Putin contra sí mismo: las elecciones presidenciales en Rusia
Este 15 de marzo iniciarán las votaciones en Rusia y se extenderán hasta el domingo. Saldrán cuatro candidatos en el tarjetón electoral, pero el resultado está cantado: Vladimir Putin saldrá victorioso una vez más.
María José Barrios Figueroa
A partir de este viernes, Rusia saldrá a votar. Un total de 112,3 millones de votantes en el país, sumados a los 1,9 millones en el extranjero, tendrán hasta el 17 de marzo para llenar el tarjetón electoral. En un Estado en medio de una guerra y en el que no hay libertad de expresión, no hay mayor expectativa sobre lo que pueda ocurrir. No hará falta esperar hasta este domingo para conocer el resultado: Vladimir Putin, quien ha sido casi que el único jefe de Estado que ha tenido Rusia en todo el siglo XXI, saldrá victorioso.
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A partir de este viernes, Rusia saldrá a votar. Un total de 112,3 millones de votantes en el país, sumados a los 1,9 millones en el extranjero, tendrán hasta el 17 de marzo para llenar el tarjetón electoral. En un Estado en medio de una guerra y en el que no hay libertad de expresión, no hay mayor expectativa sobre lo que pueda ocurrir. No hará falta esperar hasta este domingo para conocer el resultado: Vladimir Putin, quien ha sido casi que el único jefe de Estado que ha tenido Rusia en todo el siglo XXI, saldrá victorioso.
Por primera vez en una elección presidencial, tres días fueron destinados para la votación, que también ocurrirán en las regiones de Lugansk, Donestk, Jersón y Zaporiyia, anexadas ilegalmente por Rusia. Este tipo de votación ya había pasado con el referendo del 2020 sobre reformas constitucionales que permitirían que Putin pudiera mantenerse en el poder por dos periodos más. El pasado diciembre, Ella Pamfilova, la presidenta de la Comisión Central Electoral de Rusia (CCE), anunció que se tomarían las mismas medidas para esta votación, pues ya “se estaba convirtiendo en una tradición en [su] sistema electoral”.
“Se utilizó por primera vez durante la pandemia [de covid-19], pero con el tiempo a la mayoría de los votantes llegó a gustarles el formato por sus otras ventajas”, afirmó en un comunicado.
Las críticas a este modelo señalan que con periodos más largos de votación se hace más fácil la comisión de fraude. Esto especialmente porque las urnas se guardan en centros de votación en las noches y esto hace que la revisión de irregularidades por parte de trabajadores electorales y observadores se complique.
Incluso si fueran un solo día, la votación estaría resuelta desde el inicio: Putin, de 71 años, ganará. De acuerdo con VTsiom, una encuestadora controlada por el Estado, el 75 % de los ciudadanos rusos votaría por el actual mandatario. Una encuesta de Levada Center, que no es controlado por el Kremlin, sobre la aprobación del jefe de Estado, arrojó que más del 80 % lo avala, con un incremento después del inicio de la invasión rusa. Sin embargo, estas mediciones no son del todo confiables, no solamente por la vigilancia bajo la que opera todo en Rusia, sino también teniendo en cuenta que existe miedo entre la población de criticar a Putin.
“Lo que va a pasar en Rusia no son elecciones, sino se trata de un espectáculo, un ritual político, en el que la gente no escoge a un candidato según su programa o según otras preferencias, sino que hacen parte de unos rituales que buscan dar este tipo de legitimidad a Putin. Buscan comprobarle, le dan una base para decir que la gente lo está apoyando, pero no se trata del mismo tipo de apoyo que uno consigue cuando hay unas elecciones democráticas donde hay una libre competencia de los candidatos, donde hay libertad de expresión”, dice Vladimir Rouvinski, profesor de la Universidad Icesi.
Aun así, en el tarjetón electoral saldrán otros tres candidatos al lado de Putin, pero cuyo apoyo no suma más de 13 %. El primero de ellos, con una intención de voto del 6 %, es Vladislav Davakanov, del partido Nuevo Pueblo. Se ha declarado un candidato antiguerra, asegurando que buscará la paz con Ucrania por medio de negociaciones, normalizará las relaciones con países de Occidente y detendrá la persecución contra la oposición. Tiene sanciones de Estados Unidos, la Unión Europea y Reino Unido por “violar la integridad soberana y territorial de Ucrania”.
El segundo es Nikolai Kharitonov, del Partido Comunista, con un 4 % de apoyo. Ha sido miembro de la Duma desde 1993 y en campaña aseguró que evitaría criticar a Putin. Además de tener a su nombre sanciones de las mismas partes que Davakanov, ha dicho que terminará con la participación de Rusia en la Organización Mundial del Comercio (OMC) y el Fondo Monetario Internacional (FMI).
El tercero es Leonid Slutski, del Partido Liberal Democrático, con una intención de voto del 3 %. Llamado el “Harvey Weinstein ruso” por acusaciones de acoso sexual, ha sido parte de la Duma desde el 2000 y afirma que el “principal objetivo” de su programa electoral es “una victoria final y rápida” de la “noble y sagrada operación militar” de Rusia en Ucrania.
Ninguno de ellos es un verdadero rival para Putin. Como es costumbre, no hubo debates entre los candidatos y tampoco ocurrieron mítines. Sin programas ni actos electorales, el actual mandatario está más que seguro de su victoria, aliado con un CCE que rechazó las candidaturas de Boris Nadezhdin y Yekaterina Duntsova, quienes estaban amasando un apoyo inesperado, bajo argumentos de errores en los documentos de postulación.
“Putin necesita estos otros candidatos para realmente declarar su victoria frente a unas alternativas que no lo son. Su rol es de actores en un espectáculo cuyo papel está predeterminado”, asegura Rouvinski.
La oposición, que recientemente recibió como un golpe la muerte de Alexéi Navalni, quien había sido el líder opositor más prominente, ha criticado sin cesar las votaciones. El activista anti-Putin Leonid Volkov llamó los comicios un “circo” y aseguró que se trataba de “un esfuerzo propagandístico para extender la desesperanza”. La situación se hace aún más evidente si se tiene en cuenta que el mandatario ha tenido “un tratamiento preferencial por parte de los medios”, que lo mencionan al menos 10 veces más que a su “competencia”.
“Para votar contra Putin, solo voten por cualquier otro candidato”, dijo Navalni en una de sus últimas apariciones ante los jueces, el 8 de febrero. En un país en el que está prohibido salir a marchar y quienes muestran tener posiciones que no concuerdan con el Kremlin no pueden salir en el tarjetón electoral, la oposición se muestra en otras formas.
“Cualquier otro resultado que no sea una victoria de Vladimir Putin es imposible, es una fantasía”, le comentó Alexéi, un ciudadano ruso de San Petersburgo, a Al Jazeera. “Voy a votar sólo para limpiar mi conciencia: es la última oportunidad de protestar en Rusia sin el peligro evidente de ser detenido. En general, creo que es importante acudir a las elecciones, aunque nunca decidan nada en Rusia”.
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