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Con una votación de 237 votos a favor (de conservadores y nacionalistas), 179 en contra y 31 abstenciones, el Parlamento de Polonia aprobó la extensión del estado de emergencia en la frontera con Bielorrusia, el cual comenzó a regir a principios de septiembre con una duración de treinta días. Sin embargo, con la decisión del legislativo, la medida se prolongará por sesenta días más.
El ministro del Interior de Polonia, Mariusz Kaminski, respaldó la decisión, argumentando que varios migrantes (estimando que este año han entrado cerca de 11.500 de ellos, de los cuales 1.500 han sido detenidos) tienen vínculos con “grupos radicales o criminales”. Sin embargo, organizaciones no gubernamentales han reportado que hay una crisis humanitaria en la frontera, donde han muerto cerca de seis personas de frío, hambre o agotamiento.
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Apenas hace algunas semanas se conoció que un migrante iraquí murió en la frontera con Bielorrusia. “Un grupo de migrantes provenientes de Irak fue retenido a 500 metros de la frontera con Bielorrusia”, informó la policía fronteriza de Polonia a través de Twitter. “Uno de los hombres, aunque fue reanimado por la patrulla y los socorristas, murió probablemente de una crisis cardíaca”, complementó la institución a través de un comunicado.
Migrantes provenientes de países asiáticos, como Irán, Siria, Afganistán, entre otros, son los que tratan de cruzar las fronteras entre Bielorrusia y la Unión Europea, a través de Lituania, Letonia y Polonia. Se cree que el régimen de Minsk impulsa estos flujos migratorios en respuesta a las sanciones europeas impuestas a raíz de la represión política que se vive dentro del país.
La medida del estado de emergencia ha sido criticada por organizaciones no gubernamentales, pues impiden la atención a los recién llegados e, incluso, bloquea la entrada a no residentes, incluidos los periodistas. Y es que, según se lee en el diario La Vanguardia, el estado de emergencia en la frontera comenzó a regir en septiembre cubriendo una franja de más de 400 km de largo y tres de ancho, donde hay casi 200 ciudades y pueblos, permitiendo el acceso únicamente a quienes trabajan y viven en la zona. A esto se suma la instalación de espirales de alambre de púas para impedir el paso de los migrantes.
Según el Gobierno, las extremas medidas vienen dictadas por la necesidad de “defender la seguridad nacional” ante la “guerra híbrida” que practica el régimen de Alexánder Lukashenko, presidente de Bielorrusia, que utiliza el arma humana con el fin de desestabilizar a Polonia y la UE, se lee en el diario español.
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