¿Qué es el jubileo y por qué será un año santo para los católicos?
Roma, que espera a más de 30 millones de peregrinos, es el escenario de esta celebración católica que se extenderá hasta enero de 2026. El jubileo fue creado con la intención de que los fieles profundicen su relación con Dios y ganen la indulgencia.
Para los fieles católicos, el jubileo es el año del perdón de los pecados, la reconciliación, la conversión y la penitencia sacramental. Este fue inaugurado por el papa Francisco el 24 de diciembre, en la Basílica de San Pedro, tras abrir la puerta santa del Vaticano, lo que causó un efecto dominó en las de la prisión de Rebibbia y las de la Basílica de San Juan de Letrán. En estos días se abrirán las de Santa María la Mayor y San Pablo Extramuros, los próximos 1 y 5 de enero, respectivamente.
A lo largo de la celebración, que durará hasta el 6 de enero de 2026, se espera una gran cantidad de peregrinaciones por toda Roma, además de varios eventos culturales para más de 30 millones de personas que llegarán a la capital italiana. El sumo pontífice les concederá indulgencia plenaria a los fieles que viajen hasta la ciudad y realicen determinadas actividades religiosas, como pasar por la puerta santa, confesarse, comulgar, rezar y realizar una obra de piedad, misericordia o penitencia.
La celebración actual tiene por lema “Peregrinos de esperanza”. El primer año jubilar se remonta al instaurado por el papa Bonifacio VIII, en el año 1300, con la intención de crear un período especial de reflexión para que los creyentes profundizaran la relación con Dios y se ganaran la indulgencia. Tiempo después, desde 1450, esta fiesta se desarrolla cada 25 años, aunque ha habido algunos extraordinarios. El año santo tiene sus raíces litúrgicas en el Antiguo Testamento.
“Que la luz de la esperanza cristiana pueda llegar a todas las personas, como mensaje del amor de Dios que se dirige a todos. Que la Iglesia sea testigo fiel de este anuncio en todas partes del mundo”, dijo el jerarca católico en la inauguración del jubileo, que reunirá a personas de diferentes partes del mundo. En su pedido, Francisco también expresó su deseo para que se acoja, “con plena participación, tanto el anuncio de esperanza de la gracia de Dios como los signos que atestiguan su eficacia”, un llamado que extendió a todos los creyentes, no solo para quienes estén en Roma.
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Para los fieles católicos, el jubileo es el año del perdón de los pecados, la reconciliación, la conversión y la penitencia sacramental. Este fue inaugurado por el papa Francisco el 24 de diciembre, en la Basílica de San Pedro, tras abrir la puerta santa del Vaticano, lo que causó un efecto dominó en las de la prisión de Rebibbia y las de la Basílica de San Juan de Letrán. En estos días se abrirán las de Santa María la Mayor y San Pablo Extramuros, los próximos 1 y 5 de enero, respectivamente.
A lo largo de la celebración, que durará hasta el 6 de enero de 2026, se espera una gran cantidad de peregrinaciones por toda Roma, además de varios eventos culturales para más de 30 millones de personas que llegarán a la capital italiana. El sumo pontífice les concederá indulgencia plenaria a los fieles que viajen hasta la ciudad y realicen determinadas actividades religiosas, como pasar por la puerta santa, confesarse, comulgar, rezar y realizar una obra de piedad, misericordia o penitencia.
La celebración actual tiene por lema “Peregrinos de esperanza”. El primer año jubilar se remonta al instaurado por el papa Bonifacio VIII, en el año 1300, con la intención de crear un período especial de reflexión para que los creyentes profundizaran la relación con Dios y se ganaran la indulgencia. Tiempo después, desde 1450, esta fiesta se desarrolla cada 25 años, aunque ha habido algunos extraordinarios. El año santo tiene sus raíces litúrgicas en el Antiguo Testamento.
“Que la luz de la esperanza cristiana pueda llegar a todas las personas, como mensaje del amor de Dios que se dirige a todos. Que la Iglesia sea testigo fiel de este anuncio en todas partes del mundo”, dijo el jerarca católico en la inauguración del jubileo, que reunirá a personas de diferentes partes del mundo. En su pedido, Francisco también expresó su deseo para que se acoja, “con plena participación, tanto el anuncio de esperanza de la gracia de Dios como los signos que atestiguan su eficacia”, un llamado que extendió a todos los creyentes, no solo para quienes estén en Roma.
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