Presa por dibujar: el drama de una activista LGBT en la Rusia de Putin
La persecución por parte del gobierno ruso a la activista Yulja Tsvetkova, acusada de supuestamente quebrar una ley que prohíbe la “propaganda gay”, ilustra las dificultades que tienen los miembros de la comunidad LGBTI para vivir y exigir por sus derechos en una Rusia cada vez más conservadora.
Jesús Mesa / @JesusMesa
Cuando la ilustradora rusa Yulja Tsvetkova, de 26 años, supo que una pareja del mismo sexo tuvo que huir de Rusia, junto con sus dos hijos, tras sufrir una fuerte persecución por parte de las autoridades, hizo un dibujo en señal de solidaridad y lo publicó en internet.
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Cuando la ilustradora rusa Yulja Tsvetkova, de 26 años, supo que una pareja del mismo sexo tuvo que huir de Rusia, junto con sus dos hijos, tras sufrir una fuerte persecución por parte de las autoridades, hizo un dibujo en señal de solidaridad y lo publicó en internet.
“Donde hay amor, hay una familia. Apoya a las familias LGBT”, escribió Tsvetkova en una ilustración que muestra a dos familias homoparentales con sus hijos. Un dibujo que se hizo viral en redes sociales y que hoy la tiene metida en un serio lío con el gobierno de su país.
Meses después de que la ilustración fuese publicada en internet, las autoridades rusas le notificaron a Yulja que estaba siendo investigada por haber quebrado la ley, específicamente una legislación que prohíbe la “propaganda gay” en Rusia. Desde entonces, la activista se encuentra recluida en su casa y se enfrenta a una posible pena de 15 años de cárcel.
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Yulja no es la primera víctima de la ley contra la “propaganda gay” en Rusia. Desde 2013, en el país existe una legislación que condena cualquier tipo de “promoción de la homosexualidad” a menores de edad, la cual ha sido condenada por diferentes organizaciones internacionales.
“En Rusia ser parte de la comunidad LGBT es más grave que ser un homicida”, cuenta Yulja a El Espectador desde Komsomolsk-on Amour, una remota y pequeña ciudad al este del país. “El activismo a favor de nuestros derechos es peligroso, pues hay personas que quieren desde hace tiempo callarnos”, agrega la activista.
Y es que los problemas para Yulja comenzaron antes de que la policía diera con sus ilustraciones. Ella es una de las numerosas víctimas de Timur Bulatov, un hombre que desde San Petersburgo se ha hecho famoso en internet por liderar una “yihad moral” contra las personas LGBT.
Bulatov se ha hecho conocido en Rusia por identificar a través de internet a supuestos maestros LGBT, denunciarlos ante los directores de las escuelas y exigir su despido para proteger a los niños contra la “propaganda gay”. Yulja, quien trabajaba en una escuela de la ciudad como profesora de teatro, fue en noviembre del año pasado un objetivo de su persecución. La presión fue tal, que luego de que el hombre escribiera a los padres de sus alumnos y a las directivas de la escuela, perdió su empleo como profesora. Ahora Yulja se encuentra recluida en su casa, con un brazalete atado a su pie que le impide salir, y a la espera de un juicio en el que podría ir presa hasta por 15 años por “distribuir pornografía”, según el reporte oficial.
Tatyana Vinnichenko, directora del Centro Comunitario de Moscú para Iniciativas LGBT, el cual brinda asistencia legal a Tsvetkova y a su madre, dice que el verdadero propósito de la ley de 2013 es hostigar a los activistas y evitar manifestaciones públicas.
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“Es una ley discriminatoria que se utiliza como herramienta de represión para desacreditar a los activistas”, explica Vinnichenko. “Se usa quirúrgicamente para luchar contra aquellos que irritan el régimen. Lo más probable es que la actividad (de Tsvetkova) fuera demasiado evidente e indeseable para alguien”.
Y es que ser homosexual en la Rusia de Putin no es fácil. A pesar de recibir críticas de diferentes organizaciones mundiales, como las Naciones Unidas, el gobierno ruso ha insistido en aplicar la ley contra la “propaganda gay” para hostigar y silenciar a los activistas LGBT, reprimir las protestas pacíficas y censurar la expresión en línea, bajo la excusa de que es pornografía o material no apto para los niños.
“Esta no es la primera vez que me siento perseguida por mi activismo”, relata Yulja. La ilustradora recuerda que en marzo del año pasado fue avisada por las autoridades por una serie de dibujos en los que defendía los derechos de la comunidad transgénero, que fueron considerados “pornográficos”.
“Fui notificada de que alguien había hecho una denuncia anónima argumentando que estaba corrompiendo a los niños”, relata Yulja, quien cuenta que desde que se supo de su detención ha sido objeto de ataques por varios grupos que la discriminan por su activismo.
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La violencia contra la comunidad LGBT en Rusia es un verdadero problema. En el país, los crímenes de odio contra los homosexuales no están tipificados en el Código Penal, algo grave si se tiene en cuenta que los ataques y hostigamientos contra sus miembros aumentó en el último año, de acuerdo con organizaciones como Human Rights Watch y la plataforma internacional All Out, que defiende los derechos LGBT.
Pero como si ya de por sí no fuera difícil ser homosexual en Rusia, el presidente Vladimir Putin planea hacerles la vida más difícil en los próximos años. En febrero, el mandatario sorprendió con una propuesta para reformar la Constitución que, entre otras cosas, prohíbe el matrimonio entre parejas del mismo sexo, así como la adopción de niños por parte de parejas homosexuales.
Sobre esta propuesta del presidente ruso, Yulja manifiesta no estar sorprendida, pues desde hace rato el gobierno estaba revelando su verdadero rostro frente a la comunidad LGBTI. “Lo único que faltaba era hacer de la homofobia algo oficial”, opina la activista, quien ha tenido que vivir de primera mano el hostigamiento y que, en unos meses, sabrá si el simple hecho de dibujar le significará la pérdida de su libertad. “En Rusia, nada se sabe”, dice.