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Periodistas y activistas rusas opositoras de Putin fueron envenenadas en Europa

El medio ruso The Insider publicó una investigación en la que tres mujeres reportaron síntomas de envenenamiento similares después de haber huido de Rusia hacia otros países europeos por amenazas.

16 de agosto de 2023 - 08:30 p. m.
Las tres mujeres eran conocidas por denunciar al régimen de Vladimir Putin, por lo que tuvieron que huir y trabajar desde diferentes puntos de Europa, en los que habrían sido envenenadas.
Las tres mujeres eran conocidas por denunciar al régimen de Vladimir Putin, por lo que tuvieron que huir y trabajar desde diferentes puntos de Europa, en los que habrían sido envenenadas.
Foto: EFE - STRINGER
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Elena Kostyuchenko, Natalia Arno e Irina Babloyan reportaron síntomas similares de envenenamiento: dolores de cabeza y en el abdomen, náuseas y dificultades para concentrarse. Las tres mujeres habían huido de Rusia, alentadas por sus colegas, quienes les habían dicho que si quedaban, algo grave les pasaría.

El medio ruso The Insider, reconocido por su trabajo de periodismo investigativo, publicó una investigación que conecta los tres casos, en los que todavía no se ha determinado el culpable.

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El viaje a Múnich de Kostyuchenko

La huida empezó por una publicación de Novaya Gazeta, un medio independiente ruso, en la que denunciaba las torturas y secuestros a los que estaban sometidos ciudadanos ucranianos a manos de soldados rusos en Jersón. Los periodistas del medio habían sido previamente sujeto a amenazas e incluso a ataques mortales: siete de ellos fueron asesinados por su trabajo de investigación. Eso no desalentó a Kostyuchenko, quien decidió seguir investigando.

Tenía un viaje planeado a Mariúpol, del que solo sabían su jefe en el medio y su editora, pero un colega le advirtió que el Ejército ruso sabía que iba a ir y habían autorizado una orden para encontrarla. Casi una hora después, un funcionario ucraniano la llamó para decirle que el asesinato de una periodista del Novaya Gazeta estaba siendo planeado.

Kostyuchenko decidió mudarse a Alemania, donde pensó que estaría a salvo. Allí recibió una llamada en abril del 2022, en la que le dijeron que no podría volver a Rusia, porque sería asesinada.

Siguió trabajando con un medio ruso, con el que planeaba volver a Ucrania. Tuvo que viajar a Múnich para sacar la visa, donde la recibió una amiga. Allá, reportó no sentir el sabor de la comida y, en el tren de vuelta a Berlín, otros síntomas aparecieron.

“Mojé las toallas de papel y empecé a secarme. Estaba sudando mucho. El olor del sudor era fuerte y extraño, era como fruta podrida”, afirma.

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La periodista empezó a perder la conciencia, no respiraba bien y se le dificultaba caminar para llegar hasta su casa. Al día siguiente se levantó con un fuerte dolor en el abdomen, vértigo, náuseas e insomnio. Diez días después fue al médico, donde le hicieron unos exámenes. Se le asoció con hepatitis viral y covid-19, pero aparecieron nuevos síntomas, como inflamación en todo el cuerpo y sangre en la orina, por lo que no se podía determinar exactamente.

Fue al hospital universitario Charité, que atendió a Alexei Navalny, opositor ruso quien también fue envenenado, e hizo los reportes a la policía alemana. Pero nunca se hicieron los exámenes adecuados para saber con certeza qué fue lo que le sucedió. El caso se cerró el 20 de febrero, pero se volvió a abrir en julio, para tomar pruebas de sangre adicionales.

Los expertos contactados por The Insider afirman que el caso solo puede ser explicado por un envenenamiento, que pudo haber sido ingerido o con absorción por la piel.

Una puerta de hotel abierta en Praga

Natalia Arno, la fundadora de la fundación estadounidense Free Russia, que apoya a activistas, periodistas, organizaciones civiles y prisioneros de guerra, sabía que el presidente Putin los tenía en la mira. Habían sido declarados una organización “indeseable” y uno de sus integrantes había sido envenenado dos veces en sus viajes a Rusia.

En mayo del 2023, Arno volvió a su hotel en Praga después de participar en un evento privado. Allí notó que la puerta estaba abierta y que había un olor extraño. En la madrugada, se despertó por un dolor muy fuerte en los dientes. Otros síntomas como dolor en el resto del cuerpo, un sabor metálico en la boca y visión borrosa aparecieron más tarde. Ya en julio del 2021 le había pasado algo similar cuando estaba en Vilna, Lituania, en un viaje con activistas. Esa vez tuvo un sarpullido y fiebre.

Cambió sus tiquetes para viajar antes a Estados Unidos, donde buscó ayuda médica. Los resultados de sus exámenes de sangre alertaron al FBI, quienes confiscaron las pertenencias con las que había viajado. Aunque la investigación arrojó que no era Novichok, una de las armas químicas que se desarrollaron en la Unión Soviética, los médicos de Arno sostienen que sí fue envenenada, específicamente por toxinas que atacan el sistema nervioso.

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Muchos síntomas y sin respuestas

El pasado octubre, Babloyan dejó su trabajo como periodista en la cadena de radio Ekho Moskvy y se mudó a un hotel en Georgia. El 25 de ese mes, se levantó sintiéndose débil y mareada. En la noche, sus manos y sus pies se tornaron morados y parecía que estuvieran ardiendo.

“Sentía que mi cuerpo no me pertenecía, se sentía algodonoso y estaba pasando por una ansiedad muy fuerte”, afirmó la periodista.

Sin darles mucha importancia a sus síntomas, decidió viajar a Ereván, la capital de Armenia. En el hotel, empezó a sentir náuseas, un sabor metálico en la boca y partes de su cuerpo estaban rojas. Creyó que eran alergias, pero los exámenes salieron negativos.

Aunque los síntomas persistieron, fue meses después que envió sus exámenes de sangre al hospital Charité. Varios días pasaron, hasta que el lugar le dijo que había perdido sus muestras. La policía alemana la interrogó sobre los sucesos antes de presentar los síntomas. Pero hasta ahora el hospital no le ha dado respuesta.

Los expertos que contactó The Insider concuerdan en que lo más probable es que Babloyan presente un caso de envenenamiento. Sin embargo, es difícil probar esto, pues ya pasó mucho tiempo y las toxinas pueden haber desaparecido.

Desde lo sucedido, las mujeres siguen trabajando en denunciar al gobierno ruso, pero ahora lo hacen tomando todas las precauciones posibles. Kostyuchenko ha instado a otras personas rusas que escaparon a ser cuidadosas y reportar inmediatamente cualquier síntoma atípico a profesionales de la salud. The Insider continúa investigando todos los casos de posible envenenamiento.

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