohesionadora del partido”. Más aún, dijo estar decepcionado de la respuesta que se ha conocido hasta el momento: “Esto ha mostrado la miseria política de dirigentes, como Feijóo y Santiago Abascal, en momentos en los que se necesitaba mantener un discurso riguroso para evitar que la manipulación mediática se normalice en el debate español”. Esto, teniendo en cuenta que Manos Limpias, el grupo de ultraderecha que denunció a Gómez en un juzgado en Madrid, dijo que se basó en información del medio digital El Confidencial y que la acusación sería responsabilidad de quienes la publicaron.
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